Una Palabra Importante Acerca de las
Fuerzas Ocultas y la Meditación
Autor: ‘Billy’ Eduard A. Meier, 1992
Especialmente en la actualidad muchas personas que exploran se enfrentan en cada vez mayor medida con las temáticas que se refieren a lo oculto. Muchos están fascinados por ello y por esta razón se dedican a las áreas de lo oculto, a pesar de no saber de qué se trata realmente lo oculto o las fuerzas ocultas. Con ello, los caminos erróneos y las suposiciones equivocadas están a la orden del día, siendo especialmente los contribuidores aquellos que con arrogancia se denominan y se califican a sí mismos de esotéricos o parapsicólogos, pretendiendo saberlo todo mejor y dotando a todo de una aureola de misterio, enigma y de no terrenal, aunque no tienen la más mínima noción de todo lo oculto, las fuerzas ocultas y demás pormenores. Muy especialmente son los esotéricos y los parapsicólogos sabelotodo de primera clase quienes con explicaciones misteriosas, a menudo incomprensibles y afirmaciones confusas, vuelven locos e impulsan hacia el miedo y al terror, a rugientes desgracias, al fanatismo o hacia absurdas creencias dementes y suposiciones equívocas a todos aquellos que buscan la verdad real, o a quienes debido a su ya existente inestabilidad causada por creencias ilusas están cayendo en una enorme creencia errónea.
Lo cierto es que muchas personas, sólo al escuchar o leer algo referente al ocultismo o lo oculto en sí, adoptan una actitud de rechazo. Muchos se distancian de ello o incluso se enojan cuando sólo se hace una insinuación con respecto a las fuerzas ocultas. En efecto, esta reacción no es tan injusta, pues ya hay demasiado engaño, mentira, fraude, afán de lucro, enseñanzas erróneas, actitudes pedantes y evidente superchería e incluso muerte y asesinato que están conectados con el término de lo oculto, donde la credulidad, la creencia obsesiva y el fanatismo especialmente juegan un papel reprobable. En estas miserables maquinaciones aparecen especialmente todos aquellos timadores, dementes, tiburones del lucro, charlatanes, “santos” y “enviados de Dios”, así como los “poseídos” por el “espíritu santo” o por el “diablo” y demás auto engañados y mentirosos que se denominan “médiums” y “channelers” (canalizadores), así como también supuestos contactados que ni el mismo diablo – si existiera – podría saber de qué se trata, si de posibles e imposibles, demonios y formas de vida de todo tipo, del más allá, de este mundo, y de todo el Universo. Sin embargo, los directamente involucrados y sus creyentes nunca por supuesto quieren reconocer que por lo regular todo es sólo mentira, engaño y fraude, así como muchas veces autoengaño.
Sin embargo, el hecho es que ahora prácticamente todos los "channelers" y “médiums” no son otra cosa sino auto engañados o mentirosos, embusteros y estafadores, quienes mediante sus miserables maquinaciones cobran y explotan a los creyentes tontos y demás seguidores. Sin embargo, en el caso de que no sean mentirosos, embusteros y estafadores en el sentido usual, entonces se los puede ser considerar como aquellos que están bajo la categoría de los que se engañan a sí mismos a través de su propia creencia o fanatismo, viviendo en ideas obsesivas, porque por medio de sus propias fuerzas mentales y sentimentales, ellos crean y dan vida dentro de sí mismos a entidades que en poco tiempo los dominan de tal forma que en cualquier momento oportuno o inoportuno, estas entidades pueden entrar en contacto con la misma persona que los generó, pudiendo inclusive comunicarse con ella. De esta manera, aquellos que generan estas entidades dentro de sí mismos escuchan voces imaginarias auto-creadas, en tono bajo o alto, con las que pueden conversar como lo hacen dos personas mutuamente. También es posible, y esto ocurre con frecuencia, que algunas personas, a través de sus fuerzas ocultas inconscientes, crean dentro de sí a entidades que se comunican con ellos y hablan con las voces de difuntos que pasaron al más allá hace años o incluso siglos o milenios atrás, sin que los propios creadores de las entidades interiores hayan conocido a los difuntos. El hecho que estas voces puedan desarrollarse se debe muy sencillamente al hecho de que todos los seres humanos, en forma colectiva, crean un reservorio inconsciente y espiritual que almacena todo su conocimiento, como unidad colectiva, así como en forma individual, en los bancos de memoria del planeta (crónica Akasha), desde donde se pueden extraen los impulsos del conocimiento (en este caso una voz) por el creador de las entidades interiores; los impulsos entonces se expresan a través de la entidad interior, dominando y descarriando a la persona.
En casos muy degenerados, como también lo demuestra toda la historia humana a través de milenios, siempre ocurre que los seres humanos, por medio de sus fuerzas ocultas, generan dentro de sí a entidades que entonces dominan a quien las generó hasta en la última fibra de su propio ego, ejerciendo un poder absoluto sobre él, y de tal manera que el cuerpo físico del creador de la entidad finalmente se desintegra lenta pero inevitablemente y se destruye. Esto puede suceder especialmente cuando un ser humano genera dentro de sí a varias entidades que lo dominan en forma alterna o que actúan una contra la otra de manera destructiva, destruyendo así también al ser humano.
¿Pero qué son estas entidades creadas por el ser humano dentro de sí mismo mediante las fuerzas ocultas? Muy sencillo: tal entidad interior representa un segundo ego, es decir, un segundo yo. Esta entidad puede volverse tan fuerte ante la persona que la creó que se puede volver autónoma, de modo que consecuentemente puede entrar en contacto por voluntad propia con el yo de la persona que la creó. Esta autonomía y voluntad propia se basa en que el yo de la entidad creada está marcado con más fuerza que el yo del creador. Esto significa que la persona, a raíz de su propio yo inestable, le concede una primacía al segundo ego (entidad) creado dentro de sí y se subordina al mismo. De esta manera se puede llegar a que el segundo yo, o bien una entidad interior creada, tome posesión completa de la persona que creó dentro de sí a esta entidad, sin que tenga importancia cuáles hayan sido los motivos para la creación. Uno de los motivos más frecuentes para la creación de tales entidades interiores puede encontrarse en los complejos de inferioridad de las personas que las crean. En igual medida se presentan aquellas razones que se basan en la ilusión religiosa y el fanatismo. Cuanto más las personas inestables sigan creando dentro de sí tales entidades interiores, es decir: egos, tanto más peligroso será esto para ellas. Rápidamente pierden el control de sí mismas y así también de las entidades interiores que entonces empiezan a dominarlas. En los casos más leves se manifiesta también el hecho de que las personas que crean a tales entidades interiores pueden dirigirse a ellas y recibir respuestas de ellas, pudiéndose a menudo entablar una comunicación animada. Para entrar en contacto con la entidad interior, las personas portadoras de las entidades se ingenian estados de trance o algún movimiento y contorsión rara, ejercicios de concentración, un levantar de la mirada o lo que sea que produzca el contacto. Entonces los creyentes y esotéricos obsesivos y parapsicólogos, llaman a esta clase de portador de entidades “médium”, “contactado” y “channeler” (canalizador), (como es el caso, por ejemplo, con las norteamericanas Chris Griscom y la escritora de SETH: Jane Roberts – SETH además fue una fratricida que mató a su propio hermano con el fin de llegar ella al poder) sin saber en absoluto de qué se trata todo esto, y sin noción alguna de que en este caso se trata de seres humanos con un ego extremadamente inestable que no tienen el poder sobre sus propios egos. En los casos más fuertes se habla de una “enfermedad de la conciencia” (p. ej. con respecto a voces que están acompañadas por trastornos ya visibles o reconocibles en la psique o la conciencia, y por la demencia), mientras que con respecto a las formas de manifestación flagrante se habla de “posesión”, jactándose a menudo los exorcistas de “expulsar (los) diablos” de las personas, quienes en realidad sólo están dominadas por sus propias entidades (egos) creadas por ellas mismas – las cuales realmente no se pueden hacer desaparecer por obra de “exorcistas del diablo o demonios”, sino sólo mediante la razón y el amor puro de personas dedicadas a la verdad, jugando también un papel importante la psicología y la buena psiquiatría.
Muy especialmente en lo que se refiere a la meditación se debe hablar necesariamente sobre el tema de las fuerzas ocultas. Tiene que hablarse especialmente de ello porque las fuerzas ocultas pertenecen a un nivel muy bajo que empujan además, al ser humano que explora, hacia un camino que generalmente lo lleva muy lejos de todo lo creacional, de toda verdad y de todas las leyes y mandamientos.
Especialmente durante la meditación las fuerzas ocultas pueden producir en la persona que medita confusiones y equivocaciones que conducen a ficciones e ideas obsesivas catastróficas. Pues bien ¿qué son estas fuerzas ocultas?
Las fuerzas ocultas, así como las conoce el ser humano, hay que dividirlas en dos niveles. El primero es aquel que debe designarse como un nivel de diferente dimensión, porque se encuentra fuera del mundo de la materia de sustancia gruesa. Esto significa entonces que estas fuerzas ocultas provienen de un nivel que es invisible e intangible para el ser humano del mundo de materia de sustancia gruesa. Estas son las fuerzas ocultas que, detrás del velo de la invisibilidad, pueden ser percibidas mentalmente por personas sensibles a esta recepción, ya que las fuerzas percibidas son fuerzas exclusivamente de los niveles de sustancia fina e inmateriales. Estas fuerzas son inmateriales y de materia fina porque están desfasadas, con respecto al tiempo y al espacio, del mundo de la materia de sustancia gruesa del ser humano. Para las personas de la Tierra, estos niveles, invisibles e intangibles, son muy variados, y se encuentran tanto en el pasado como también en el futuro, aunque también se tiene que considerar el área del presente. No obstante, el ser humano terrestre no tiene por qué temer de algún poder o fuerza desde todos estos niveles, siempre y cuando no se manifiesten de forma material en la Tierra seres capaces de viajar en el tiempo, cuya actitud sea hostil o pacífica para con los humanos de la Tierra. Por lo regular, las fuerzas ocultas de todos estos niveles no pueden de ninguna forma poner en peligro a las personas porque las distintas dimensiones forman barreras insuperables; sólo y exclusivamente a través de viajes materiales en el tiempo podría presentarse un peligro, si formas de vida dimensionadas de otra forma y hostiles pudieran penetrar en forma material a la estructura de tiempo y espacio del ser humano terrestre.
El segundo nivel de las fuerzas ocultas que pueden ser extremadamente peligrosas para las personas de la Tierra y que pueden traer la destrucción y la muerte, se encuentra en el propio campo psíquico del ser humano terrestre. Estas fuerzas ocultas que pueden volverse peligrosas para las personas, son creadas por el propio ser humano y él mismo las pone en acción. Esto sucede debido a los propios pensamientos del ser humano, quien en modo de creencia obsesiva, obsesión religiosa y sectaria y demás ideas obsesivas, crea ilusiones que entonces le dominan sin salvación. Así, por medio de su propia imaginación, el ser humano crea dentro de sí mismo fuerzas de esencias que se le manifiestan entonces en las formas más variadas y que él proyecta a menudo también visiblemente mediante fuerzas liberadas por él mismo. Estas fuerzas esenciales creadas por el ser humano entonces forman una personalidad con un yo propio, que se surten y se llenan de los deseos más escondidos e ilusiones de las creencias obsesivas del creador. Estos seres ficticios creados por el ser humano, que en verdad sólo son deseos profundos y escondidos en el subconsciente e ideas-creencias obsesivas, son capaces de volverse tan fuertes y dominantes por la fuerza imaginativa del creador, que pueden dominar la conciencia material de la persona en cuestión. En especial las personas inestables dejan dominarse por estos seres ficticios creados por ellos mismos, subordinándose a las fuerzas ocultas de estos seres. Al no reconocer la verdad, el ser humano denomina estos seres ficticios creados dentro de sí mismo y por él mismo, como formas astrales y de otra dimensión, con las que entonces el ser humano puede entrar en contacto. Esta falsedad se fomenta aún más porque frecuentemente la persona que crea a tales seres de fuerzas puede entrar en contacto con éstos de tal modo que establece una aparente conexión y una comunicación, mediante la llamada escritura automática, o al escuchar voces tenues o fuertes, o muchos otros fenómenos. Todas estas personas que sufren de tales ilusiones obsesivas están fuera de la realidad, viven en mundos ficticios y en estados ficticios, e incluso son capaces de imitar en escritura y en pronunciación, etc., a personas difuntas. Básicamente, la esencia más íntima y los deseos más íntimos de estas personas son muy discrepantes, por lo que prácticamente son prisioneros de sí mismos. Nunca pueden comportarse ante el mundo exterior tan libremente como para exteriorizar sus más íntimos deseos y sentimientos. Entonces su falta de libertad para hacer esto los conduce a convertir sus más íntimos deseos, impulsos y degeneraciones, etc., en un profundo bloque de poder dentro de sí mismos que se convierte en una fuerza esencial propia y así en un ser propio que libera los deseos e impulsos reprimidos etc., hacia el exterior y hacia la conciencia material del ser humano cuando él busca la comunicación con estos seres ficticios. Las fuerzas ocultas de estos seres ficticios creados por el propio ser humano, muy a menudo se vuelven tan poderosas, que dominan completamente a la persona en cuestión. Como consecuencia final, estas fuerzas ocultas se vuelven incluso tan poderosas que la persona que las genera ya no tiene que buscar el contacto con ellas, sino que las propias fuerzas ocultas por sí solas realizan un contacto permanente. Crear y contactar a tales fuerzas y seres en general, está ligado a peligros extremadamente grandes. Los seres de este nivel son a menudo hostiles a la verdadera meta de la vida evolutiva y creacional porque la persona misma en cuestión se opone a la vida en la verdad y a las enseñanzas de la verdad. Ya al poco tiempo de la creación de tales seres ficticios, éstos mismos entran en contacto con el creador y con la persona, la cual, en su búsqueda, deambula por caminos erróneos y le ofrecen a la persona fuerzas y experiencias ocultas, pero sólo para desviarla aún más del camino de la verdad y de la lógica, llevándolo a extraviarse; o también, para establecer el dominio definitivo sobre ella o para posesionarse de ella para sus propios propósitos, porque como última consecuencia, esta forma falsa y esta fuerza esencial de entidad se vuelve autónoma en su pensar y actuar, persiguiendo metas propias, ya que la fuerza oculta se torna dominante en la conciencia material del ser humano.
Debido a que todos los seres humanos terrestres, unos más, otros menos, están bajo influencias religiosas o incluso estrictamente sectarias, que ejercen sus efectos hasta lo muy profundo del subconsciente, los seres ficticios se presentan muy a menudo como poderes divinos, como ángeles, como Jesucristo o simplemente como seres vivientes sumisos a Dios, desorientando a la persona en cuestión mediante influencias, declaraciones e incitaciones falsas e irreales, distorsionando las verdaderas enseñanzas espirituales y exigiéndole a la persona una existencia sumisa y temerosa de Dios. De tales seres ficticios emergen fantásticas enseñanzas erróneas, confusiones e incluso amenazas de muerte en el nombre de Dios y en el nombre de sectas y religiones, que generalmente son transmitidas al creador en forma imperativa y que este las lleva a cabo. En todo esto, lo que es muy peligroso es que prácticamente ningún ser humano está a salvo de convertirse en su propia víctima, porque prácticamente cada persona lleva una carga de deseos e impulsos ocultos, que en caso de tratamientos inadecuados pueden conducir a la creación de tales fuerzas ficticias y seres ficticios que ejercen entonces su fuerza oculta sobre la persona. Y puesto que es así, esto representa uno de los principales peligros en la vida mística, por lo cual se exhorta a cada persona, que siempre esté extremadamente alerta y que siga de manera precisa y correcta las enseñanzas espirituales. Especialmente por causa de penas, preocupaciones, privación de libertad, de miedo, soledad, creencia religiosa y a través de la meditación errónea, etc., pueden generarse internamente tales formas de entidades que entonces tarde o temprano toman el poder sobre el ser humano, ejerciendo un dominio hasta lo absoluto, cuando estas fuerzas internas ocultas y creadas por la propia persona actúen fuera de su control. Puesto que este peligro, como se mencionó, existe muy especialmente en caso de penas, preocupaciones, privación de libertad, miedo, soledad, creencia religiosa y por la meditación errónea, o la aplicación y realización errónea de la meditación, se aconseja por eso que los ejercicios meditativos se realicen de manera extremadamente precisa, exacta y de acuerdo a las instrucciones.
Si una persona quiere ocuparse con estas fuerzas ocultas y conseguir para sí misma claridad sobre ellas, entonces es mejor en todo caso que busque en primer lugar el contacto con su propio ser interior y con su psique, así como con su espíritu y su conciencia mediante la meditación antes de acercarse a esta región oculta. Es cierto que tal vez alguno que otro ser humano sea capaz de entrar en contacto con sus fuerzas internas normales sin tener que aprenderlo de antemano por medio de la meditación, pero también para éstos el camino más seguro es que busquen primero el contacto con su propio ser interior, con su psique, su espíritu y su conciencia, antes de ponerse en contacto más cercano con sus propias fuerzas ocultas.
El factor más importante y decisivo es, y siempre será, que antes que nada se efectúe el desenvolvimiento de la psique antes de acercarse a las leyes y fenómenos ocultos. Esto debe considerarse como un principio guía.
En este contexto no podemos evitar que se señale también la existencia de los poderes adversos que se nombran tanto en la cábala, en los antiguos misterios egipcios y en los antiguos vedas hindúes, y que también desde hace mucho tiempo se conocen en el mundo cristiano, aún cuando se interpretan y se divulgan bajo aspectos falsos.
El que está aprendiendo la meditación, la persona que inicia su meditación con alegría y optimismo, animado por la esperanza de que al fin ha encontrado lo que le puede dar un verdadero sentido a toda su vida, generalmente tendrá al principio de la meditación experiencias muy buenas y casi siempre sólo positivas; lo cual es justo y bueno así, pues empezar con una experiencia positiva ofrece ya muchísimas ventajas.
Pero en general estas primeras experiencias positivas no duran, pues regularmente después de cierto tiempo surgen en la persona el disgusto y el desánimo, a las que pronto también se juntan dudas. El primer desbordante entusiasmo después del primer tiempo de ejercicios recibe muy pronto una contención. Esto se debe a que ciertos poderes adversos se hacen notar dentro del ser humano, invisibles y desapercibidos para él. Estos poderes adversos en cambio, no son otra cosa que aquellos profundos y escondidos deseos e impulsos internos de las personas que quieren ser más y quieren poder más que lo que la conciencia material del ser humano puede captar en ese momento. Esto lleva a la impaciencia que pronto se manifiesta en disgusto y en desanimo, a lo que pronto también se unen las dudas. Todo se realiza simplemente de una manera demasiado lenta y se aprende con demasiada dificultad e insuficiencia. Esta es una característica de la persona que siempre quiere tener, lograr y poder algo más rápidamente de lo que le es posible de acuerdo a su inteligencia y razón. Esta impaciencia está relacionada a la suposición errónea en la que vive el ser humano respecto a que él puede aprender una materia más rápidamente y mejor que lo que en realidad le es posible. Esta suposición errónea resulta de una sobrestimación de sí mismo en cuanto a su inteligencia, razón y capacidad de comprensión, etc., etc. Desafortunadamente, el ser humano siempre se ve y se siente más grande y mejor de lo que realmente es, por lo cual los poderes adversos adquieren presencia en él, pudiéndose hacer notar a través de persuasiones apenas perceptibles en la conciencia material de quien está meditando. Una característica especial de tales persuasiones por parte de los poderes adversos, es el de motivar a la persona que medita a no observar con rigor el cumplimiento del tiempo de la meditación o de abandonar finalmente la meditación. Seguidamente, estos poderes adversos producen el pensamiento urgente que la meditación realmente no tiene nada "nuevo" que ofrecer y que la persona que medita ya lo conoce todo bien. Sin embargo, estos poderes adversos, con sus persuasiones apenas perceptibles, nunca hablan de que el conocimiento y aprendizaje de tiempos antiguos que está profundamente enterrado en los que meditan, sólo vuelven a aparecer mediante la meditación en forma de presentimientos, como recuerdos borrosos. Tampoco hablan de que sólo a través de la meditación regresan estos recuerdos. Cuanto más profundas e insistentes se vuelven las insinuaciones de estos poderes adversos dentro del ser humano, tanto más se adelantan las dudas, depresiones e incluso estados de angustia, los cuales muy a menudo van unidos a una crítica desmesurada e injustificada de la meditación. Otro punto digno de mencionar y que debe considerarse importante, es que tales persuasiones e influencias de estos poderes adversos insisten en que la realización de la suspensión de la meditación o del incumplimiento del tiempo fijado se haga inmediatamente. Estas fuerzas adversas albergan en sí la característica de no dejar a la persona que medita el tiempo para reflexionar, ni tampoco el tiempo para una resistencia. No obstante, si la persona que medita se opone a todas estas fuerzas adversas, entonces cambian la forma y la manera de los ataques, los cuales entonces provocan en la persona el sentimiento de su propia incapacidad, es decir, como si el meditante no fuera capaz de comprender, asimilar o evaluar la meditación. Si esto tampoco sirve de nada, entonces las fuerzas adversas cambian de tal modo que influencian en el meditante a considerar que el editor de la “Introducción a la Meditación” no se preocupa lo suficiente de sus discípulos, ni tampoco presta ayuda alguna apropiada (p. ej. en forma de cursos de meditación). Tampoco son cosa rara aquellas persuasiones de que la meditación no estuviera dando aquello que uno quisiera tener. Todos estos sentimientos surgen de las persuasiones de las fuerzas adversas, los cuales están unidos a pensamientos de que la persona que medita es incapaz de un contacto con su conciencia superior. Si la persona no es suficientemente fuerte, entonces pronto la dominan los sentimientos correspondientes y ya no podrá lograr una comunicación con su conciencia superior. La fase final y concluyente de todas las adversidades y persuasiones negativas es entonces que se forma el pensamiento que el practicante de la meditación podría igualmente vivir bastante bien sin la meditación y sin la enseñanza espiritual y su seguimiento, y que podría subsistir también con algo diferente y ordinario. También es corriente el pensamiento que la meditación ocuparía demasiado tiempo y que algo puramente material también podría llevar al éxito.
Desafortunadamente es notable que muchas personas rehúyen las crisis y las pruebas que se originan constantemente porque con respecto a la meditación, etc., se lo imaginaron todo de una forma mucho más fácil de lo que en realidad es el caso.
Sin embargo, la verdad es así que nunca se han ocultado los grandes esfuerzos, las grandes dificultades y privaciones respecto a los ejercicios de la meditación, al igual que tampoco se calló el hecho de que detrás de los ejercicios de la meditación se encierra un trabajo muy duro y prolongado.
Es un hecho también, que la persona seria que medita y busca verdaderamente siempre debe esforzarse muy estrictamente si quiere alcanzar su meta fijada; también, frecuentemente le resultará difícil mantenerse firme. Sólo que cuando sea acosada por las persuasiones adversas, se le presentarán menos dificultades para no seguir un impulso irreal de dedicarse a un trabajo momentáneo más agradable y más excitante o a una diversión.
Todo lo que se requiere para la realización y el cumplimiento del aprendizaje de la meditación es: que se reconozca lo verdadero - y justamente esta posibilidad se le ofrece a quien practica la meditación - y que el ser humano se abra hacia el contacto con su propio ser interno y con la fuerza creadora.
El ser humano debe lograr admiración por el espíritu y debe dedicarse a las alegrías y los anhelos superiores, y estar dispuesto a reconocer y comprender la verdad. Esto es el requisito previo para todo.
Sin embargo con esto aún no basta ni mucho menos! En algún momento debe realizarse un reconocimiento de la verdad verdadera y de todas las esencias. De todas maneras, aún así quedan todavía grandes enigmas y dificultades que pueden entonces superarse más fácilmente. La conciencia actúa una vez que está formada, y justamente esto es algo que el ser humano debe darse cuenta. Lo vital dentro del ser humano mismo lo exige; aun así, la conciencia siente y conoce lo creativo porque esto mismo se le revela a través de la verdad.
Para concluir este tema, una palabra más acerca de las fuerzas ocultas del primer nivel: Para el ser humano de la Tierra le puede muy bien ser posible establecer monólogos, diálogos o contactos con las fuerzas ocultas del primer nivel. También, como se mencionó, las fuerzas ocultas de este nivel no pueden ocasionar peligros directos para el ser humano terrestre de ninguna manera, pues en lo que concierne a tales contactos, con las fuerzas ocultas del primer nivel, sólo pueden establecerse cuando un ser humano se ha desarrollado espiritualmente hasta un nivel muy elevado (véase los informes de los contactos con Semjase). También por esta razón existen en todo el mundo sólo escasamente dos docenas de personas que son capaces de tales contactos. También se da la circunstancia que justamente estas personas capacitadas no salen a la luz pública dando a conocer sus aptitudes. Sólo salen a la luz pública con tales afirmaciones personas que de algún modo no están capacitadas para tales contactos, y cuando sus respectivos supuestos contactos no pertenecen a los contactos del primer nivel, sino al segundo nivel. Por ello se le garantiza al ser humano la seguridad de que cualquier cosa que escuchen con respecto a supuestos contactos, no representa y encarna otra cosa sino ideas obsesivas alucinantes y otras ficciones por el estilo. Éstas a su vez provienen, sin excepción, de personas que generan contactos con el llamado segundo nivel, que se denomina como el nivel de la auto creación de pensamientos confusos, obsesivos y conjeturas obsesivas, con las que el ser humano engendra entidades auto creadas, y con las que puede entrar en contacto en forma comunicativa y que le hablan y responden, o que le dan a él, al creador, cualquier detalle confuso y casi siempre religioso y presentan enseñanzas igualmente confusas; con lo que no puede excluirse que tales entidades auto creadas y generadas por la obsesión, frecuentemente les den órdenes mortales y sangrientas a las personas que las generan. Órdenes que se basan en que los prójimos deban ser asesinados y sacrificados bestialmente en “el nombre de Dios” o en “el nombre de Jesucristo” o en “el nombre de Satán”, etc.
Sólo en casos de absoluta excepción salen a la luz pública con su conocimiento personas que tienen contactos reales con el primer nivel, sólo si esto está relacionado a una misión especial y de necesidad vital para toda la humanidad terrestre. Esto tiene que decirse con absoluta claridad.