Boletín Especial 7
¿Pero qué trajo de cosas inteligentes el discurso de Bush? No mucho si uno considera el siguiente extracto del 31 de Enero, 2003 que fue publicado en el periódico “Tages-Anzeiger”:
Extractos de Discursos de Bush:
Sobre el deber de los EE.UU.:
“Es nuestra vocación, como tierra bendita, hacer este mundo mejor.”
“Nosotros nos aconsejaremos (con la ONU, nota del redactor). Pero que no haya mal entendimientos: si Saddam Hussain no se desarma completamente por la seguridad de nuestros pueblos y la paz del mundo, nosotros dirigiremos una coalición para desarmarlo.”
“Nosotros queremos la paz. (…) Muchas veces la paz debe ser defendida. (…) Si somos forzados a la guerra lucharemos con toda la fuerza y el poder militar norteamericano – y venceremos.”
“La libertad que valoramos no es un regalo de América al mundo, sino un regalo de dios a la humanidad. (…) Que Dios nos dirija ahora. Y que Dios también siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.”
Al pueblo iraquí:
“Esta noche tengo un mensaje para el valiente y oprimido pueblo iraquí: vuestro enemigo no está alrededor de vuestro país, vuestro enemigo gobierna vuestro país. Y el día que él y su régimen sean sacados del poder será el día de vuestra liberación.”
“Como en Afganistán, nosotros también traeremos al pueblo iraquí alimentos, medicamentos y bienes de ayuda – y la libertad.”
A las tropas norteamericanas:
“Horas decisivas yacen ante ustedes. De estas horas depende el éxito de nuestra misión. Vuestro entrenamiento los ha preparado. Ustedes defenderán vuestro honor, ustedes creen en América y América cree ustedes.
Ahora, sea como sea, circulaba el rumor, ya sea verdadero o no, que Bush quería hacer su discurso también para los esperanzados ciudadanos de la isla ubicada frente a los EE.UU. y potencial estado de EE.UU., Gran Bretaña, terminando todo con las palabras: “¡Que dios los bendiga!” Sin embargo, lo que soltó para los ciudadanos británicos al final fue solo un barato: “Thank you” – supuestamente porque sus asesores lograron, con todas sus fuerzas de persuasión, prevenir que concluya nuevamente mencionando al buen Dios, por lo cual él se refería a sí mismo.