Boletín Especial 6

En última instancia, los políticos son también el espejo de la sociedad. La masa los eligió con la fuerza de su voto, cualesquiera que hubieran sido las manipulaciones previas. Y personalmente, este reconocimiento me deprime. ¿Cuanto tiempo más debemos, los que estamos espiritualmente (nota de Billy: se refiere a la conciencia) sanos, sufrir bajo el dominio de este sistema mundial que desprecia al ser humano? ¿Quienes son los creadores originales de este sistema, que aún hoy mantienen el control y no están dispuestos a tomar en cuenta la ley de compartir mutuamente, de la armonía, de la paz y las leyes naturales?

Si no cambia la conciencia de la masa vía el cambio de la conciencia del individuo, el sistema no cambia. ¿En dónde y de qué tipo son nuestros instrumentos que inducen esta transformación tan rápidamente como sea posible? ¡En mis alrededores hay gente que simplemente está harta de este sistema mundial en todas sus apariencias! Esta gente enciende el televisor y se voltean agitando la cabeza y sufren en su interior. La demencia del mundo no puede ser pasada por alto por estas personas. El prisionero de la obsesión es feliz y está contento con este sistema porque cree que es la “summum bonum” (nota de Billy: la suma de las buenas cosas) de todas las formas de existencia. Él ni siquiera examina si el contenido de sus conceptos es correcto o no.

Yo le ruego, muy estimado señor Billy Meier, que haga estas preguntas urgentes a sus personas de contacto extraterrestres, señalando nuestra raza de creadores, los Annunaki. Necesitamos conceptos de solución y soporte, más no plataformas de discusión que tienen carácter de chismes. De esto hay suficiente. Durante los últimos años, he observado todo el escenario de los canalizadores espirituales, y por desgracia, aquí debo constatar paralelismos a nuestros sistemas políticos de aquí, donde también sólo hay habladurías sabihondas que no inducen cambios profundos donde está la raíz de todo el mal.

¡Muchas gracias!

Desde Alemania, con los saludos más cordiales para los miembros de la FIGU.

Horst D. Sennholz, Alemania