Armas, falsa educación, matar, guerra
¿Por qué mata el ser humano a sus semejantes o se mata a sí mismo?
Por Eduard Albert Meier
Desde el comienzo, debe decirse que un arma no tiene ninguna conciencia, ningún cerebro, así como ningún poder decisorio y ninguna voluntad para matar, sino que sólo el ser humano está en condiciones de pensar y decidir cuándo quiera utilizar un arma. Esta puede ser de muy variados tipos, no pudiéndose omitir prácticamente nada, de forma que, por tanto, el arma abarca desde la simple mano hasta el arma de estocada, de estrangulación, de envenenamiento, asfixia, ahogamiento y arma de fuego, etc.; a saber, se mata de innumerables formas; y cuando el ser humano mata, entonces lo hace o bien de forma consciente e intencional, por arrebato incontrolado, por imprudencia, por malicia, o bien, por negligencia, etc. Sin embargo, nunca es la propia arma la que desempeña la acción de matar, sino que es el ser humano, pues el arma, sea del tipo que sea, permanece y es, sólo el instrumento correspondiente con el cual se mata... Y si va a matar o no, esto sólo lo decide el ser humano; sin embargo, es un hecho que las armas influyen especialmente la capacidad de decisión del ser humano en lo referente a matar. Con todo, no juega ningún papel si se mata defendiéndose o por odio, venganza, en arrebato o por otros motivos, pues en todo caso es y permanece siempre el ser humano responsable de ello. Incluso si se ve solo frente a otro que sea más fuerte, o que lleve consigo cualquier objeto o bien un arma adecuada, entonces el ser humano, de inmediato se siente amenazado, ve peligro para su cuerpo o incluso para su vida y se pone a la defensiva. No obstante, esto sucede sólo porque el propio mundo de los pensamientos y sentimientos no sigue las leyes y mandamientos creacionales-naturales sino que está orientado en sí mismo al miedo, violencia, odio, celos y venganza, etc., en vez de orientarse al verdadero amor, paz, libertad, virtudes, equilibrio y armonía. Y si estos valores faltan en el interior del ser humano, entonces él será dominado por los valores contrarios en parte de forma socavada y en parte de manera evidente, lo que le convierte en desconfiado, malo y agresivo, tan pronto reconoce o ve en algún otro ser humano algo que él asocia con miedo o peligro o que le provoque odio, celos o bien venganza. De este modo la conciencia del ser humano se manipula de tal forma que pasa automáticamente a una postura defensiva, a través de que otro sea más fuerte, a través de objetos cualquiera o bien un arma, que el otro lleva consigo o a través de ademanes amenazantes. Pero todavía falta algo, pues cuando el mismo ser humano, es superior en fuerza a los otros, o bien tiene a disposición cualquier arma, sin importar de qué clase sea, su conciencia estará manipulada a través de esta arma y le proporcionará la impresión ilusoria de que él es invencible.