Boletín Especial 1

Actualmente, el presidente de los EE.UU., Bush es el más peligroso, el más grande y la más poderosa figura belicista en el mundo, ante quien los más diversos y poderosos mandatarios de diferentes países, como p. ej. de Inglaterra y Alemania, adoptan una actitud extraordinariamente sumisa, juntándose a los aullidos de guerra del norteamericano, quien con el consentimiento de la supuesta "organización para la paz mundial", la ONU, quiere provocar una guerra con Irak que puede traer graves consecuencias a nivel mundial, precipitando a la humanidad y su planeta a una tremenda catástrofe en la que incontables vidas humanas pueden ser borradas sin más. Y todo esto es provocado básicamente por un solo hombre de nombre G. W. Bush, de quien hay que preguntarse qué entiende él como responsabilidad hacia la humanidad y hacia su propio pueblo, del cual quiere mandar inescrupulosamente a miles de hombres y mujeres como guerreros y guerreras a una batalla que es más que solamente cuestionable, en la cual muchos perderán sus vidas, tanto del lado norteamericano como del lado supuestamente enemigo. ¿Cuán codicioso de poder, irresponsable, miedoso y cobarde debe ser realmente un ser humano si acepta la muerte de seres humanos en forma violenta y malvada, y si mediante sus órdenes y sus seguidores deja destruir inescrupulosamente los logros humanos, o si él mismo lleva a cabo estos actos malvados e inhumanos tal como es propio de los terroristas individuales o agrupados? Además, quien es un belicista y quien provoca la guerra - como el poderoso y autoritario estadista G. W. Bush, y como todos los poderosos de todos los países que tiran de la misma cuerda y hacen resonar su sanguinario aullido de guerra en todas las malas tonalidades - no tienen jamás el derecho de ocupar una posición de poder. Su forma de pensar es sólo la de involucrar a otros países en guerras, desplegarse en ellos y repartir muerte, perdición y destrucción. Aunque también son corresponsables todos aquellos entre el pueblo que apoyan esto y lanzan aullidos de guerra, aún cuando ellos mismos no quieran participar directamente en la guerra, como es el caso p. ej. - al menos todavía por ahora - con Alemania e Inglaterra. Por lo tanto, ahí también están implicados todos aquellos del pueblo quienes apoyan esto, aullando con los lobos belicistas. Y todos ellos, los culpables miedosos y cobardes y poderosos belicosos que están al timón del estado, así como los tontos ciudadanos sujetos a ellos, no están nunca en condiciones de cargar con la responsabilidad por haber apoyado la guerra o por los actos criminales cometidos en perjuicio de la humanidad. Además a muchos les falta el sentido de la responsabilidad, la sensatez, el entendimiento necesario y la inteligencia requerida como para realmente darse cuenta del alcance catastrófico de su apoyo a la guerra, a la provocación de la guerra y de su procedimiento bélico.