Boletín Especial 2

Dirigido a los Gobernantes Poderosos y a la Humanidad de la Tierra

Especialmente a George W. Bush/USA, Ariel Sharon/Israel, Saddam Hussain/Irak, Yassir Arafat/Palestina y Osama bin Laden y sus partidarios y defensores, pero también a todos los demás falibles irresponsables poderosos de estado y terroristas, así como sus partidarios y los que gritan hurra con ellos, y que promueven o apoyan la guerra y el terror o los ejercen de alguna manera.

Desde hace alrededor de 10.000 años, en la Tierra ha habido apenas 250 años de paz, mientras que todos los demás tiempos han entrado infamemente en los anales de la historia a causa de guerras sangrientas, revoluciones y actos de terror. Durante esos tiempos, cada año se registraron a nivel mundial docenas de acciones bélicas que en su totalidad han costado cientos de millones de vidas humanas y que han producido indescriptibles sufrimientos para la humanidad terrestre así como tremenda destrucción en todo el mundo. E incluso, en el siglo 20 bramaron dos guerras mundiales, desde 1914 a 1918 y de 1939 a 1945. El punto culminante de la demencia de la segunda guerra mundial lo produjeron los Estados Unidos, con el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima/Japón, el 6 de agosto de 1945, con lo que se mató a un cuarto de millón de seres humanos, produciendo también muchos daños posteriores en las víctimas sobrevivientes. Tres días más tarde, el 9 de agosto de 1945, de igual manera, los Estados Unidos destruyeron completamente Nagasaki/Japón mediante otro lanzamiento de una bomba atómica, y según datos oficiales, perecieron alrededor de 70000 seres humanos. También en Alemania los Estados Unidos actuaron igualmente de forma criminal y despreciadora de vidas cuando redujeron a escombros a la ciudad hospital de Dresde mediante enormes bombardeos. Esto sucedió durante la “Operación Trueno”, el 13 y 14 de febrero de 1945. En 1939, Dresde contaba con 630000 habitantes, y durante los tres inhumanos e irresponsables ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña hubo incontables víctimas. En aquellos días había en Dresde además, alrededor de 500000 refugiados silesianos, así como muchos obreros forzados y soldados. Según datos oficiales, primero se dijo que en estos ataques habían perdido la vida 25000 seres humanos, lo que sin embargo no correspondía a la verdad, por lo que más tarde la cifra de los asesinados fue corregida a 250000, y más tarde nuevamente fue reducida a solamente 35000. Esto, como es usual, para minimizarlo todo, como también había sido el caso con Hiroshima y Nagasaki, pues en realidad habían habido muchos más muertos.

Tan sólo tómese en cuenta la cantidad de bombas lanzadas sobre Dresde por los británicos y los estadounidenses. La verdad es que durante los dos ataques nocturnos, 772 formaciones de bombarderos británicos lanzaron 1477,7 toneladas de minas y bombas explosivas, además de 1181,8 bombas incendiarias, por las que se generaron tremendas tormentas y avalanchas de fuego de las que nada podía escapar, como tampoco de las tormentas y avalanchas de fuego generadas por 643,1 toneladas de bombas estadounidenses. Durante seis siguientes ataques diurnos, los estadounidenses arrojaron además 3767,1 toneladas de bombas explosivas, y estos escuadrones de bombarderos consistían en 311 aviones “Liberator”, las llamadas “fortalezas voladoras”. El área de la destrucción total cifró 12 kilómetros cuadrados, mientras que otra área de 15 kilómetros cuadrados sufrió de daños graves a muy graves.

Las atrocidades antes mencionadas de los Estados Unidos constituyen sólo una pequeña parte de las tremendas maquinaciones criminales contra la humanidad, pues durante todo el tiempo anterior al siglo 20, desde que los EEUU fue poblado por elementos sectarios y criminales de Europa y se integró al mundo como un nuevo estado, se atestiguan muchísimas otras atrocidades de parte de los estadounidenses en contra de los seres humanos. Para esto no es necesario buscar muy lejos, sino solamente tomar en cuenta la casi aniquilación de los indígenas norteamericanos, o los tremendos crímenes mediante la esclavización, cuando cazadores de esclavos robaban en forma criminal a personas de raza negra, esclavizándolos hacia los EE.UU., torturando, martirizando y asesinando a decenas de miles ya en África o en los barcos transportadores de esclavos, mientras que los sobrevivientes tuvieron que soportar en los EE.UU. una vida de esclavitud de la peor forma, si no fueron alquitranados y emplumados o torturados por racistas, como los del Ku-Klux-Klan. Además de esto, durante el tiempo de la esclavización, los EE.UU. mantenían verdaderas granjas para criar eslavos, donde las mujeres esclavas eran brutalmente violadas y embarazadas en masa por “sementales escogidos”. Esto lo hacían para criar descendencia de esclavos, porque resultaba más barato que el robo de esclavos en África y los difíciles transportes de seres humanos esclavos hacia Norteamérica, en los que miles y miles de esclavos eran torturados y azotados a la muerte, o morían miserablemente en alta mar por enfermedades, epidemias, sed y hambre.

Además, tómese en cuenta las incontables maquinaciones secretas y los asesinatos de los servicios secretos norteamericanos, que propagaban y siguen propagando el terror por el mundo, silenciando, por medio de asesinatos, a todos aquellos quienes tienen suficiente valor como para divulgar la verdad acerca de ellos y las verdaderas maquinaciones de los EE.UU. Es un país que se jacta de ser el autonombrado policía del mundo, metiéndose en todas partes, en los asuntos de otros países, aunque no tiene absolutamente nada qué hacer en ellos y donde por lo regular también es indeseado. Detrás de esto se puede distinguir clara y nítidamente la obsesión norteamericana de dominar el mundo, por lo que pasa inescrupulosamente por encima de cadáveres y derrama sangre humana y ha provocado y sigue provocando indescriptible dolor, miseria y destrucción. Y todo esto sigue sucediendo incesantemente de esta forma, y como resultado aún no hay fin a la vista.

El actor estadounidense y posterior presidente estadounidense, Ronald Reagan, fue un malvado instigador a la guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, el 33avo presidente estadounidense, Harry Truman, ordenó atacar a Japón con bombas nucleares. En la Guerra de Vietnam, que fue llamada también la “guerra especial” por las operaciones secretas de los norteamericanos en Vietnam, los militares estadounidenses cometieron crímenes de guerra tan atroces que causaría puro terror en un ser humano normal el sélo hecho de pensar en ello. Por ejemplo, solo piénsese en la masacre de My Lai. El presidente nº 41 de los EE.UU., George H. W. Bush (padre) provocó la primera guerra del golfo, y ahora debe seguir la segunda guerra del golfo de Bush, esta vez desencadenada por su irresponsable y evidentemente megalómano y tonto vástago como cual más, George W. Bush, quien soberbia y arrogantemente se jacta de criatura omnipotente, y cuya obsesión de guerra es aún peor que la de su progenitor. Y este irresponsable, delirante de grandeza, y despreciador de la vida humana incluso amenaza con provocar en Irak un escenario nuclear, por lo que cientos de miles o hasta millones de seres humanos podrían encontrar la muerte, y esto a una distancia de sólo 3500 kilómetros de Europa, que por supuesto sería afectada gravemente por semejante demencia. ¿Y por qué todo esto? – por una parte, probablemente sólo para llegar al petróleo iraquí, y por otra parte, para expandir el poder estadounidense en forma política, económica y militar así como religiosa. Sin embargo, hay que tomar en cuenta también, y esto es evidente, que se pretende combatir al Islam porque supuestamente no es compatible con el sectarismo cristiano.

Por lo tanto, todo hace también pensar en una guerra de creencias de Bush, aunque los musulmanes, es decir, los Islamitas, no les han dado ninguna razón a los estadounidenses para empezar tal guerra, descontando por supuesto a la minoría de terroristas dementes quienes con su fanatismo ya no son capaces de usar su raciocinio ni su sensatez. Y toda la humanidad se queda viendo cobardemente todas estas maquinaciones criminales contra la humanidad – y no emprende nada para quebrar la demencia y la avaricia de poder de aquellos que traen la muerte, el dolor, pena, miseria, destrucción y perdición sobre el mundo y los seres humanos. Varios estados aúllan, especialmente los estados de la UE (Unión Europea), junto a otros, con el coro de gritos de guerra de Bush. Tampoco se puede esperar una decisión ni la sensatez respecto a un rechazo a la guerra por parte de la ONU ni el consejo de seguridad, porque al parecer, éstos también aúllan con el lobo Bush. Por eso, habrá sólo muy pocos que son conscientes de su responsabilidad y sensatos, que se opondrán a las maquinaciones de los instigadores de guerra. Sin embargo, sus voces serán arrolladas por los gritos de los cobardes irresponsables quienes entonan o apoyan la gritería de guerra. Estos aullidos irresponsables de los poderosos dirigentes y sus seguidores rastreros y demás partidarios están basados en el puro miedo y en la cobardía, y mantienen que Irak, con Saddam Hussain, representa una amenaza al mundo, mientas que en realidad, los Estados Unidos, con su seudo-vaquero Bush Junior, es el que encarna efectivamente el peligro y la amenaza para el mundo. El terrorismo más grande y más peligroso en todo el mundo parte de los Estados Unidos, con su presidente, quien se siente como amo de todas las cosas y como un dios.

Si a raíz de los aullidos de guerra de Bush realmente se produjera un conflicto armado en Irak, entonces esto podría verdaderamente producir la realización y el cumplimiento de las profecías de Henoch, de tal manera que la Tercera Guerra Mundial puede efectivamente encontrar su agudo inicio. Si bien es cierto que la antigua profecía dice que la Tercera Guerra Mundial irrumpirá en el año de 2006, no se menciona si ese año debe considerarse calculando el calendario moderno o según el verdadero tiempo del nacimiento de Immanuel, lo que entonces correspondería al año 2003. Además, otra profecía habla de una extensa guerra en el año 2011. Hoy se debería tomar en cuenta más bien el año 2006, pues las décadas pasadas, con las maquinaciones militares y políticas perpetradas, indican ese tiempo.

Ciertos sucesos durante las presentes maquinaciones del irresponsable presidente de los EE.UU., George W. Bush, que fueron nombrados como inconfundibles precedentes para un tercer incendio mundial, indican que este será el inicio real de la realización del “Fin de los Días”, profetizado desde tiempos antiguos. Y esta será una guerra despiadada, como jamás antes librada, que será llevada a cabo tanto con armas nucleares como también con armas biológicas, de radiación y químicas. Y de semejante guerra, las antiguas profecías dicen que aproximadamente dos tercios de la humanidad terrestre será exterminada y que habrá tal destrucción en la Tierra que a duras penas podrá existir vida. Las mismas profecías también dicen que en tal guerra estará involucrado todo el mundo y toda la humanidad, como nunca antes, de modo que ningún estado ni pueblo se salvará de ella. Tanto Europa como los Estados Unidos serán ampliamente destruidos en la guerra, y los seres humanos encontrarán una terrible muerte en masa, y sólo una minoría sobrevivirá. Así está escrito en las profecías, que son ignoradas, despreciadas y ridiculizadas por todos los que aúllan por la guerra. Y si realmente llegara a suceder que esa Tercera Guerra Mundial se desencadenara en la Tierra, entonces esto sucedería única y solamente por la irresponsable demencia de ciertos potentados y los que corren con ellos y los apoyan, para quienes toda vida humana vale un comino, al igual que la naturaleza y la subsistencia del planeta. Entre ellos, hay que mencionar también a muchos antiguos potentados y sus adeptos y defensores que ya no están pegados a sus posiciones de poder, quienes sin embargo, han contribuido mucho a que todo pudiera llegar tan lejos como es el estado de toda la arruinada situación mundial militar, política, religiosa y económica actual. Pero hoy en día son especialmente los irresponsables maniáticos del poder, como principalmente el presidente de los EE.UU., Bush, y los que gritan en pro y hurras a su favor y otros que lo apoyan, así como también el israelí Ariel Sharón, el palestino Yasser Arafat, y el dictador iraquí Saddam Hussain, además de irresponsables dirigentes de estados europeos que creen, con su miedo y cobardía, que deben estar aliados con Norteamérica para salvarse ellos mismos de la guerra. Pero si efectivamente irrumpiera la tercera deflagración mundial por culpa de los Estados Unidos e Israel y todos los terroristas, entonces a todos los que aúllan por la guerra se les atragantará el grito en la garganta.

Todas estas figuras en el poder, de los estados que aúllan con el malvado lobo de Norteamérica, no deberían ocupar sus posiciones porque no trabajan ni para el bien del pueblo ni por una verdadera paz, sino que, en su ilimitado miedo y cobardía, persiguen su megalomanía, su obsesión de poder y su sed de venganza. Estas figuras deben ser destituidas por el pueblo en un lapso de tiempo conveniente, es decir, antes de que puedan traer a la humanidad aún más desgracias, perdición y destrucción. A saber, aún estamos a tiempo para prevenir otros males y más demencia bélica y terrorista, si la humanidad por fin se defiende contra tales potentados irresponsables e instigadores de guerra, etc., expulsándolos de sus posiciones de poder, antes de que ellos puedan desatar la catástrofe final. La humanidad aún tiene una última oportunidad para evitar una catástrofe para ella y su mundo, y para evitar los peores sucesos desde que hay memoria humana y que no se hagan realidad las antiguas profecías. Pues, si todo es dirigido hacia caminos correctos y el ser humano realmente deja que rija la sensatez, entonces las profecías no pueden cumplirse. Sin embargo, si esta sensatez no es empleada por la gran masa de la humanidad, y si no se hace razonar a los poderosos y no se los destituye para colocar en la dirección de los estados a personas con sentido de responsabilidad, entonces la catástrofe será segura.

En todo esto, el peor de los papeles del mal lo juega Norteamérica, pues a causa de sus excesos, relativo a su autonombramiento como policía mundial y las maquinaciones de su ambición por el dominio mundial, ella produce el odio y el terror alrededor del mundo, y en lo especial contra sí misma, así como contra sus aliados. Y cuanto más Norteamérica se inmiscuya en asuntos ajenos y más se anide en países extranjeros, tanto más crecerá el odio en contra de todo y todo lo que sea norteamericano. De esta forma surgió también el terrorismo mundial de Osama bin Laden y su red de terror, Al Quaeda, de un odio y venganza contra los norteamericanos. Y este odio terrorista y las correrías bélicas de venganza relacionados con ello aumentarán aún más, en proporción a los actos de odio y las acciones vengativas norteamericanas. Y este terrorismo, cuya medida se equipara a la del terrorismo norteamericano, de igual manera contribuirá en gran parte a la Tercera Guerra Mundial, porque todo está enlazado entre sí sin escapatoria. Por lo tanto, también debe eliminarse a Osama bin Laden, así como a sus adeptos, pero no mediante el terrorismo militar norteamericano, sino mediante la sensatez.

No obstante, la sensatez no se basa en que Norteamérica, sabrá el diablo cómo, refuerce tremendamente todo su material bélico, mientras que se lo prohíbe a otros estados, y como un poder mundial que lo devora todo, los obliga a la guerra si no se someten a la voluntad norteamericana. Como siempre y repetidas veces se ha comprobado desde que existe ese estado, toda la sabiduría de Norteamérica consiste en destrozarlo todo, bombardear, esclavizar y someter a otros y reforzar su potencial bélico con todos los medios posibles. En ese país, la minoría pacifista no es escuchada. ¿Pero cómo podría ser diferente esto en un país en el cual la injusticia prevalece ante la justicia, en el que reina la pena de muerte y donde muchos inocentes son ejecutados mientras nadie clama por la justicia?

El hecho es que mientras más Norteamérica se inmiscuya en los asuntos de países extranjeros, se instale en éstos y continúe jugando el papel de policía mundial queriendo incorporar al mundo entero y todos los pueblos y mantenerlos bajo su control, tanto más habrá odio y terror así como golpes de venganza y de desquite en contra de Norteamérica y aquellos que los apoyan y los siguen. Sólo cuando Norteamérica se retire del mundo y desaparezca de todos los países en los que se ha instalado en forma militar, política, religiosa y económica, la tranquilidad, la libertad y la paz podrán encontrar un camino hacia la realización. Ella debe renunciar sus obsesiones de poder, igualmente como su locura de jugar el papel de policía mundial. Y Norteamérica debe desarrollarse de tal manera que ningún elemento instigador de guerra sea tolerado en el gobierno ni en el pueblo, como también debe ser el caso en Israel, en Irak y en Palestina. También G. W. Bush, Sharon, Arafat y Saddam Hussain deben ser desplazados de sus posiciones de poder, así como también todos los otros poderosos dirigentes que abusan de su poder y los que son responsables de injusticias, de alta traición, del terror, la pena de muerte, la guerra, de comandos suicidas, de asesinatos políticos, de asesinatos de servicios secretos, de delincuencias, entre otros. Solo una alianza comunitaria de la humanidad con el fin de expulsar de las posiciones de poder a los falibles, los criminales, los irresponsables, los codiciosos del poder, los irresponsables, los agitadores de guerra, cobardes, llenos de odio, los sedientos de venganza y autoritarios poderosos de estado y sus seguidores etc., da la garantía de poder evitar la creciente amenaza de una Tercera Guerra mundial, la cual nos acarrearía muerte, destrucción, miseria y horrores como jamás han aparecido en su temible magnitud desde la existencia de la Tierra y desde la existencia del ser terrestre.

Por ello, seres humanos de la Tierra, expulsen de sus posiciones a aquellos entre vuestros poderosos que sean irresponsables, criminales, traidores, y carentes de dignidad, así como carentes de honradez, y sustitúyanlos por personas que sean completamente responsables, y que asuman la dirección del gobierno para el bienestar y la vida de los seres humanos y con ello también para la libertad y para la verdadera paz y la conservación del planeta. Semejantes personas están ciertamente sembradas muy escasamente en la tierra, pero con buena voluntad, algo de entendimiento, suficiente cordura y paciencia, se pueden encontrar; y deben encontrarse y colocarse en las posiciones directivas del estado, ya que solamente ellos garantizan el bienestar efectivo y la continuidad de la humanidad de la Tierra y su mundo. Y solamente estas personas serán las capaces de crear la verdadera libertad, una paz verdadera, y una unidad real entre toda la población de la Tierra. Por supuesto, estas fuerzas directrices de estado deben ser efectivamente modestas, altruistas, honradas e igualmente dignas de semejante cargo, como también deben tomar cuidado de la vida de cada persona y de cada otra forma de vida, de la naturaleza y de la existencia del planeta. También Quetzal habló en ese tono ya hace años, concretamente, en una conversación del 31 de Diciembre de 1988, en la que se dijo lo siguiente:

Quetzal: Oficialmente debes anunciarlo solo después del 1 de Enero del 2003 (la profecía de Henoch). Ese entonces también será el momento en el cual tú deberás hacer un llamado a los gobiernos de la Tierra con la advertencia de que amenaza la Tercera Guerra mundial en caso de que no se tomen ni se recorran urgentemente caminos pacíficos en la política mundial. También debes advertir que esta gran amenaza proviene especialmente de Norteamérica, Israel, Irak y Palestina, en lo que Norteamérica será especialmente el mayor mal, pues ésta se quiere afianzar económica y militarmente en todos los países a lo ancho del mundo y con ello genera los motivos, entre otros, que especialmente en el mundo islámico surjan grandes y poderosas organizaciones terroristas que aportan al mundo la muerte, terror, ruina y destrucción y que toman como objetivo especialmente a Norteamérica, aunque sin embargo también muchos otros países serán alcanzados. Con certeza estarán en este malvado juego también Israel y Palestina, igual que Irak, con lo que la culpa principal por todo el mal se encontrará en los cabecillas George W. Bush, Yassir Arafat, Saddam Hussain y Ariel Sharon, como ya aclaré en tiempos anteriores.

Si después de la entrada del nuevo milenio aún no hay un mejoramiento, entonces se hará inevitable, según las profecías de Henoch, la Tercera Guerra mundial en el año 2006, en el cual dos tercios de la humanidad terrestre perderán su vida. Y esto porque se utilizarán terribles armas letales, tanto de base biológica y química como atómica y de radiación. De ese modo caerá una catástrofe sobre la Tierra y su humanidad, como nunca antes cosa igual haya sucedido ni jamás sucederá nuevamente. Sin embargo, aún puede vencer la sensatez de los humanos de la Tierra si destituyen de sus cargos y la dejan de gobernar todos los irresponsables poderosos de estado y sus seguidores y colaboradores y los sustituyen con personas con sentido de responsabilidad, quienes solo emplean sus posiciones como dirigentes para el bien de la humanidad, y con ello, también para la verdadera paz y la real libertad. Los elementos irresponsables y criminales, con su soberbia y prepotencia propias de ellos, así como sus seguidores que gritan por la guerra y el terror, deben ser sustituidos sin demora por el pueblo, especialmente en la era que viene, cuando los que ya nombré anteriormente, aquellos irresponsables que desprecian toda vida humana, la violenta Norteamérica, Israel, Palestina e Irak, se entreguen a la mortal y destructora locura. Naturalmente se podrían nombrar también muchos otros poderosos de estado que irresponsablemente abusan de su poder, sin embargo los verdaderos cabecillas de todos los maleficios son los poderosos y sus seguidores en los países de Estados Unidos, Israel, Palestina e Irak.

Billy: Veo malas perspectivas para el futuro, sin embargo, en el tiempo apropiado realizaré mi trabajo y para Enero del 2003 empezaré con ello. Seguro que unas pocas personas sensatas se dejaran enseñar, sin embargo la gran masa de personas insensibles y los irresponsables poderosos del mundo no estarán entre ellos. Pienso que todas las advertencias y aclaraciones serán inútiles, pues quién escucha a una sola persona. Así pues, seré como hasta ahora, un solitario predicador en el desierto, al que solo unos pocos perciben conscientemente y siguen su consejo. A pesar de ello es necesario de que se alce la palabra y que se grite en el mundo todo aquello que se debe vociferar. Ciertamente los superlistos, como siempre, exclaman neciamente que semejantes exposiciones y explicaciones solo se dan y se hacen cuando amenaza una calamidad, de lo contrario no se habla de ello. Una aserción necia que, empero, no tiene ni pies ni cabeza, pues verdaderamente siempre y desde siempre, continuamente, se ha hablado de ello y ciertamente desde tiempos antiguos.

Hasta aquí el extracto de la conversación, a lo que solo queda todavía por decir:

Seres humanos de la Tierra, por fin háganse sensatos, tomen el rumbo hacia la vida verdadera, vivan según las leyes de la Creación y sus mandamientos y directivas y desháganse en forma dignamente humana de todos los falibles, irresponsables y dirigentes criminales, quienes codiciando el poder, el autoritarismo, el odio y la sed de venganza, etc. empujan a la humanidad hacia la miseria, las necesidades, el horror y a muchas muertes, y con ello también destruyen los bienes logrados por la humanidad y la naturaleza, así como el propio mundo. Seres de la tierra, únanse en cordura y con amor, sea cual sea su religión, su raza y sea el que sea el pueblo al que pertenezcan. Hagan desaparecer de forma humana y digna a aquellos criminales y asesinos poderosos de estado y terroristas que rutinariamente trabajan en contra del bienestar de los pueblos y de toda la humanidad. Destitúyanlos de su despótico, dictatorial y terrorista poder y mándenlos al exilio de por vida, para que no puedan ya jamás provocar más desgracias ni más muertes, corrupción y destrucción entre las personas y el mundo. Sustituyan a los falibles con personas que merezcan el nombre de humano y que demuestren ser dignos para la dirigencia de los pueblos de la tierra y de toda la humanidad, para que trabajen por su bienestar y por la verdadera libertad y la paz real y sin que caigan en la codicia del poder, el autoritarismo, el afán de lucro, así como el odio, la sed de venganza y de sangre, las ansias de represalias, la agitación a la guerra y la inclinación al asesinato y el terrorismo. Para ello el tiempo urge, de lo contrario se cumple la locura de las antiguas profecías, las que hablan de los más terribles acontecimientos y perversiones de todos los tiempos que alguna vez hayan ocurrido desde la existencia de la Tierra y de la aparición de los seres humanos.

Semjase-Silver-Star-Center,
30 de Enero de 2003, 11:45 hrs.
Billy

Incendiarios Encima del Polvorín

¡Qué ambiente de apertura dominaba al comienzo de los años 90, cuando por medio de la iniciativa del entonces presidente soviético Gorbatschow se derribaba el muro de Berlín y se terminaba la guerra fría! La esperanza y apertura se esparcían a lo largo del mundo y las tendencias pacíficas condujeron hacia resultados positivos en muchos sitios. Las perspectivas tenebrosas, tras decenas de años de confrontación armamentística, respecto al futuro de la Tierra, se despejaron a los pocos años, aún a pesar de la guerra del Golfo de 1991. En el fondo, ésta fue justificada (pero no los crímenes de guerra que se cometieron en ella), pues la conquista de Kuwait por la armada Iraquí y las demás ansias de expansión no podían ser toleradas y porque para ello precedía una decisión de la ONU que satisfacía el derecho internacional. De todo ello, actualmente, a comienzos de Febrero del 2003, no existen ni rastros. Nada de sensatez ni sentido de responsabilidad, sino amenazas de guerra, odio, venganza, fanatismo y locura religiosa se difunden por los medios de comunicación y perjudican e influencian a los inseguros ciudadanos y a los que son fáciles de manipular. Hechizados como el conejo frente a la serpiente, muchos encargados de la política y la economía se cruzan de brazos y ya se han resignado con que la gran potencia de EEUU invada Irak, en el Oriente Medio, con el fin de destruir el régimen de Saddam Hussain para supuestamente salvar al mundo del terrorismo. Lo que ellos y una gran parte de la población mundial no consideran, y lo que tampoco se da cuenta una gran parte de la población norteamericana, quienes con su volubilidad e influenciabilidad caen como hipnotizados frente a cada retórica patriótica de su presidente es que: la situación actual es fundamentalmente diferente de aquella del 1990/91. ¡Aquí se trata de un inminente ataque bélico unilateral que puede traer consecuencias inesperadas! Juzgándolo a partir de los hechos hasta la fecha, el gobierno norteamericano (y por supuesto también el británico, así como otros que aúllan al unísono) es incapaz, con toda la probabilidad, de prever las consecuencias fatales que conllevará una semejante guerra. El desencadenamiento, directo o indirecto, de una Tercera Guerra mundial es probable, ya que en cada momento pueden utilizarse armas químicas y/o biológicas, o incluso atómicas (por ejemplo por parte de los israelíes)! Lo que el presidente norteamericano, en creciente y más poderoso tono está provocando por sus habladurías, no es una inminente guerra "normal", sino una verdadera cruzada. Como él dijo al final de Enero en su discurso “State of the Union”: “La libertad que apreciamos no es un regalo de Norteamérica al mundo, sino un regalo de Dios a la humanidad. (...) Que ahora Dios nos guíe.

Y que Dios siga bendiciendo los Estados de América.” Y aún más: “Es nuestra vocación como un país bendito hacer este mundo mejor.” Oyendo esto, cualquier persona recordaría posiblemente que en el cercano Oriente hay otro “pueblo elegido” para la gloria y complacencia de Dios, disponiendo de toda clase de auxiliares blindados (y armas atómicas en el sótano) y otros “medios” drásticos, que intenta convencer a los antiguos propietarios del territorio, desde hace décadas, que es útil para la paz si besan las botas de aquellos que los han pateado.

Pero como dice en el libro “OM”, Canon 32, versículo 253: “Quien calla cuando se le propina una patada, no es tolerante, sino detestable, y quien calla cuando ve que su prójimo es maltratado, es un traidor en el cumplimiento del deber de la vida.”

En este sentido apelo a todos los gobernantes, dirigentes financieros, científicos y personas responsables que estén capacitados para la cordura y la compasión, de utilizar su influencia sin demora, de forma que ni la ONU ni el consejo de seguridad, ni tampoco los EEUU provoquen esta guerra. Hay otros y más razonables medios para asegurarse de que regímenes injustos, como aquel en Irak, no puedan desarrollarse hasta semejante gran potencia. ¡Y esto es válido especialmente para los Estados Unidos, quienes por fin deberían aprender de los errores pasados y no seguir alimentando de sus propios pechos a crías de serpientes – a estados “canallas” y a grupos “canallas”! - , los que luego se tornan en contra de sus sustentadores, tal como ya ha sucedido repetidamente; ¡piensen solo en el caso de los Talibanes y Saddam Hussain!

Solo un grito mundial contra el belicismo del gobierno norteamericano y ciertos vasallos europeos, y un concertado y determinado ingreso de la comunidad popular mundial podría posiblemente conducir a que la población norteamericana se despierte de su ofuscación, formada por el miedo y los sentimientos de venganza, y se rebele contra las intenciones suicidas de su gobierno. Suicida por la razón de que semejante ataque de guerra, con alta probabilidad, escalará y hará rebosar el espumeante odio del mundo islámico a los que miden con medidas distintas y que se han erigido a sí mismos como la policía mundial - los EEUU. Es una ilusión creer que, frente a protestas opuestas, con semejante ataque militar que se trata principalmente de sólidos intereses petroleros, se podría aportar más seguridad general a la sociedad norteamericana y al mundo occidental.

¡Todo lo contrario! Todo el suceso no se trata de un acto de defensa como secuela del ataque a las Torres Gemelas de New York, sino de un gran acto de terrorismo, y los actores en este indigno teatro no son ni una pizca mejores que todos aquellos fanáticos que cobardemente y con odio ilimitado y con imbecilidad religiosa gritan por la “guerra santa”. ¡Es casi imposible creerlo: por un lado una técnica tan elevada, y por otro lado, en los cráneos hay condiciones como de la edad media!

¿Cuándo se despertarán al fin los pueblos y votarán en los gobiernos por personas llenas de responsabilidad, altruistas y de forma de pensar sensata, en vez de gentuza irresponsable y basura delictiva que les importa un comino el bienestar del pueblo, sino que solo se entregan a sus propias ansias de poder y a sus bajos instintos y así se olvidan que todas las personas de la Tierra navegan en la misma barca y todos respiran el mismo aire? Los grandiosos locos se golpean el pecho como monos de la selva y se creen grandes y fuertes, pero no se dan cuenta de que sierran la misma rama donde están sentados. Como dice tan ciertamente un refrán: la soberbia precede a la caída.

Y para concluir, la siguiente pregunta se dirige a la población norteamericana: ¿Cuáles serían las consecuencias si se hubiera ocultado que el gobierno, o círculos de los servicios secretos, hubieran sabido de antemano el suceso del 11 de Septiembre del 2001 pero no hubieran tomado contramedidas? (¡Con referencia a esto se debe advertir que el gobierno norteamericano, en la Segunda Guerra mundial, conocía anticipadamente sobre el ataque de la fuerza aérea japonesa a Pearl Harbor, y muy conscientemente sacrificaron a sus propios soldados con el fin de tener un pretexto para realizar una “prueba real” del efecto de las bombas atómicas!)

Christian Frehner, Suiza

Todavía, Una Palabra Importante

En 1991, el presidente norteamericano George H. W. Bush dirigió una guerra contra el pueblo iraquí y contra su liderazgo con el propósito de expulsar al dictador Saddam Hussain y para hacer de Irak un protectorado norteamericano, lo cual falló miserablemente. Por eso, el nuevo presidente norteamericano George W. Bush ahora se quiere vengar, para lo cual naturalmente Bush padre colabora en el trasfondo y ayuda junto a otros irresponsables, convulsionando y provocando para fomentar una nueva guerra en el golfo. Hoy, todos los signos apuntan hacia la guerra, conjurada por aquellos norteamericanos sin conciencia, para quienes una vida humana no vale nada y quienes – como muchos entre ellos – ayudan y hacen todo para que Norteamérica sea el más bajo así como el más depravado, y con su terror militar, estatal, judicial y económico, el país más malo entre todos los países del mundo civilizado. Naturalmente se excluye a los norteamericanos – quienes lastimosamente representan solo una minoría – que son seres humanos dignos y no tienen nada que ver con el sistema gubernamental estadounidense, o el sistema judicial, la política, la religión y la economía, como tampoco con los militares ni con todo el terror relacionado a ello. Esto tiene que ser claramente dicho. Todos los signos ya apuntan hacia la guerra, a cuyo efecto el presidente norteamericano George W. Bush de forma grosera todavía tuvo la enorme impertinencia hipócrita de traer a Dios al escenario, bajo cuyo encargo, Norteamérica es responsable de preocuparse por la paz y el orden mundial, donde este autocrático e irresponsable tipo se jacta, por así decirlo, como la mano vengadora directa de Dios, e incluso se eleva a sí mismo como poder omnipotente. Con horrendas falsedades él agita, con diatribas de guerra, a las personas de todo el mundo y sostiene que la seguridad del estado norteamericano está tan amenazada por Saddam Hussain como también el resto de países del mundo, etc. Pero estas falsedades sólo sirven para atraer al máximo número posible de aliados al lado norteamericano, al lado de Bush, y para recordar a los miembros socios de la OTAN que tienen el deber de apoyar a Norteamérica. Para esto, Bush se vale de cualquier medio, por lo tanto, él y sus simpatizantes y los que lo apoyan siempre inventan nuevos escenarios de amenazas. Se habla de gigantescos arsenales de armamentos químicos y biológicos que Saddam Hussain supuestamente ha mantenido escondidos de los inspectores de la ONU en hogares privados en Irak y luego en su vecino Siria.

Además se supone que existen planes de ataque iraquíes contra los países vecinos, mientras que Irak también instruye a terroristas y los consiente en su suelo bajo auspicios de Saddam Hussain; también se supone que él financia el terrorismo internacional y lo apoya económicamente. En pro de todas estas aserciones, Bush y sus simpatizantes, como también los inspectores de la ONU y los mandatarios de otros países amigos de EEUU que aúllan con él, hasta hoy no han ofrecido ninguna prueba. Y cuando semejantes pruebas sean ofrecidas para convencer, por ejemplo, a la ONU con el fin de que dé un consentimiento a la guerra, entonces es de preguntarse si estas pruebas no son falsificaciones que solo sirven para que Bush, y con ello Norteamérica, puedan atacar a Irak.

Como se sabe, los inspectores de armas tienen libertad de acceso en todo sitio en Irak y no han podido encontrar nada que no esté en los conocidos y declarados sistemas de armamentos. Sistemas de armamentos que además fueron ofrecidos en los años 80 por EE.UU. mismo a Irak, su aliado en aquel tiempo. A pesar de todo esto, no le permite al irresponsable mandatario de Norteamérica, George W. Bush, entrar en mejor juicio en su obcecado odio y en su degenerado miedo, cobardía y sed de venganza, por lo que él continúa adelante con su demencia a pesar de todas las protestas alrededor del globo contra él y su agitación bélica. Incluso en EE.UU. se levantan muchas voces en su contra, pero son tan simplemente ignoradas por Bush, como también lo son las altas cifras de víctimas que se puede esperar de la guerra de Bush contra los países que él llama “países bribones”. Y el hecho de que de esta manera la demencia de Bush pueda conjurar incluso la Tercera Guerra Mundial, esto no es capaz de reconocerlo el presidente estadounidense en su estupidez, en su odio, como tampoco en su irresponsabilidad, miedo, cobardía, sed de poder, autocracia, arrogancia, sed de venganza y su anhelo de elevarse como un Dios. En esto también se involucra el hecho que los militares estadounidenses puedan probar en una contienda las más nuevas y supermodernas armas y además se pueda estimular la industria armamentista norteamericana y así también sacar enormes ganancias y solucionar mucho la falta de trabajo. Igualmente como fue el caso en 1945, cuando Norteamérica redujo a cenizas a Hiroshima y Nagasaki con bombas atómicas: Una operación que estuvo en preparación por alrededor de cinco años, y en la cual los Japoneses fueron prácticamente forzados por los estadounidenses a bombardear Pearl Harbor para que el contragolpe pudiera ser con bombas atómicas, lo cual le dio a Norteamérica la posibilidad de llevar a cabo una efectiva prueba del armamento nuclear.

Un hecho que es escondido del pueblo de Norteamérica incluso hoy, como también del resto del mundo.

Pero lo que hay aquí es petróleo. Efectivamente, Irak es uno de los mayores productores de petróleo del mundo. Y justamente Norteamérica depende altamente de la adquisición de petróleo de países extranjeros, pues sus propias reservas son escasas. Esta también es una razón para Bush y Norteamérica de apoderarse de uno de los depósitos de petróleo más grandes del mundo, con la guerra contra Irak y el derrocamiento de Saddam Hussain. Y para esto cualquier método es justo para los norteamericanos – también con la ayuda de políticos iraquíes exilados y colaboradores que viven en Irak, quienes siempre se encuentran y están siempre listos a construir un gobierno “democrático” para su propio y dudoso poder, y a unirse a Norteamérica para después, sin embargo, mover el cetro en forma mala e irresponsable una vez que ellos tienen la mano en el timón. Y para alcanzar esto, toman sus instrucciones de los respectivos embajadores norteamericanos, servicios secretos norteamericanos o incluso de Washington directamente. Efectivamente, el afán de guerra de los Bushes y de Norteamérica en Irak no se trata ni de la construcción de una democracia, como tampoco de la introducción de derechos humanos. Esto lo demuestra la expulsión de inspectores de la ONU de Corea del Norte, como también la continuación de su programa de armas atómicas. Por suerte para la población de Corea del Norte, los EE.UU. han respondido (todavía) con medios diplomáticos, pues Corea del Norte no tiene ningún depósito de petróleo, como tampoco ninguna otra materia prima de importancia que Bush y Norteamérica pudieran usurpar y beneficiarse mediante una guerra o por la “protección del país”.

Las apelaciones de George W. Bush a los aliados de la OTAN a participar y desplegarse en una irresponsable y criminal guerra contra Irak o en otras aventuras similares criminales y degeneradas traen consigo un enorme peligro. Efectivamente, si se embarcan los poderosos irresponsables – como por ejemplo en Europa, la Unión Europea – en las criminales maquinaciones de guerra de Bush y Norteamérica, entonces esto también tiene un efecto devastador para toda Europa, aún en el caso que finalmente no se produzca debido a ello incluso la Tercera Guerra Mundial, trayendo un terrible terror y miseria a todo el mundo.

Y yo, Billy, como suizo debo decir: Muchos políticos y ciudadanas y ciudadanos suizos sueñan ya desde hace años con una incorporación a la Unión Europea (UE) y la OTAN, y estos soñadores son los que ahora deberían imaginarse siquiera una vez lo que pasaría si Suiza fuera efectivamente miembro de OTAN. Norteamérica no vacilaría, ni tampoco la OTAN misma, en que los suizos perdieran sus vidas por marchar hacia una guerra por asuntos irresponsables y criminales y por la obsesión de poder mundial de Norteamérica. Y así también les iría a nuestros hijos y nietos. Tan sólo la unión a la ONU usurpa la neutralidad de Suiza, porque en situaciones amenazantes de guerra, como ahora, bajo ciertas circunstancias tiene que decidir si deberá haber guerra. Y como la ONU puede decidir con resoluciones que pueda tener lugar una guerra, así contradice en todos los aspectos el sentido de esta organización, cuyo supuesto fundamento es el de crear y mantener la paz. Exactamente eso es lo que no hace, sino todo lo contrario. Entonces es de preguntarse efectivamente, qué tontos deben ser aquellos los suizos que proponen la unión con la ONU para que Suiza sea uno de sus miembros. Cada suizo y suiza debería sostener la neutralidad suiza como su primer mandamiento, la cual sería puesta en duda con una unión a la ONU, como ahora lo prueba la realidad, pues la ONU puede ordenar y endosar una guerra en cualquier momento. Y precisamente esto es lo que está en contra de la neutralidad suiza, pues de esa forma la política activa de paz es pisoteada, la cual debería ser desempeñada categóricamente para impedir cada guerra.

Semjase-Silver-Star-Center.
1 de Febrero, 2003. 3:17 hrs.
Billy

Carta de un lector: “¡Cuélguenlo más alto!”

Los EE.UU. y ocho países europeos documentan en el presente la deterioración de los derechos humanos internacionales, mientras claman por una intervención militar contra Irak. “¡Cuélguenlo más alto!”, uno los escucha decir. ¿La justicia del linchamiento en el siglo 21? ¿“democracias militares” como agresores por la paz? Aún si hubiera prueba de armas iraquíes de destrucción masiva, esto no justifica ninguna guerra, pues los expertos en leyes internacionales y humanistas concuerdan: Un ataque preventivo está astronómicamente lejos de ser un “derecho de defensa propia” desde el punto de vista legal, como también ético y moral.

Incidentalmente, Napoleón hubiera firmado el anuncio como el noveno país.

Stephan A. Rickauer, Suiza

Sobre su Artículo en el “Tages-Anzeiger”, Zürich, del 29 de Enero de 2003: “¿El Último Plazo de Saddam Hussain?”

El juego de “gato y ratón” se está volviendo inútil. Leemos sobre “ángeles” iraquíes que no quieren saber nada sobre armas de destrucción masiva y oímos al mismo tiempo las aserciones norteamericanas, que en el presente eufemizan la política de hegemonía como lucha por la paz. La historia nos enseña que algo como la política “inocente” no existe. Hussain naturalmente tenía armas químicas y los norteamericanos saben eso – pues a fin y a cabo, ellos mismos las suministraron en los años 80 por motivos de la guerra contra Irán, cuando Irak todavía era un fiable proveedor de petróleo. Y quién pudiera reclamar a Irak su “irrestringida” colaboración, si éste y todo su pueblo fueron estrangulados durante más de diez años por las sanciones de la ONU – bajo presión de los norteamericanos.

En este caso no se trata de lo “bueno” o el “malo”, pues esta pregunta caduca tan pronto una nación se antepone sobre los derechos humanos internacionales y realza sus propios derechos frente a los de la comunidad mundial.

Stephan A. Rickauer, Suiza

Pensamientos de una Persona No Política

En toda mi vida no me he interesado en la política, sino que he mantenido un dicho de mi abuela, que respecto a la política me decía a menudo: “Con un paño sucio uno no se puede limpiar.” Estas palabras se impregnaron profundamente en mí y siempre me acuerdo de ellas cuando me doy cuenta de las maquinaciones con las cuales el pueblo sencillo es tomado por tonto, defraudado, manipulado y mantenido en la dependencia. Por eso también hoy estoy orgulloso de poder decir confiado que en este sentido yo jamás me he ensuciado las manos, pues me mantengo alejado de toda política.

A través de los años, y por medio de la sobria y neutral forma de deliberación de Billy, he aprendido a ver y a juzgar mucho bajo otra luz. Por eso, entre más tiempo pasa, menos puedo entender cómo las personas simples, que conocen lo dura y lo llena de privaciones y lo implacablemente insegura que puede ser la vida en nuestra bella Tierra, sin más ni más simplemente aprecian e incluso confían ciegamente en las maquinaciones y las indignidades y el desprecio a las personas de parte de políticos que son grandiosos dementes y obviamente sedientos de poder. A menudo me parece que me muevo entre una sociedad de seres sin voluntad propia, de ciegos, sordos, de incapaces de pensar, que ya no reconocen lo que se les hace, porque ellos - por su desconsiderada creencia en los supuestos poderosos del mundo, sobre quienes depositan todas sus esperanzas y su ilimitada confianza - se han vuelto perezosos e inertes en su forma de pensar y han perdido la agilidad de su sana conciencia.

¿Por qué, me pregunto cuando escucho las noticias de la mañana, son las personas de Israel tan tontas como para elegir a Sharon otra vez más?, cuando han experimentado en su propia carne que él, mediante su política de "fuertes" no protege, sino que los exponen a aún más terror y a cada vez peores asaltos, pues los palestinos muy naturalmente no quieren dejarse masacrar simplemente.

¿Por qué, me pregunto también cuando veo los ojitos de cerdo del astuto Arafat en la televisión, son las personas de Palestina tan tontas como para seguir confiando en sus palabras falsas y sucias? cuando ellos mismos han experimentado en carne propia que, con su política, él no les puede traer ni la protección ni el paraíso, sino que trae interminable sufrimiento para las personas, las familias y al pueblo de su tierra, pues él permite que perduren las viejas y malvadas palabras de “ojo por ojo y diente por diente”, las cuales él apoya mediante su beligerancia y sus enojos provocando en forma innecesaria, tonta e infantil a sus enemigos.

Pero cuando veo la facha de Bush, quien luce una franca estupidez sin fondo, autocracia, una gran demencia y sed de sangre, un afán por la guerra y desprecio ante la vida humana en una forma completamente irresponsable, entonces esto es duro para mí, y mi corazón late fuertemente en mi pecho, pues me pregunto en dónde terminará todo esto. ¿Por qué solo unas cuantas pocas personas ven que Norteamérica no es el país más fuerte, sino el más débil, inestable y primitivo de todos los países civilizados? El permitir que la egoísta, tonta, inescrupulosa e irresponsable Norteamérica, con su incapacidad para la paz, su maníaca sed de poder y dinero tome el papel de “policía mundial” y simplemente dejarles hacer a Bush y sus satélites y seguidores que hagan de las suyas, significa “ahuyentar a los demonios con Belcebú”, porque ellos empujan al mundo entero hacia una catástrofe imprevisible. Chorreando y apestando de autocompasión y arrogancia, Bush se enaltece como estricto juez sobre los terroristas, los cuales él mismo produjo y por esa razón solo contra él se dirigen, pues él mismo, y la mayoría de gobiernos norteamericanos previos, son los más despiadados y pérfidos terroristas y asesinos incendiarios que jamás ha visto nuestra Tierra. Y todos ellos son apoyados por un conglomerado de aparente pueblo, que en su ilimitada necedad, estupidez y deficiencia mental y en total desvarío de creencia ciega a sus políticos y líderes creen cada porquería y se dejan arrastrar y llevar del cabestro al precipicio, porque son demasiados sectarios, fanáticos, creyentes de demencias y muy santurrones como para reconocer la verdad y poder aceptarla. Y así se llama, desde mi punto de vista, el peor y más peligroso barril de pólvora sobre el que estamos sentados, desprevenidos y confiados, no se llama terrorismo, Palestina, Irak o Corea, sino simplemente: Norteamérica.

Un acercamiento a la paz solo se puede alcanzar mediante largos procesos, actitudes defensivas, lejos de cualquier provocación, por medio de conversaciones honestas y por medio de una justa implementación de pactos correctos, en los que todos los participantes son considerados de igual manera. No se puede realizar por medio de la puesta en marcha de ejércitos de guerra de millones de soldados, no por medio de discursos aduladores, mojigatos y falsos y acciones bélicas, y tomando el papel de patriarcas omnipotentes que dan la apariencia de hacer todo para el bien del pueblo para así poderlos explotar más fácilmente y para cubrir sus propias intenciones criminales con una aparente legalidad, ni tampoco a través del ciego fanatismo. Pero para esto se necesita más inteligencia, más talento, más capacidad de empatía y humanidad, que lo que todos los políticos que conozco puedan demostrar.

Y por eso me despiertan por las noches mis preocupaciones, porque veo que cada uno persigue sus propias cosas egoístas, en el fondo insignificantes, y ninguno se siente realmente responsable por la humanidad de la tierra. En tanto se puedan vender a los pueblos de la Tierra los infames juegos de músculos, y las groseras posturas amenazantes, discursos tensos o rastreras adulaciones, el fanatismo y las falsas apariencias como si fueran signos de verdadera fuerza y mientras los pueblos se dejen engañar ciegamente por semejantes falsedades, entonces pasaré muchas horas en mi cama sin dormir, preocupado pensando en la situación mundial. En realidad, sería relativamente simple encontrar un camino factible para la coexistencia pacífica de todos los pueblos si se estableciera finalmente en todas las personas de esta Tierra la introspección, el entendimiento, el valor civil y un real y honesto deseo por la paz. Si cada ser humano reconociera finalmente y comenzara a vivir de tal forma que todos los seres humanos, como tales, tuvieran igual valor e igual legitimidad, igual responsabilidad e igualdad en sus derechos y deberes, aún cuando la Naturaleza y la evolución ha creado una gran variedad de lo agradable y lo desagradable, inteligente y tonto, ingenioso e ingenuo, razas de varios colores y diversos caracteres y culturas, entonces se abriría el camino a un mundo en el cual cada persona podría ser sí misma y ser fiel a su propio camino sin que deba de subyugarse humildemente ni arrastrarse ante personas supuestamente superiores.

La verdadera grandeza de un ser humano no se caracteriza por la desconsideración, el egoísmo y juegos infantiles de quién tiene más fuerza. Tales cosas las necesitan solo las personas débiles, sin carácter y de conciencia deteriorada con una distorsionada percepción de sí mismos, que no saben quienes son ellos mismos ni cuál es su deber en la vida. La verdadera grandeza se demuestra cuando toda persona es aceptada en su forma de ser y en su carácter. Se demuestra por medio de la honestidad, por medio de la franqueza y la capacidad de empatía, por medio de la razón y las virtudes de tener empatía, por lo cual se hace posible una relación pacífica entre cada uno, sin vivir a expensas de otra persona y sin negar para el bien de todos la contribución personal a la comunidad humana. La verdadera grandiosidad se muestra de la forma más concreta en el razonamiento honesto y en el sentido de responsabilidad por el propio bien y por la vida, como también situando al mismo nivel la responsabilidad por el bien y la vida de todos los demás seres humanos. Pero los políticos, mandatarios y la mayoría de las personas de la llamada vida pública están inmensamente lejos de ello, y los que están más lejos son los agitadores por la guerra, los provocadores de guerra, que están sedientos por la sangre de supuestos enemigos, quienes no son sino seres humanos como los irresponsables mismos.

Como no soy político, y con seguridad no demasiado inteligente sino de nivel promedio y más o menos modesto como las personas que ven así las cosas, yo me pregunto: ¿Por qué los pueblos de la Tierra, cuya mayoría es de la misma clase como yo, no comienza a unirse y a levantar su voz para ordenar una suspensión a las acciones malvadas e irresponsables de sus gobernadores, que éstos sean destituidos o que por mociones de censura sean sacados de sus puestos, mientras todavía haya tiempo para ello. Una vez que caigan las bombas, entonces será muy tarde para la reflexión y un regreso ya no será posible – por eso: ¡Que nos salvaguarden la razón, la sensatez y el sentido de responsabilidad!

Bernadette Brand, Suiza

Crímenes de Guerra de los EE.UU.

Desde que existen los EE.UU., sus crímenes de guerra son muchos que contar, sin embargo jamás se dice nada acerca de ello, muy por lo contrario, todo es minimizado y encubierto y presentado como si fuera de absoluta necesidad y de pura defensa propia y necesario para la seguridad de Norteamérica, etc. Así, los EE.UU. a menudo han cometido violaciones de convenios de Ginebra con sus guerras contra otros estados, e incluso han desatado guerras contra países que son neutrales, como por ejemplo en Laos, en los años 60 y 70. Una guerra que se llevó a cabo mediante poderosos bombardeos y que costó la vida de innumerables seres humanos, donde desconsiderada y criminalmente se mató bombardeando en forma masiva también a refugiados, mujeres y niños, como por ejemplo en una cueva en la que se habían refugiado 473 mujeres, niños y ancianos, la cual fue atacada por tres bombarderos de guerra y bombardeada, carbonizando con ello a todos los refugiados hasta ser irreconocibles. El fuego generado por una de las bombas en la cueva fue tan intenso que el sitio de la horrorosa escena solo pudo ser visitado nuevamente tres días después.

Los ataques de bombardeos en Laos duraron bastantes años y se utilizaron medio millón de bombarderos y se arrojaron dos millones de toneladas de bombas. Un hecho del cual la publicidad mundial no sabe nada, pues esta guerra criminal fue realizada por los EE.UU. como una “guerra secreta”, de la cual nadie tenía que saber. Durante estos bombardeos de terror no solo fueron arrojadas por las fuerzas aéreas norteamericanas bombas convencionales, de las cuales muchas no explotaron, sino que al fallar, penetraron el suelo y aún hoy muchas de ellas roban vidas humanas cuando explotan. También en realidad fueron probadas muchas nuevas clases de armas y fueron arrojadas innumerables y peligrosas bombas de tipo “cluster”.

Éstas son bombas que contienen dentro de sí muchas pequeñas bombas de varios tamaños, donde las más pequeñas tienen el tamaño de una pelota de tenis, las cuales cuando no chocan con nada en el aire pueden explotar aún por el menor contacto, incluso muchas décadas después, y pueden lanzar fragmentos y balines de cojinete. De esta manera, aún hoy muchas personas en Laos, aunque también en varios otros países donde los EE.UU. han utilizado estas bombas, mueren o quedan deshabilitadas.

Norteamérica no solo ha atacado y destruido indefensos poblados en Laos, sino también en otros países, pero el bombardeo de Laos representa el más atroz bombardeo de todas las guerras realizadas hasta ahora. Y por todos los crímenes de guerras que han cometido los EE.UU. desde tiempos inmemoriales, jamás, hasta hoy, han tomado la responsabilidad, sino que siempre se han escabullido cobardemente y continuamente han atribuido toda la culpa a quienes han matado, bombardeado y cuyo país y sus bienes han destruido. Y esto debería ser finalmente suficiente de crímenes de guerra norteamericanos para toda la humanidad, de modo que todos los pueblos se unan y les muestren a Norteamérica sus límites, y conduzcan a la razón su megalomanía y su arrogante postura de dominio mundial.

Semjase-Silver-Star-Center.
1ro. de Febrero de 2003, 15:47 hrs.
Billy

No Somos Amos de Este Mundo ni de Ningún Otro, Sino Sólo Somos Viandantes a Través de los Tiempos
El libro OM, canon 32, verso 2378 advierte:

El tiempo venidero no es ni más ni menos
el tuyo propio, como el pasado.

Hoy en día, quien camina por la vida diaria con los ojos y los sentidos abiertos solo puede defenderse realmente por medio de un cada vez mayor esfuerzo de lo desagradable que acecha en todos los sitios. Una de las razones principales de este ruinoso malestar que amenaza a muchísimas personas de este mundo a sucumbir, yace definitivamente en la continua y cada vez más agresiva obsesión de poder mundial de aquellos que quieren ser los más poderosos.

Uno, quien es el más “importante” de EE.UU., en complicidad con sus supuestamente “limpios” asesores, sin sentir el más mínimo remordimiento sabe experta e hipócritamente engañar a las personas con florecientes promesas de fantasía, con millones de dólares que supuestamente pronto deberán ser empleados para el bien de la así llamada gente pequeña. De esa manera se pretende arrastrar a pueblos enteros – bajo la dirección del sediento de poder mundial, el presidente norteamericano George W. Bush y junto con todos los que siguen devotamente a ese gobierno y confían en él ciegamente – y se persigue encarrilar deliberadamente a toda una humanidad hacia la destrucción mortal; hacia un camino que puede terminar derretido por vientos ardientes y ser solo difícilmente reparable, y que puede destruir a largo o corto plazo, uno o dos tercios de la Tierra, el cual podría acabar siendo en muchas partes un planeta desértico, infértil y contaminado por muchos siglos.

Ya desde tiempos pasados, los gobiernos norteamericanos no titubeaban cuando se trataba de agrandar el imperio norteamericano con verdaderamente todos los medios y administrarlo “con amor cristiano”.

Pienso con verdadera conmoción y un sentimiento de vergüenza muy profundo en la era de la exterminación de los Indios, también en las atroces fechorías de los gobiernos norteamericanos de todos los tiempos, los que ordenaron enormes masacres de seres humanos y de millones y millones de animales salvajes de pastura (p. ej. los búfalos) para incrementar su reino en miles de kilómetros cuadrados, y como fue dicho, a cualquier precio. Pienso también en los miles de Vietnameses – hombres, mujeres, niños e infantes, quienes por órdenes supremas de un irresponsable gobierno norteamericano debieron perder sus vidas verdaderamente por ninguna razón y en forma atroz en los fuegos de Napalm y en la lluvia de balas de la embrutecida armada norteamericana. Pienso también con espanto en aquella época de las pruebas norteamericanas de bombas atómicas y sus muchísimas víctimas mortalmente contaminadas, seres humanos, animales y el medio ambiente; cuando las inevitables preguntas de los ciudadanos norteamericanos a su gobierno sobre la necesidad de las acciones eran contestadas con arrogantes evasivas.

Realmente es un secreto público que el gobierno norteamericano, como resultado de intensas actividades de los servicios secretos y sus informaciones, sabía exactamente cuándo los bombarderos japoneses atacarían Pearl Harbor – y por razones demenciales e irresponsablemente asesinas y destructoras y de acuerdo a un plan muy bien calculado del gobierno norteamericano, no emprendió nada, de modo que al no advertirlos, dejaron morir a su propia gente miserablemente bajo las bombas y las balas de los pilotos que estaban dispuestos a todo – por un precio muy alto en sangre.

Sus insidiosas ideas y planes, según los cuales por una razón convincente e ideada por los norteamericanos mismos, y visible para el mundo entero, podían atacar a los odiados japoneses con su nueva bomba, la bomba atómica, fueron perfectos, pues súbitamente los japoneses eran los malos y Norteamérica podía actuar – y actuó.

Fue entonces que ambas ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki, fueron convertidas en cenizas y escombros por bombas atómicas el 6 y 9 de Agosto de 1945, por órdenes del gobierno norteamericano, es decir Harry S. Truman. Acerca de cómo le fue a la población civil japonesa dentro y alrededor de estos dos pueblos, esto lo saben narrar bien, aún hoy, muchas personas del planeta Tierra.

Pues bien George W. Bush y todos los lobos que aúllan con él:
Nosotros no somos amos ni de este ni de otros mundos, ni tampoco Usted ni sus así llamados asesores, pues todos nosotros solo somos viandantes por los tiempos, más no subyugadores de pueblos enteros.

Este artículo fue escrito por quien lo firma, por decisión propia y libre, así que tomo con gusto toda responsabilidad por posibles inconveniencias, cualesquiera que sean.

Engelbert Wächter, Suiza

Los Estados Unidos de América se ha Vuelto Loco

Norteamérica ha entrado en uno de sus periodos de locura histórica, pero éste es el peor que puedo recordar: peor que el de McCarthy, peor que la Bahía de los Cochinos, y a la larga, potencialmente más desastrosa que la guerra en Vietnam.

La reacción a los eventos del 11 de Septiembre está más allá de cualquier cosa que Osama Bin Laden hubiera podido desear en sus sueños más despiadados. Como en los tiempos de McCarthy, las libertades que han hecho a los EE.UU. la envidia del mundo están siendo roídas sistemáticamente. La combinación de los complacientes medios de comunicación norteamericanos y los intereses invertidos por las corporaciones una vez más están asegurando que el debate que debería estar rugiendo en cada esquina sea limitado a las columnas intelectuales de los periódicos de la costa del Este.

La inminente guerra fue planeada años antes de que Bin Laden ataque, pero fue él quien la hizo posible. Sin Bin Laden, la junta de Bush todavía estuviera tratando de explicar tales asuntos desagradables como: en primer lugar cómo fue elegido presidente; Enron; su favorecer desvergonzado a los que ya son muy ricos; su irresponsable quemeimportismo por los pobres del mundo, la ecología y una larga lista de tratados internacionales que han sido abrogados unilateralmente.

Ellos también tendrían que decirnos por qué ellos apoyan a Israel en su continuo rechazo de las resoluciones de la ONU. Pero Bin Laden convenientemente barrió todo esto bajo la alfombra.

Los Bushitos están como en el cielo. Ahora 88 por ciento de los norteamericanos quieren la guerra, así nos dicen. El presupuesto para la defensa de los EE.UU. ha sido elevado por $60 mil millones a alrededor de $360 mil millones. Una espléndida nueva generación de armas nucleares está en camino para que todos podamos estar tranquilos. Pero qué mismo es lo que los 88 por ciento de norteamericanos piensan que están apoyando es mucho menos claro. ¿Una guerra por cuánto tiempo, por favor? ¿A qué costo en vidas norteamericanas? ¿A qué costo para los norteamericanos que pagan impuestos? ¿A qué costo, pues la mayoría de ese 88 por ciento son personas completamente decentes y humanas, en vidas iraquíes?

Cómo Bush y su junta lograron recanalizar la ira norteamericana contra Bin Laden hacia Saddam Hussein es uno de los mayores trucos de relaciones públicas de la historia. Pero lo hicieron. Una encuesta reciente nos dice que uno en dos norteamericanos ahora piensa que Saddam fue el responsable por el ataque al World Trade Center. Pero el público norteamericano no solo esta siendo engañado. Esta siendo intimidado y mantenido en un estado de ignorancia y miedo. La neurosis orquestada cuidadosamente deberá llevar a Bush y sus conspiradores muy bien hacia la próxima elección.

Aquellos que no están con Bush están contra él. Peor, están con el enemigo. Lo cual es raro porque yo estoy completamente contra Bush, pero me encantaría ver el derrocamiento de Saddam – solo que no bajo los términos de Bush ni con sus métodos. Y no bajo los titulares de tal crasa hipocresía.

El himno religioso que enviará a las tropas norteamericanas a la guerra es tal vez uno de los más mórbidos aspectos de esta irreal guerra. Bush está con Dios brazo a brazo. Y Dios tiene unas opiniones políticas muy peculiares. Dios nombró a los EE.UU. a que salve al mundo de cualquier forma que le convenga a los EE.UU. Dios nombró a Israel a que sea el nexo de Norteamérica en su política del Medio Oriente, y cualquiera que no esté de acuerdo con esta idea es a) antisemítico, b) anti-norteamericano, c) está con el enemigo, y d) un terrorista.

Dios también tiene conexiones que asustan bastante. En Norteamérica, donde todo hombre es igual ante su presencia, si no entre cada uno, la familia Bush tiene un presidente, un ex-presidente, un ex-cabecilla de la CIA, el gobernador de Florida y el ex-gobernador de Texas.

¿Quieren unas claves? George W. Bush, 1978-84: alto ejecutivo de Arbusto Energy/Bush Exploration, una compañía petrolera; 1986-90 alto ejecutivo de la compañía petrolera Harken. Dick Cheney, 1995-2000: Gerente General Ejecutivo de la compañía petrolera Halliburton. Condoleezza Rice, 1991-2000: alta ejecutiva con la compañía petrolera Chevron, la cual nombró un buque petrolero en su honor. Entre otras cosas más. Pero ninguna de estas asociaciones triviales afectan la integridad del trabajo de Dios.

En 1993, mientras el ex-presidente George Bush visitaba el cada-día-más democrático reino de Kuwait para recibir las gracias por su liberación, alguien lo trató de asesinar. La CIA piensa que ese “alguien” fue Saddam. Por ende el lloro de Bush Junior: “Ese hombre trató de matar a mi papi”. Pero aún así esta guerra no es personal. Todavía es necesaria. Todavía es el trabajo de Dios. Todavía es acerca de traer la libertad y la democracia al oprimido pueblo iraquí.

Para ser un miembro del team uno debe creer en el bien absoluto y el mal absoluto, y Bush, con mucha ayuda de sus amigos, su familia y Dios, está allí para decirnos cuál es cuál. Lo que Bush no nos dice es la verdad acerca de porqué vamos a la guerra. Lo que está en juego no es el “Eje del Mal” – sino el petróleo, el dinero y la vida de personas. La mala suerte de Saddam es de estar sentado sobre el segundo más grande campo petrolero en el mundo. Bush lo quiere, y quien lo ayuda recibirá una parte de la torta. Y quien no ayuda, nada.

Si Saddam no tuviera el petróleo, él pudiera torturar a sus ciudadanos a todo gusto. Otros líderes lo hacen todos los días – piensen en Arabia Saudita, piensen en Pakistán, piensen en Turquía, piensen en Siria, piensen en Egipto.

Bagdad no representa ningún claro y presente peligro a sus vecinos, y ninguno a los EE.UU. o a Gran Bretaña. Las armas de destrucción masiva de Saddam, si aún las tiene, son piedritas comparadas con las cosas que Israel y los EE.UU. le pueden lanzar en sólo cinco minutos. Lo que está en juego no es una amenaza inminente militar o terrorista, sino el imperativo del crecimiento económico de los EE.UU. Lo que está en juego es la necesidad de los EE.UU. de demostrar su poder militar a todos nosotros – a Europa y Rusia y China, y a la pobre demente de Corea del Norte, como también al Medio Oriente; a demostrar quién gobierna los EE.UU. en la tierra madre, y quién es gobernado por los EE.UU. en el extranjero.

La más misericordiosa interpretación del envolvimiento de Tony Blair en todo esto es que él creía que montando el tigre él podía dirigirlo. No puede. En su lugar le dio una falsa legitimidad y una voz suave. Ahora temo que el mismo tigre lo tiene acosado en una esquina y él no puede escaparse.

Y lo más chistoso es que, mientras Blair está contra la pared gracias a su boca, ninguno de los líderes de la oposición lo pueden tocar. Pero esto es una tragedia de Gran Bretaña tanto como de Norteamérica: mientras nuestros gobiernos dan vueltas, mienten y pierden su credibilidad, el electorado simplemente levanta los hombros y mira en otra dirección. El mejor chance personal de Blair de sobrevivir debe ser que a última hora, la protesta mundial y una envalentada ONU fuerce a Bush a poner su pistola nuevamente en su funda sin disparar. ¿Pero qué pasaría si el cowboy más grande del mundo regrese a su pueblo sin la cabeza del tirano para enseñarla a sus camaradas?

El peor chance de Blair es que, con o sin la ONU, él nos va a arrastrar hacia una guerra que, si hubiera habido el deseo, podría haber sido evitada; una guerra que no ha sido más debatida democráticamente que en los EEUU o en la ONU. Haciendo esto, Blair ha retrocedido nuestras relaciones con Europa y el Medio Oriente por décadas en el futuro. Él habrá ayudado a provocar retaliaciones imprevisibles, grandes disturbios domésticos y un caos regional en el Medio Oriente. Bienvenidos a la fiesta de la política extranjera con ética.

Hay un camino en el centro, pero es uno difícil: Bush se lanza sin la aprobación de la ONU y Blair se queda en la orilla. Adiós a la relación especial.

Me intranquilizo cuando oigo a mi Primer Ministro prestando las palabras falsas de su alto oficial para esta aventura colonial. Sus muy reales ansiedades sobre el terror son compartidas por todas las personas sanas. Pero lo que él no puede explicar es cómo reconcilia un asalto global a Al-Qaeda con un asalto territorial a Irak. Nosotros estamos en esta guerra, si se realiza, para asegurarnos de nuestra relación especial, para coger nuestra parte del botín petrolero, y porque después de todos los abrazos públicos en Washington y Camp David, Blair tiene que aparecer en el altar.

“¿Pero ganaremos, Papi?”

“Por supuesto, hijo. Todo se acabará cuando todavía estés en cama.”

“¿Por qué?”

“Porque sino los electores del Sr. Bush se pondrán muy impacientes y podrían decidir no votar por él.”

“Pero matarán a personas, Papi?”

“A nadie que tu conozcas, querido. Sólo a extranjeros.”

“¿Lo puedo ver en la televisión?”

“Solo si el Sr. Bush dice que sí.”

“¿Y después todo será normal nuevamente? ¿Nadie hará nada horrible ya más?”

“Calla hijo, anda a dormir.”

El viernes pasado un amigo en California manejó al supermercado local con una calcomanía en su carro que decía: “La paz también es patriótica.” La calcomanía había desaparecido cuando terminó sus compras.

Por John le Carré
Fuente: Periódico “The Times” (Gran Bretaña), Enero 15 de 2003.