Armas, falsa educación, matar, guerra
En estas fases es todavía posible que a la persona con voluntad de matarse se le pueda disuadir de su intención, mediante buenas, esclarecedoras y auxiliadoras conversaciones y se pueda prevenir lo peor.
Y realmente hay muchas personas en peligro de suicidio que se dejan instruir y que se distancian del mismo, cuando a través de hechos esclarecedores logran salir de ello, ya que se dan cuenta de que una huida de la vida es en realidad la peor forma de cobardía, que un ser humano pueda cometer. Pero para que la persona concerniente se vuelva razonable, no necesita solamente de personas competentes que dominen los esclarecimientos, las palabras y argumentos necesarios, sino que se requiere también la percepción de los mismos esclarecimientos, palabras y argumentos por parte de aquel que quiere cometer el suicidio. Pero aparte de ello es necesario su propio esfuerzo para comprender y aceptar las aclaraciones y palabras, etc., lo cual, sin embargo, requiere una inteligencia y un sano sentido común, así como de su propia decisión y voluntad.
Es un hecho que muchos suicidios suceden de prisa y espontáneamente; y esto, a saber, sólo por el hecho de que precisamente está al alcance un arma adecuada para el suicidio, con lo que particularmente las armas de fuego juegan un importante papel.
Estas representan un peligro especial para seres humanos inestables; es decir, tanto en lo referente al suicidio como también respecto a matar con ellas a otras personas. Si hay armas al alcance, especialmente de tiro, arma blanca y de estocada, entonces, con mucha frecuencia, mediante procesos de reflejos, se echa mano de ellas con extrema rapidez y con ellas se causan desgracias, exactamente en la forma de que con ellas, se mata a otros mientras que con las armas de fuego, entonces, se termina con la propia vida. Más de una persona se siente simplemente mal por alguna razón, y por ello actúa impulsivamente, y en consecuencia se mata fácilmente en un acto espontáneo a otros o a sí mismo, existiendo en el suicidio con arma de fuego una tasa del 91 por ciento de éxitos.
Para reducir el riesgo de asesinato y de suicidio es necesario por un lado y en primer lugar que a los niños en edad temprana se les eduque desde el principio en una forma consciente de responsabilidad hacia la vida, de forma que estos lleguen a tener plena capacidad de vivir y un fuerte sentido de responsabilidad. Sólo a través de ello pueden resistir a todas las hostilidades y también hacer frente a todo odio, toda sed de venganza, falta de libertad, inestabilidad, desasosiego, desarmonía, irresponsabilidad, insensibilidad, falta de virtud, sed de desquite, etc., como también a todas las depresiones y trastornos psíquicos y malignas perversiones.