Boletín Especial 10

El desprecio a la igualdad de parejas homosexuales, la pedofilia, violación de monjas, etc.
o: “Acerca de las prácticas extremadamente raras de su santurronería”.

En Suiza la igualdad de parejas homosexuales es un tema político. Durante los últimos años, en la mayoría de los países europeos, los parlamentos procuraron crear un marco jurídico para relaciones casi-matrimoniales entre homosexuales de ambos géneros (periódico “Tages-Anzeiger” del 23 de octubre de 2002). En el nivel humano-conyugal el enlace homosexual no deja lugar a dudas acerca de su legalidad. Respecto a las regularidades naturales y de la creación, la homosexualidad y el lesbianismo son un hecho dado por la naturaleza (véase por Ej. www.figu.org boletín No. 2 de la FIGU; sólo en alemán.)

No obstante, como era de esperarse, en el tiempo actual la iglesia también toma la palabra en esta disputa sociopolítica. Con sus argumentos ya conocidos desde la antigüedad que son moralizantes, ajenos al mundo, antiguos y tradicionales, y sobrepasados ya desde hace mucho tiempo, ésta se inmiscuye con increíble arrogancia en el asunto más íntimo y más privado de las personas en cuestión.

Para los obispos, el argumento principal contra la bendición de parejas homosexuales por la iglesia, es la imposibilidad de la procreación: “La sexualidad está orientada a la transferencia de la vida.”, declararon el Jueves, 3 de Octubre de 2002 ante los medios de comunicación en Berna. Por eso, -así dicen ellos- , una relación homosexual es siempre “deficitaria”: “Aún cuando los seres humanos homosexuales reciban la bendición de la iglesia, no todo tipo de acción es aprobado por Dios” hicieron saber además a los representantes de la prensa.

Por supuesto, toda persona observadora sensata se preguntará ahora si esta aserción también tiene validez para los representantes del oficio eclesiástico-católico, violadores de mujeres y de otras personas, así como pederastas y homosexuales. En realidad, esta iglesia podría de hecho aportar un bien al procurar por fin el orden, la decencia y la moral dentro de sus propias filas. Esto con más razón porque desde hace casi 1800 años, trata sin éxito, con amenazas, violencia y tortura, de someter a los seres humanos bajo sus conceptos morales de ética y ley. Sin embargo, la historia nos enseña que una gran variedad de los asotanados de la autoproclamada santidad, a menudo se interesaron más por los placeres mundanos de la carne y de su satisfacción, y también por las puertas cerradas y abiertas de los dormitorios de muchas mujeres y muchachas, que por el bien de sus “fieles” prójimos.