Una Palabra Importante acerca de las Fuerzas Ocultas y la Meditación

Sin embargo, en el caso de que no sean mentirosos, embusteros y estafadores en el sentido usual, entonces se los puede ser considerar como aquellos que están bajo la categoría de los que se engañan a sí mismos a través de su propia creencia o fanatismo, viviendo en ideas obsesivas, porque por medio de sus propias fuerzas mentales y sentimentales, ellos crean y dan vida dentro de sí mismos a entidades que en poco tiempo los dominan de tal forma que en cualquier momento oportuno o inoportuno, estas entidades pueden entrar en contacto con la misma persona que los generó, pudiendo inclusive comunicarse con ella. De esta manera, aquellos que generan estas entidades dentro de sí mismos escuchan voces imaginarias auto-creadas, en tono bajo o alto, con las que pueden conversar como lo hacen dos personas mutuamente. También es posible, y esto ocurre con frecuencia, que algunas personas, a través de sus fuerzas ocultas inconscientes, crean dentro de sí a entidades que se comunican con ellos y hablan con las voces de difuntos que pasaron al más allá hace años o incluso siglos o milenios atrás, sin que los propios creadores de las entidades interiores hayan conocido a los difuntos. El hecho que estas voces puedan desarrollarse se debe muy sencillamente al hecho de que todos los seres humanos, en forma colectiva, crean un reservorio inconsciente y espiritual que almacena todo su conocimiento, como unidad colectiva, así como en forma individual, en los bancos de memoria del planeta (crónica Akasha), desde donde se pueden extraen los impulsos del conocimiento (en este caso una voz) por el creador de las entidades interiores; los impulsos entonces se expresan a través de la entidad interior, dominando y descarriando a la persona.
En casos muy degenerados, como también lo demuestra toda la historia humana a través de milenios, siempre ocurre que los seres humanos, por medio de sus fuerzas ocultas, generan dentro de sí a entidades que entonces dominan a quien las generó hasta en la última fibra de su propio ego, ejerciendo un poder absoluto sobre él, y de tal manera que el cuerpo físico del creador de la entidad finalmente se desintegra lenta pero inevitablemente y se destruye. Esto puede suceder especialmente cuando un ser humano genera dentro de sí a varias entidades que lo dominan en forma alterna o que actúan una contra la otra de manera destructiva, destruyendo así también al ser humano.
¿Pero qué son estas entidades creadas por el ser humano dentro de sí mismo mediante las fuerzas ocultas? Muy sencillo: tal entidad interior representa un segundo ego, es decir, un segundo yo. Esta entidad puede volverse tan fuerte ante la persona que la creó que se puede volver autónoma, de modo que consecuentemente puede entrar en contacto por voluntad propia con el yo de la persona que la creó. Esta autonomía y voluntad propia se basa en que el yo de la entidad creada está marcado con más fuerza que el yo del creador.