La Vida en lo Espiritual y en lo Físico

Sólo queda por explicar: lo que el cuerpo humano, al abandonar la vida, puede descifrar sólo vagamente, la parte de la Creación dentro del ser humano lo puede hacer evidente con toda claridad y verdad: es decir, la certeza de la duración absoluta del hombre por todos los tiempos. Imperturbable, el hombre debe dirigir su mirada hacia las tareas de su vida terrestre, con el conocimiento de que en este lado gobierna el reino de la materia gruesa, y en el más allá, el reino de la materia fina, y que sin embargo, los divididos reinos de este lado y del más allá, son un sólo reino, existiendo en el mismo sitio y en el mismo marco de tiempo, pero sólo en diferentes dimensiones.

Ciertamente la suma total de los problemas y sufrimientos sobre la Tierra parece mucho mayor que la de la alegría y de la felicidad. Pero esto es solamente una conclusión equivocada del hombre mismo, pues él es de la peligrosa opinión que de hecho es así, a raíz de las falsas doctrinas y las confusiones que le han sido transmitidas e implantadas. Sin embargo, de ninguna manera es así, ya que las penurias y el sufrimiento, así como la alegría y la felicidad continuamente mantienen el balance entre ellos. Sólo por la forma de pensar equívoca del hombre, él mismo sobrevalúa las penurias y los sufrimientos y los registra y los mantiene constantemente en la memoria, mientras que los sucesos de alegría y de felicidad los olvida muy rápidamente y se le pierden. En estos aspectos, él todavía no ha aprendido a moverse equilibradamente y a registrar por igual lo positivo como lo negativo y a conservarlos como recuerdo. El caso opuesto, sin embargo, resulta en lo mismo, cuando el hombre conserva solamente lo positivo, lo bello, lo feliz, el amor, y lo agradable en su memoria. Aquí tampoco se ha creado ningún equilibro entre lo negativo y lo positivo, y así una forma aumenta demasiado con respecto a la otra, resultando esto en una falta de asimilación o de integración, lo que significa que un factor se vuelve predominante. A pesar de todo, el hombre puede ver y reconocer su destino como ser humano de modo que sea capaz de cambiar las condiciones y de conseguir trabajando, de los sucesos de la obscuridad, una isla de zohar y de seguridad. Él no necesita molestarse o preocuparse por la duración del tiempo, ya que hasta la realización de la meta superior, millones y miles de millones de años pueden caer al pasado todavía.
Muchos miles y millones de años le están disponibles y dados al hombre, para que él aplane nuevamente lo que él ha agrietado, la faz de su mundo natal; en el presente, sin embargo, él debe dedicarse al cambio ofrecido hacia la intervención en la meta de la evolución, tomar realmente la mano de ayuda y comprender el conocimiento ofrecido de la verdad y conseguirlo trabajando hacia la meta.