Boletín Especial 1

Pregunta Telefónica de un Lector

Sr. Billy Meier, como asiduo visitante del Internet leo todas sus publicaciones, así como sus boletines que siempre encuentro extremadamente interesantes. Esto también porque Ud. siempre tiene el valor de expresar su opinión en forma libre y franca. Por eso quiero preguntarle ahora si Ud. podría escribir en su próximo boletín su opinión muy personal acerca de los belicosos norteamericanos y sus maquinaciones a nivel mundial, así como acerca de Saddam Hussein. Seguramente también sería interesante para otras personas saber lo que piensa Ud. al respecto y qué tipo de conocimiento de origen antiguo posee Ud. acerca del futuro.

A.Utz/Suiza

Respuesta:

En primer lugar debo decir que estoy arriesgando tener problemas con la jurisdicción, y bajo ciertas circunstancias, incluso me estoy jugando la vida si digo abiertamente la verdad tal y como realmente es. Y como Ud. sabrá por el Internet, ya se han cometido 19 intentos de asesinato en contra mía, los cuales hasta el momento afortunadamente no han tenido éxito, por lo que espero sobrevivir también otras cosas eventuales de igual tipo si llegaran a suceder – ¡aunque uno nunca sabe!

Desafortunadamente, mi respuesta ya no llegará a tiempo para el próximo boletín, por lo que convierto su llamada por separado en una “Pregunta Telefónica de un Lector” y la instalaré en el Internet, para integrarla después oficialmente al boletín que sigue después del próximo, si es que llego a hacerlo sin que se me cite a presentarme ante un tribunal, etc.

Bien, como sé por mi propia triste experiencia, tampoco en Suiza se permite decir y divulgar la opinión en forma abierta y libre, y ni siquiera cuando corresponde a la verdad efectiva. Si a pesar de ello uno lo hace, entonces uno recibe una demanda judicial y pierde la partida, porque parece que lo injusto simplemente es visto como algo más justo que la verdad efectiva, como yo mismo debí experimentarlo en varias ocasiones durante mi vida.

Y todo esto a pesar de que Suiza se denomina presuntuosamente un estado de derecho y se afirma que en este país predominan la libertad de opinión así como la verdadera libertad, lo que por lo menos es una burla para todo derecho cuando ciertas jurisdicciones dictan sentencias en perjuicio de la verdad y sus representantes, absolviendo a los verdaderos culpables.

Por lo tanto el peligro acecha, de modo que no debo pronunciar abierta y libremente la verdad en su plena extensión, pues muchas cosas debo mantener en secreto o circunscribirlas con palabras insuficientes si no quiero que nuevamente me caiga encima una tempestad judicial, a mí y a mis escasos medios financieros, o que mi vida sea amenazada. No obstante me atrevo a hacer oír mi palabra y a decir lo que es de urgente necesidad: La humanidad terrestre no debe tener miedo del supuestamente ávido del dominio mundial, de la supuesta amenaza para el mundo y la humanidad: el dictador y déspota Saddam Hussein, sino todo lo contrario, debe temer de aquel estado que se llama los Estados Unidos de América, el cual, bajo la cubierta de la paz y de la lucha antiterrorista, ejerce el terror en varios lugares y se expande y se establece militar y políticamente en muchos países de la Tierra, por lo que es aquí donde más se puede hablar de avidez de dominio mundial y de avidez de recursos que en el caso del criminal dictador iraquí, quien ante los Estados Unidos es en realidad sólo un pequeño pez y con certeza no puede hacer peligrar el mundo como lo proclama los Estados Unidos, lleno de miedo, cobardía, con sed de venganza y odio, así como con un inhumano anhelo de asesinar.

La verdad es – aún si Saddam Hussein produce y posee armas de destrucción masiva, de lo que no debería caber duda, puesto que el tipo padece delirios de grandeza y de poder, aparte de muchos males más – que los Estados Unidos maquina una tremenda instigación belicosa contra Irak por aspiraciones de dominio mundial y por muchas otras razones poco honrosas, y en otros casos, también interviene en forma bélica en las maquinaciones de los más diversos países, y en su anhelo de poder, se establece en ellos en forma definitiva. Y todo esto sucede bajo la protección y las resoluciones de la ONU, la que participa asiduamente en las instigaciones belicosas y en sucesos bélicos y los apoya, aunque en realidad esta organización debería ser para la verdadera paz, para la creación y la conservación de la paz. Esta es una llamada “organización de la paz” que sin embargo, presta sus manos en realidad para la discordia y la guerra y se deja forzar, prácticamente bajo amenazas, a apoyar la guerra; esto a través de ciertos estados de la ONU que carecen de conciencia y responsabilidad y son autoritarios, soberbios, arrogantes y belicosos, y carecen de sensatez, como todos los que apoyan guerras, sin importar a que clase de móvil o motivo se apoyen, y a qué religión, pueblo o estado pertenezcan.

Saddam Hussein no ha orientado sus intromisiones ni su avidez de poder hacia diversos países o hacia el mundo entero, como es el caso con los Estados Unidos, el que sin miramientos presume ser policía del mundo y se anida sin inhibiciones en dondequiera que le es posible – y así se infiltra y absorbe el mundo entero y todos los estados de forma lenta pero segura, y no solo con el idioma norteamericano, que es divulgado de mala manera para suplantar otros idiomas y promoverlo de forma lenta pero segura como idioma mundial, sino especialmente con su poder político, judicial y militar. Y ahora los Estados Unidos amenaza con una segunda guerra en el Golfo, e incluso con la aprobación de la ONU y con el aullido de lobos de todos aquellos estados, o por lo menos de los encargados en los gobiernos, quienes son tan irresponsables, cobardes, miedosos y llenos de odio y vengativos como los belicosos del tan poderoso Estados Unidos. Sin embargo, el hecho de que exactamente a causa de esto, es decir, por medio de una segunda guerra en el Golfo Pérsico (Arábico), se puede provocar precisamente la verdadera y real catástrofe, la tercera guerra mundial, profetizada ya hace miles de años, de este hecho no se dan cuenta ni son capaces de hacerlo los tipos miopes en el poder de los Estados Unidos ni sus sumisos estados aliados y sus responsables, quienes comen del mismo comedero. Este peligro es efectivamente real, pues la posibilidad está muy cerca, tal como está profetizado desde tiempos antiguos, de que como Irak es un estado islámico, los países y los pueblos islámicos del mundo entero se unan a luchar contra todo el mundo cristiano y lo arrollen, destruyan, aniquilen y lo extingan, si se ven obligados a hacerlo bajo ciertas circunstancias por causa de la demencia de los belicosos norteamericanos y de los que se unan a ellos en una guerra contra Irak. Y esto, aparte de que el terrorismo religioso, sectario, fanático y político tomaría formas cada vez más maliciosas, graves y terribles en todos los niveles de la población y de la sociedad, así como a niveles internacionales, y que el odio de todos lados en todos los pueblos aumentaría cada vez más y adquiría formas cada vez más incontrolables. Tarde o temprano podría producirse como consecuencia una horrible masacre entre todos los pueblos y todas las religiones, y efectivamente también existiría la posibilidad de que en última instancia, a causa de toda la demencia en el mundo, surgiera tal destrucción y tal contaminación por radiación y armamento químico, biológico y nuclear que la Tierra llegaría a ser ampliamente o incluso completamente inhabitable para los seres humanos y todas las formas de vida. Un escenario de horror que efectivamente podría hacerse realidad a causa de la irresponsable ambición de poder y la demencia humana.

También el Islam es una religión – como el Cristianismo, el Judaísmo, el Hinduismo y el Budismo – y por lo tanto, sus creyentes también son seres humanos, como los creyentes del Cristianismo y de todas las demás religiones. Y ningún integrante de ninguna religión tiene el derecho de lastimar a integrantes de otras religiones por razones de su creencia. Así mismo, este derecho no les pertenece tampoco a aquellos cristianos fanáticos y fundamentalistas que tienen la demente creencia de que sólo su fe es la correcta y, por eso, los miembros de otras creencias deberían ser combatidos, extinguidos y aniquilados. Y este es el caso especialmente con aquellos cristianos que tienen la demente creencia que los creyentes del Islam sólo tienen en mente la conquista del mundo y la erradicación del Cristianismo. Una visión horrorosa que, sin embargo, de alguna manera podría hacerse realidad si estallara una guerra religiosa a nivel mundial entre los cristianos y los musulmanes – precisamente por culpa de los irresponsables belicosos quienes tienen la voluntad, en su debilidad mental y en su avidez de poder, miedo y cobardía, de conjurar inescrupulosamente una tercera guerra mundial.

La guerra no debe prevalecer en el mundo, sino la paz. ¿Pero de qué sirve si el mundo cristiano habla hipócritamente de paz y libertad, y sin embargo se prepara para la guerra, la venganza, el asesinato, la destrucción, la aniquilación, el terror, la muerte y el odio, mientras que los curas predican desde el púlpito un supuesto amor de un dios imaginario para todos los seres humanos, con la otra mano bendicen armas mortíferas destinadas a sacrificar los "enemigos" creyentes de otras religiones, los que sin embargo, son en realidad seres humanos y criaturas de la misma Creación como todos. Por todas partes, y especialmente en ciertos tribunales y gobiernos, predomina lo injusto antes que lo justo, y especialmente para los Estados Unidos este derecho es aún más derecho, porque puede jugar y ejercer su poder sin trabas a nivel mundial sin que el mundo se defienda mucho o seriamente. Esto sucede, y no en poca medida, porque los aliados – además de la ONU – se agachan cobardemente ante este poder y llenos de miedo y devoción se entregan sumisamente, pase lo que pase, arrastrándose como si fueran perros.

Observando la floja alianza mundial contra el terror se ve que ésta ciertamente se fracturará por una nueva guerra y por acciones de desquite y venganza, y que puede quebrarse fácilmente, por lo que una tercera guerra mundial entra completamente en el marco de las posibilidades y puede traer gran destrucción y aniquilación sobre el mundo y su humanidad, tal como está profetizado desde tiempos antiguos por Henoch y otros.

En este caso ya no servirían de nada los cantos religiosos que son lloriqueados, sin cerebro ni reflexión, en las llamadas casas de dios. En efecto, no se necesita orar religiosa y sumisamente ni entonar cantos religiosos, sino que hay que poner a funcionar el cerebro y crear pensamientos y sentimientos sanos para dejar que surja el verdadero amor, la paz y la libertad. Uno no tiene ni debe simplemente esconderse, por miedo cobarde, bajo fórmulas religiosas que no tienen sentido, o versículos, palabras, cantos y oraciones mojigatas, y uno no debe jamás generar odio en contra de otros por motivos de miedo insensato, por cobardía, ni por ganas de venganza o de desquite, ni tomar acciones letales, sea en contra de individuos, o sea en contra de ciertos o muchos pueblos o estados, así como lo ha hecho y lo sigue haciendo especialmente los Estados Unidos desde que existe – empezando por la semi-extinción y degradación de la población nativa norteamericana, los indios, continuando con el robo de personas de raza negra en África y su esclavización en los Estados Unidos, la que con presunción habla de amor, paz y libertad e inscribe en su billetes monetarios: "In God We Trust" ("En Dios Confiamos"), y sin embargo, ejecuta a seres humanos por medio de la pena de muerte, y llegando hasta a la intromisión política y militar no invitada en asuntos ajenos, para poder realizar sus planes de domino mundial y de acaparamiento de recursos, aún cuando incontables seres humanos pierden sus vidas y efectivamente pasan de hecho sobre sus cadáveres.

Uno debe evitar toda guerra, como un verdadero ser humano, y jamás incitarla. Por eso toda la humanidad tiene que levantarse en contra de los líderes de la demencia y los que carecen de carácter, como también contra los irresponsables y los belicosos y contra sus siervos en todos los países, para ponerle un alto a la amenazante demencia de los Estados Unidos con respecto a una segunda guerra contra Irak, y para evitar ésta como también otras escaladas del conflicto entre Israel y Palestina, así como otras guerras o incluso una tercera guerra mundial, la que de acuerdo a antiguas profecías ciertamente nos puede amenazar si la instigación a la guerra por parte de los Estados Unidos y de sus aliados se hace realidad de cualquier forma, resultando en muertes, asesinatos, destrucción y aniquilación.

La humanidad debe unirse en causa común – como un solo pueblo – contra las maquinaciones belicistas irresponsables, los delirios de grandeza y en contra de la amenaza de una nueva guerra en el Golfo, así como en contra de otras maquinaciones bélicas similares por parte de los Estados Unidos que son de puro terror mundial.

Y esto también vale para todo el terror descarado de agrupaciones extremistas y otros, como también para todos los pueblos y estados que practican la guerra y ejercen el terror. El pueblo normal, aquella humanidad entera que no se desempeña en gobiernos, religiones o en el campo militar, es la que debe unirse en paz, libertad y amor para procurar en la Tierra misma la paz y la libertad, el amor y la armonía, y evitar acciones terroristas y otras acciones bélicas de todo tipo, tanto las ya existentes, así como evitar otras nuevas, porque los falibles gobernantes, religiosos y militares en el poder y aquellos que rugen con ellos y aquellos que aúllan con los lobos no lo saben hacer, porque sólo satisfacen sus autoritarias ansias de poder, fomentando la muerte y la perdición en forma totalmente irresponsable y cobarde, con odio y con sed de venganza, destruyendo así el mundo y los logros de todos los seres humanos y conjurando incluso la extinción de la humanidad.

Este es mi punto de vista y mi conocimiento de acuerdo a antiguas profecías, por lo que únicamente yo firmo como responsable, sin que ninguna otra persona – ni la asociación FIGU – haya tenido algo que ver con esto. Así es mi palabra y asumo la responsabilidad en todo sentido para que nada ni nadie sea afectado. En realidad, la verdad es difícil y dura de digerir para todos aquellos que aúllan con los lobos, para los que cargan con la culpa de la injusticia y con los crímenes cometidos a la humanidad. Y todos ellos son los que tampoco entienden la verdad ni la quieren aceptar e intentarán callarme, no importa cómo, sea por medio de la jurisdicción demandándome por mi exposición, o tal vez un asesino encargado por los belicosos quiera acabar con mi vida.

SSSC, 24 de Diciembre, 2002, 23:33hr.
Billy

El Presidente de los EE.UU., G. W. Bush y Consortes

Ahí está G. W. Bush, de oficio presidente de los Estados Unidos de América; ahí están también diversos otros poderosos mandatarios como Joschka Fischer en Alemania, Toni Blair en Inglaterra, Saddam Hussain en Irak, Sharon en Israel, Arafat en Palestina y otros poderosos y todos sus partidarios en los gobiernos y pueblos. Y ahí también están los terroristas fundamentalistas religiosos, fanáticos y dementes de todo tipo, junto a individuos solitarios locos. Y en su totalidad, todos ellos tienen algo en común; a saber, traen la muerte y la perdición a la humanidad y una tremenda destrucción al mundo, o por lo menos lo apoyan si no están implicados directamente en ello.

Actualmente, el presidente de los EE.UU., Bush es el más peligroso, el más grande y la más poderosa figura belicista en el mundo, ante quien los más diversos y poderosos mandatarios de diferentes países, como p. ej. de Inglaterra y Alemania, adoptan una actitud extraordinariamente sumisa, juntándose a los aullidos de guerra del norteamericano, quien con el consentimiento de la supuesta "organización para la paz mundial", la ONU, quiere provocar una guerra con Irak que puede traer graves consecuencias a nivel mundial, precipitando a la humanidad y su planeta a una tremenda catástrofe en la que incontables vidas humanas pueden ser borradas sin más. Y todo esto es provocado básicamente por un solo hombre de nombre G. W. Bush, de quien hay que preguntarse qué entiende él como responsabilidad hacia la humanidad y hacia su propio pueblo, del cual quiere mandar inescrupulosamente a miles de hombres y mujeres como guerreros y guerreras a una batalla que es más que solamente cuestionable, en la cual muchos perderán sus vidas, tanto del lado norteamericano como del lado supuestamente enemigo. ¿Cuán codicioso de poder, irresponsable, miedoso y cobarde debe ser realmente un ser humano si acepta la muerte de seres humanos en forma violenta y malvada, y si mediante sus órdenes y sus seguidores deja destruir inescrupulosamente los logros humanos, o si él mismo lleva a cabo estos actos malvados e inhumanos tal como es propio de los terroristas individuales o agrupados? Además, quien es un belicista y quien provoca la guerra - como el poderoso y autoritario estadista G. W. Bush, y como todos los poderosos de todos los países que tiran de la misma cuerda y hacen resonar su sanguinario aullido de guerra en todas las malas tonalidades - no tienen jamás el derecho de ocupar una posición de poder. Su forma de pensar es sólo la de involucrar a otros países en guerras, desplegarse en ellos y repartir muerte, perdición y destrucción. Aunque también son corresponsables todos aquellos entre el pueblo que apoyan esto y lanzan aullidos de guerra, aún cuando ellos mismos no quieran participar directamente en la guerra, como es el caso p. ej. - al menos todavía por ahora - con Alemania e Inglaterra. Por lo tanto, ahí también están implicados todos aquellos del pueblo quienes apoyan esto, aullando con los lobos belicistas. Y todos ellos, los culpables miedosos y cobardes y poderosos belicosos que están al timón del estado, así como los tontos ciudadanos sujetos a ellos, no están nunca en condiciones de cargar con la responsabilidad por haber apoyado la guerra o por los actos criminales cometidos en perjuicio de la humanidad. Además a muchos les falta el sentido de la responsabilidad, la sensatez, el entendimiento necesario y la inteligencia requerida como para realmente darse cuenta del alcance catastrófico de su apoyo a la guerra, a la provocación de la guerra y de su procedimiento bélico.

Y aquellas personas que sufren de estas deficiencias no deberían ser elegidas por el pueblo a gobernar, ni ser toleradas en caso de autonombrarse y autoalzarse a una posición oficial o directamente a una posición de poder. Y aquellos entre el pueblo quienes están sujetos a tales elementos ineptos y belicistas, entontecedores del pueblo, carentes de conciencia, que hieren al pueblo y quienes gritan a favor de cualquier perversión y acto malvado político, sectario o militar y aúllan en el coro de los ávidos de sangre humana, también deberían ser obligados por las personas del pueblo que piensan y actúan en forma sensata, a que den cuentas por su irresponsable apoyo a la guerra, y su miedoso y cobarde aullar y actuar.

La violencia genera a su vez la violencia, la guerra genera a su vez la guerra, el terror generara a su vez el terror. Esto debería quedarle finalmente claro al ser humano de la Tierra. Por eso, los poderosos estadistas instigadores a la guerra deben ser destituidos por el pueblo y por ninguna razón deben ser elegidos a ocupar altas posiciones de poder. Tampoco un G. W. Bush pertenece en la posición de poder que le fue facilitada imprudente e irresponsablemente por una parte del pueblo estadounidense. Una posición de la que él abusa para propósitos bélicos y para ejercitar el poder, ignorando todas las solicitaciones y las voces de sensatez de la parte del pueblo que se opone a todo belicismo, a todo terror, así como a la pena de muerte, como lo hacen igualmente miles de millones de personas sensatas en todo el mundo que realmente aman la paz, quienes no obstante, no son escuchados por los poderosos y culpables en el poder, porque éstos, en su autoritarismo pasan en efecto desalmadamente sobre cadáveres de mujeres, niños y hombres, así como sobre la destrucción de logros humanos alcanzados con grandes dificultades. Las personas en posiciones gubernamentales de poder que practican el terror deben ser destituidos por el pueblo en forma responsable porque: sólo se puede poner un alto a toda esta locura si la humanidad por fin se une haciendo causa común, aprende y respeta las leyes de la vida y solo tolera en las posiciones de poder gubernamental a personas que no quieren abusar de su poder y autoritarismo, ni de su afán de lucro, sino que trabajan en efecto solo para el pueblo, en forma altruista, honrada, modesta y virtuosa, generando bondad mediante la bondad, paz mediante la paz, y verdadera libertad mediante verdadera libertad. Para esto, el pueblo debe elegir a las más altas posiciones y sólo consentir a aquellas personas que a diario prueban que gobiernan sola y únicamente para el bien del pueblo y cada individuo, sin ansias de poder y sin sacar ningún tipo de provecho para su propio bolsillo.

30 de Diciembre 2002, 23:31h
Billy