La Vida en lo Espiritual y en lo Físico

La raza humana de la Tierra ha entrado en una fase que atestigua un cambio radical cósmico de suma fuerza. Es una nueva era, una nueva época que se vislumbra cada vez más claramente y más distingiblemente ante los ojos atentos de seres humanos con la conciencia más desarrolladas. Sin embargo, la mayoría de la humanidad terrestre está sumida en el más profundo abismo de la ignorancia y de la esclavización de la conciencia, de modo que se ha vuelto urgente la necesidad de llegar realmente al fondo de las causas de su descenso y de mostrárselas mediante un mensaje y una enseñanza correcta, clara y reveladora. Al mismo, también se ha vuelto imprescindible señalar nuevas direcciones que conduzcan a un futuro de comprensión y de armonía de la conciencia. Que esto entonces permita al hombre de la Tierra abrir sus ojos y oídos para que sus esclavizados pensamientos rompan con las falsas enseñanzas, para que escape de todas las falsedades antiguas y tradicionales y de todo mal, y que finalmente capte todo según la verdad. Que él, el hombre de la Tierra, pueda abrir ahora sus sentidos de la conciencia al reconocimiento de la verdad. Que levante su mirar hacia lo infinito del espacio del universo, donde las estrellas reinan en la perennidad, en soberana y majestuosa calma. Que vea estas estrellas, que en orden creacional recorren sus órbitas por miles y millones de años en armonía con las leyes universales de la Creación, cumpliendo con los mandamientos que deben seguirse.

Así como en la Tierra misma, también en todas esas estrellas gobiernan leyes y mandamientos creacionales; leyes arraigadas en la lógica y en el amor de la Creación misma. Es un regir y existir eterno, un SER y devenir perenne en la formación infinita. Y que el hombre baje entonces su mirada hacia su Tierra, ya que ahí también se cumplen en orden férreo las mismas leyes y los mismos mandamientos. El hombre, la Tierra y todas sus diversas formas de vida están sujetas a estas leyes y estos mandamientos, como un diminuto pero importante eslabón en la cadena de creaciones de la Creación.

Ahí donde la naturaleza vive con las leyes y los mandamientos dados por la Creación y no ha sido tocada por la mano del hombre y logra existir todavía completamente imperturbada, ahí reinan la belleza, la fuerza, la majestuosidad y la grandeza armónica, absoluta y perfecta, sin jerarquía alguna. Pero dondequiera que hay rastros de intervención humana, de orden ilógico y deliberado y se ven correcciones intencionales, allí decaen la belleza, el poder, la majestuosidad, el orden y la grandeza.