Reglas Básicas del Ser Humano
por Eduard Albert Meier (14 años de edad), Regensdorf, Sábado 3 de Febrero de 1951, 20:02 hrs
- Toda persona debe preguntarse a sí misma por el propio sentido de la vida, debe buscarlo y encontrarlo y querer aplicarlo para mejorar su vida y su actuar.
- Toda persona debe ser ella misma y por eso también debe conducir su propia personalidad, la cual desarrolla sus propias y efectivas ideas, las sigue y las realiza.
- Toda persona debe dejar reinar a la propia sensatez y el propio entendimiento, de tal forma que se exija a sí misma lo mejor y más saludable, que se moldee según su propia voluntad y que obedezca de forma propia y libre sus necesidades particulares.
- Toda persona debe formarse de tal modo que siempre sea ella misma, que tenga sus propias e intensas vivencias; que no se deje jamás esclavizar o subyugar de cualquier manera, y que en consecuencia, que conserve su libertad exterior e interior en todos los aspectos, es decir, tanto en sus pensamientos y sentimientos como también en sus decisiones, opiniones, pareceres, emociones y actos, etc.
- Toda persona debe mostrar ante sí misma la amabilidad y amor necesarios y debe sentirse segura en sí misma, así como también debe ser sincera consigo misma, de tal modo que ella pueda entender sus propios pensamientos, sus sentimientos, emociones, acciones, opiniones, etc.
- Toda persona debe dirigir sus pensamientos, sus sentimientos, ideas, deseos, necesidades y acciones, etc., de tal modo que se sienta capaz de alcanzar metas elevadas, las cuales, sin embargo, siempre deben corresponder a la naturaleza de sus facultades y sus posibilidades y, por consiguiente, no deben ser exageradas ni demasiado elevadas.
- Toda persona debe verse y reconocerse así tal como es realmente, es decir, que no suponga erróneamente que ella misma es un mundo perfecto, pues esto no le es posible a ninguna persona debido a que cada uno debe aprender y, por consiguiente, está integrado a errores y a lo imperfecto. Por lo tanto no es posible que todo esté claro en el ser humano, que todo sea correcto y que él sea mejor que los semejantes.
- Toda persona siempre debe ser completamente consciente que existen diferencias entre la conciencia de un ser humano y la de otro; y en consecuencia, cada uno no puede tener exactamente la misma inteligencia que otro. Sin embargo, esto no justifica que se vea a los prójimos como deslumbrados y clasificarlos como personas inferiores. Tal justificación tampoco existe cuando los semejantes están inhibidos religiosamente e incluso sectariamente, pues a pesar de ello, ellos también son seres humanos que están integrados exactamente como todos los otros a las regularidades creacionales-naturales de la vida y del aprendizaje evolutivo.