Boletín Especial 7

Pero como no existe ningún Dios-Creador o Creador-Dios que pudiera invocar un “día del juicio” y exigir cuentas – ya que solo existe la neutral e universal Creación, la conciencia universal – entonces ni el seguidor de Bush, el bocón de Tony Blair, ni el impostor de Dios George W. Bush tendrán jamás que responsabilizarse. Es muy probable que Bush y Blair saben muy precisamente que su escapatoria con su Dios creador es sólo una bien pensada exageración sectaria para mantener a sus creyentes en la percha. No obstante, sus maquinaciones belicosas y asesinas se quedan sin penitencia – pues los victoriosos, aún cuando se trata de sujetos sospechosos, asesinos, terroristas y criminales de guerra, desde hace tiempo son alabados como héroes y elevados al cielo en lugar de ser obligados a dar cuentas y ser castigados, lo cual también sería el caso para sus simpatizantes, y los que los apoyan, los comandantes y los ejecutores. Pero en la Tierra, tales elementos criminales no serían llevados ante ningún tribunal para dar cuentas. Y efectivamente así será, que ni Bush ni Blair jamás tendrán que responder ante un juzgado terrestre o “divino” por su guerra ilícita contra el pueblo y criminal contra seres humanos – ni tampoco ante un tribunal de la ONU. Por un lado, éste no es reconocido por los EE.UU. para sí mismo, sino sólo para otros países, y por otro lado – tan sólo por el motivo mencionado – el tribunal de la ONU se sitúa en una posición ridícula. Y como nada se emprende contra Bush, Blair y consortes, en base a derechos y leyes, y como los EE.UU. no regresa al fin con sus tropas de todos los países de la Tierra a su propio país y se queda allí, ni abandona sus planes de dominio mundial, entonces ocurrirán otras cosas muy graves. Por eso, las organizaciones islámicas y otras organizaciones terroristas se vengarán de la guerra en Irak y, por su parte, también verterán mucha sangre inocente y cometerán innumerables asesinatos, como ya lo han demostrado con actos terroristas en Riad, Arabia Saudita, y los dos ataques terroristas en Casablanca, Marruecos, por los cuales ya hay que lamentar muchas vidas inocentes humanas. Y tales actos llaman nuevamente a los criminales mandatarios de estado al escenario, quienes entonces se sienten llamados y exhortados, en su demencia, su sectarismo y su autoritarismo otorgado por Dios, a propagar igualmente el asesinato, la destrucción y el terror por medio de sus armadas regulares. Así resulta obligatoriamente una secuencia imparable de incidentes, el uno tras el otro, porque la violencia necesariamente genera la violencia a su vez. Y así continúa esto hasta que un día todo estará destruido y aniquilado y el ser humano mismo se exterminará a sí mismo con sus acciones asesinas y criminales – si es que esto no ha sucedido ya tan sólo con el imparable crecimiento de la sobrepoblación.