Boletín Especial 7

¡Usen su cerebro! Tomen una postura expectante y observen los procesos que se desarrollan en vuestro interior. Con todo, no se olviden nunca que son sujetos escindidos, que están dominados por un ego positivo y otro negativo. En vosotros, esta polaridad origina conflictos interiores que ustedes proyectan hacia fuera, con lo que tratan de identificar un chivo expiatorio para vuestra impotencia interior y debilidad. Vuestro subconsciente es el que conduce vuestro pensar y obrar consciente. Y en tanto no investiguen ni profundicen el esquema de vuestro subconsciente, llegarán siempre nuevamente a la misma situación, de forma que parece como si alguien, de cierta manera, entra en vuestras vidas y les quiere comunicar algo de lo cual no tienen ni remota idea de que algo así pueda existir.

¿Por qué se comportan tan egoístamente? Eso tiene varios motivos. El motivo principal es el de la “ego manía”. Los seres humanos, desde hace millares de años se han degenerado en seres agobiados por el ego. Las causas no las deseamos profundizar aquí. Sobre este tema hay muy buenas lecturas que cada cual puede leer. El sistema del pensar egoísta tiene un problema fundamental: Aquel de la jerarquía. El hombre ignorante cree, con su orientación mundana y los relacionados e ilusorios pensamientos, palabras y acciones – mientras esté condicionado a la confusión de estas cosas – que encima de él no hay nada. Este es un sistema de creencia muy curioso, sobre todo porque su conducta verdadera está diametralmente opuesta a esa forma pretextada de pensar. Pues, ¿qué hace él en realidad? Él adora a políticos, ídolos (estrellas de fútbol, estrellas de pop, de cine, etc.) y a dioses por tanto tiempo que éstos son capaces de hacerles creer que son dignos de respeto, adoración y veneración. ¿Pero qué pasa cada vez que alguien llega y les dice que todos ustedes están equivocados y que deben verificar el patrón de vuestra convicción? Histeria y miedo, con la secuela de pensamientos agresivos que los dejan totalmente desconcertados y desencajados. Llama la atención - según la historia, y por lo tanto fácilmente reconocible para cada uno - que siempre que se presenta una situación como esta, el individuo ignorante se colapsa mental y emocionalmente. ¿Qué es lo que en su ceñida arrogancia no admitirá jamás? ¡Que realmente no sabe nada! Por ello debería someterse a una jerarquía del conocimiento; y exactamente esto es lo que no quiere, ya que no puede ser lo que no debe ser.