Boletín Especial 2
¡Todo lo contrario! Todo el suceso no se trata de un acto de defensa como secuela del ataque a las Torres Gemelas de New York, sino de un gran acto de terrorismo, y los actores en este indigno teatro no son ni una pizca mejores que todos aquellos fanáticos que cobardemente y con odio ilimitado y con imbecilidad religiosa gritan por la “guerra santa”. ¡Es casi imposible creerlo: por un lado una técnica tan elevada, y por otro lado, en los cráneos hay condiciones como de la edad media!
¿Cuándo se despertarán al fin los pueblos y votarán en los gobiernos por personas llenas de responsabilidad, altruistas y de forma de pensar sensata, en vez de gentuza irresponsable y basura delictiva que les importa un comino el bienestar del pueblo, sino que solo se entregan a sus propias ansias de poder y a sus bajos instintos y así se olvidan que todas las personas de la Tierra navegan en la misma barca y todos respiran el mismo aire? Los grandiosos locos se golpean el pecho como monos de la selva y se creen grandes y fuertes, pero no se dan cuenta de que sierran la misma rama donde están sentados. Como dice tan ciertamente un refrán: la soberbia precede a la caída.
Y para concluir, la siguiente pregunta se dirige a la población norteamericana: ¿Cuáles serían las consecuencias si se hubiera ocultado que el gobierno, o círculos de los servicios secretos, hubieran sabido de antemano el suceso del 11 de Septiembre del 2001 pero no hubieran tomado contramedidas? (¡Con referencia a esto se debe advertir que el gobierno norteamericano, en la Segunda Guerra mundial, conocía anticipadamente sobre el ataque de la fuerza aérea japonesa a Pearl Harbor, y muy conscientemente sacrificaron a sus propios soldados con el fin de tener un pretexto para realizar una “prueba real” del efecto de las bombas atómicas!)
Christian Frehner, Suiza