«Debe haber castigo...»
Un castigo y la ejecución de un castigo siempre deben realizarse de acuerdo con el amor al prójimo y en forma humanitaria.
Una ejecución de castigos en forma humanitaria debe ser realizada de tal manera que los falibles reciban una orientación apropiada respecto a todas las cosas necesarias para llevar una vida recta y justa, así como una conducta respetuosa y digna, y también sobre el valor de toda vida, tomándose en consideración también el ejercicio de la meditación. También debe ser una condición que se le muestre el camino para alcanzar la paz interior así como la libertad y la armonía interna y el camino por el cual los falibles puedan liberarse de los sentimientos de culpabilidad cuando éstos se manifiesten. La ejecución del castigo precisa también que no se les profese ni odio ni falta de amor, sino amor y confianza para que ellos puedan enfrentarse con ello y también puedan aprender de ello. Si los castigos de los falibles no son de permanecer separados de la sociedad por toda la vida, sino de ser puestos nuevamente en libertad, entonces habrá que trabajar con ellos con el fin de que antes que sean puestos en libertad se transformen en personas rectas, tratables, sociables y satisfechas, así como trabajadoras. Esta transformación debe ser de tal manera que la confianza depositada en la persona transformada vuelva a tener una base justa y que ella vuelva a ser capaz de ser portadora de los valores humanos para que pueda volver a vivir en la comunidad de la sociedad. Si hoy en día uno observa a las personas con más riesgo de caer en la delincuencia entonces uno se da cuenta, con tristeza, que son especialmente los adolescentes quienes se encuentran en el yugo de las leyes y son castigados. Son adolescentes masculinos y femeninos cuyas vidas en realidad apenas han comenzado, pero que a raíz de múltiples circunstancias ya están echadas a perder. Puede ser el alcohol, un cierto recelo al trabajo, el afán de lujos y diversiones, el uso de drogas, la mala compañía, falta de experiencia, prostitución o un ambiente socialmente difícil, por lo cual son inducidos a hacer cosas injustas y a entrar en conflicto con la ley.