La Vida en lo Espiritual y en lo Físico

Con muchos seres terrestres todavía es así, que detrás de todo amor y de todo deseo de ser uno con todos, motivado por amor, acecha el miedo puro - el miedo de todo, del fin del amor, el miedo de la muerte de seres queridos, el miedo de estar separados y de estar reunidos nuevamente, y sobre todo - el miedo de pasar de este lado hacia el más allá. Estos miedos se aúnan con el del dolor, brotando de la información errónea y de la doctrina errónea, de que toda vida siempre cae víctima de la muerte final y siempre vive de otra vida, destruyéndola y debiendo destruirla para existir ella misma. Un pensamiento realmente terrible, que sin embargo, sólo surge de la naturaleza del hombre de la Tierra debido a la incomprensión de la verdad real; pues que toda vida vive de otras vidas, hasta ahí es correcto, pero una vida no aniquila otras vidas para poder existir o vivir. Una está integrada en otra; y una vida ayuda a la otra, para en su tiempo dado volver a incorporarse al perecer cuando haya cumplido su tiempo y su deber. La vida no es un sacrificar y ser sacrificado contínuo como erróneamente lo asume el hombre y como se le reafirma mediante falsas doctrinas al respecto. Más bien es en realidad sólo un devenir y perecer en el sentido de una evolución que progresa continuamente y sólo en el sentido de las reglas, mandamientos y leyes creacionales, en las cuales se integra también la Creación misma en todo respecto. Por lo tanto, se trata sólo de un proceso inmensamente largo de renacimiento y renovación a través de muchas edades en la rueda del devenir y perecer. Así como el perecer, o sea la muerte, alcanza hasta el corazón de la vida, así igualmente se levanta la vida, el devenir, desde las profundidades del corazón de la muerte, complementándose y unificándose dos reinos, conquistándose uno al otro al mismo tiempo y llevándose gradual y mutuamente el reconocimiento. La vida no se esfuerza por conquistar cada perecer o cada muerte una por una, sino por conquistar ambos, el devenir y el perecer en general, mediante la evolución. Se esfuerza por el desarrollo superior de todo lo que ha sido creado, hacia lo inmortal que da la esencia y actúa en lo más interior de incontables miríadas de formas de vida, hacia la meta final de todas las creaciones, hacia la Creación, hacia la conciencia universal.