Armas, falsa educación, matar, guerra

En esta ilusión, libera insospechadas agresiones, es decir, también aún cuando sólo tiene el arma en su posesión o bien la sostiene en la mano. Pero si un arma está en poder de otra persona, entonces este hecho por sí solo provoca angustia y terror, pues tan sólo el conocimiento en torno a ello o bien una prueba visual son suficientes. Pero también es verdad que un arma tiene la capacidad de manipular completamente la conciencia, los pensamientos y sentimientos de un ser humano hasta el fanatismo; es decir, en todos los aspectos y no solamente cuando es insensible, maligno, carente de libertad, inquieto, desequilibrado y disarmónico, sino simplemente entonces cuando pierde el control sobre sí mismo y su actuar.

Cuando el ser humano tiene miedo, se siente en peligro, percibe odio dentro de sí mismo, tiene pensamientos de venganza y desquite, o está rabioso de celos, y si al mismo tiempo tiene un arma en la mano, entonces se siente bien, preparado, fuerte y poderoso y se excita intensamente. En este estado, desde una pequeña zona del cerebro intermedio, desde el hipotálamo, se mueven con enorme rapidez señales confusas, para la producción de la hormona sexual testosterona; esto es, en cantidad creciente. La hormona sexual testosterona vertida en gran cantidad, en semejante momento aproximadamente una mitad más de lo normal no fomenta solamente la capacidad de rendimiento y el estado de apetencia sexual, sino en gran medida también la agresión. Ya solamente la vista o el manejo de un arma, sea de la clase que sea, fomenta la disponibilidad de las personas a la violencia, actuando la testosterona como una droga; y para decirlo así, es para el cerebro como un doping. Y para el ser humano, esto es así desde la antigüedad, ya que él no se ha dedicado verdaderamente al amor, la paz, la libertad, el equilibrio, a las virtudes y la armonía, tal como estos valores están básicamente determinados por las leyes y los mandamientos creacionales-naturales. Y también es un hecho, que desde tiempos inmemoriales la fuerza de atracción de las armas, está profundamente anclada en la memoria humana, y esta fuerza de atracción, en consecuencia, siempre penetra en la conciencia y con ello en los pensamientos, a través de lo cual, según la manera, pueden ser influenciados y degenerados los pensamientos y la psique. Pero esto ya es así en los niños y se vuelve patente cuando a éstos no les educan sus padres o bien otros educadores autorizados según los reglamentos creacionales-naturales y sus leyes y mandamientos.
Por eso, tan pronto como los niños se ven obligados a enfrentarse con algún arma, teniéndola ellos mismos en las manos, entonces surgen en ellos pensamientos y sentimientos de invulnerabilidad y felicidad, a través de los cuales ellos vencen a sus propios miedos.