Armas, falsa educación, matar, guerra

Pero esto se sigue cultivando y es transferido a la adolescencia, más tarde a la edad adulta, donde con no poca frecuencia se llega a graves y gravísimas perversiones en forma de delitos de homicidio.
Verdaderamente, desde siempre, sólo una pequeña parte de la humanidad ha logrado dedicarse a las leyes dadas por la Creación, y con ello, a los elevados valores del comportamiento correcto. En consecuencia, la mayoría de la humanidad, desde todos los tiempos, está mucho más cerca de la violencia, del odio, de la venganza, desamor así como de la desarmonía, desequilibrio, insensibilidad y de matar a sus semejantes. Este es también el motivo por el cual las armas son muy apropiadas para causar un potencial enormemente agresivo y brutal en el ser humano, del cual él mismo no sabe que le está acechando.
Ciertamente, el ser humano no es malo por naturaleza y tampoco tiene, por naturaleza, ninguna inclinación a matar, ya que en él se da un factor natural de inhibición para que no mate a sus semejantes. Este factor inhibidor está asentado en el sistema límbico y asentado en el lóbulo frontal, de donde básicamente también se producen los sentimientos desde los pensamientos. Pero si este factor inhibidor, a través de cualquier circunstancia se pasa por alto o se reprime, entonces surgen muy rápidamente sentimientos de odio en el llamado putamen, en la zona del lóbulo frontal y en la corteza insular, que pueden degenerar rápidamente. Tan sólo el manejo de un arma, activa un cierto aprendizaje en el hipocampo, como además también en el hipotálamo y en la hipófisis, a través de lo cual, por así decirlo, brama una poderosa tormenta de agresividad en el cuerpo humano, desencadenada por una enorme oleada de testosterona.
Todos los delincuentes que matan con armas de algún tipo, encuentran acceso a ellas de alguna forma; es decir, lo mismo da si existen o no leyes rigurosas sobre armas. Si las armas no pueden adquirirse legalmente, entonces simplemente se robarán o se tomarán prestadas o bien se procurarán por caminos ilegales. O sea que las leyes rigurosas sobre las armas no sirven para nada, sino que perjudican solamente a aquellos que utilizan armas únicamente para el deporte, o bien para la caza o bien como objetos de colección. Sin embargo, a pesar de esto, las armas son herramientas muy poderosas con las que también se llevan a cabo guerras, se cometen matanzas y se provocan inmensas destrucciones. De este modo son tanto para el individuo en particular, como desde luego también para los gobiernos, pueblos y ejércitos, medios extremadamente crueles para ejercer la violencia, satisfacer el odio, la venganza, y el desquite así como perversión en celos, pena de muerte, etc. Y las armas son realmente mortíferos medios de poder en la lucha por reconocimiento, falsa reputación y respeto, etc. Los usuarios de armas con las que matan, se hallan unidos psíquicamente con ellas, por lo que se pueden entusiasmar también con ellas.