Boletín Especial 6

Pero existen todavía escritorcillos dizque autores, sabelotodos, gente argumentativa de notoria negatividad y críticos quienes usando un lenguaje estúpido y primitivo quieren prohibirle al ser humano consciente de su responsabilidad, que diga la verdad fundamental de las cosas. Gente sin interés – ¿o son solo tontos, estúpidos, cobardes y sucios? – que encuentran como necesario insultar a toda persona como que si ésta repentinamente se hubiera convertido en “persona política” y la ponen bajo una mala luz solo porque éste ha tomado su deber, como ser humano y como ciudadano, de denunciar los males diciendo la verdad con palabras francas. El deber, como ser humano y como ciudadano, de nombrar con palabras abiertas la verdad y los hechos necesarios y aclarar la verdad efectiva a los prójimos y a los conciudadanos no tiene en realidad nada que ver con la política. La política es otra cosa muy distinta, en efecto, como lo expone la palabra original griega, es “el arte de administrar el estado”. Pero la administración del estado se basa en la realización de determinadas metas, especialmente en materia del estado. A esto pertenece también la formación de la vida pública como también la creación del orden necesario para ello y las relacionadas directivas para la conducta de las personas, y en efecto, tanto con el individuo solo como también con las organizaciones, uniones, agrupamientos, escuelas, partidos, niveles sociales, los gobiernos y sus parlamentos, consejos, etc., etc. La política siempre tiene un carácter de lucha que surge por la orientación de sus intereses. En el llamado sistema democrático, la política encuentra su legitimidad final en el consentimiento de la mayoría de los votantes y afectados. La política como sistema totalitario surge de una ideología de dominio, donde este sistema puede ser puramente dictatorial, filosófico, pseudo-estatal, como también puramente sectario o puramente religioso, etc., etc.

En la antigüedad y en la edad media, la política valía como una enseñanza sobre la organización correcta de asuntos públicos. Si uno considera la enseñanza del derecho natural entonces surge de ella que la política está orientada hacia una acción para lograr las metas de este mundo, en beneficio de la comunidad pública. La política es finalmente la instrumentación que debe servir para que los intereses del estado – es decir, de los ciudadanos y la gente – sean convertidos en acción y sean mantenidos. Y solo quien se ocupa y trabaja de esta manera esta haciendo política. Pero quien señala las malas condiciones y habla sobre ellas francamente, acerca de cómo los gobiernos y los políticos, los mandatarios y sus esbirros abusan de su poder, y cómo sus “lamebotas” y otros alimañas que se meten en su apestoso trasero y se revuelcan en ello para arrimarse como niño bonito y hombre bueno con los falibles, no tiene nada que ver con la política, sino única y solamente con el cumplimiento de una obligación y un deber ante la vida y la humanidad.

Y quien no capta esto, que no deje resonar su voz a todo ardor, pues la falta de entendimiento de la verdad arriba mencionada muestra el dominio de una idiotez cruda y una falta de inteligencia como también una tal insensatez que incluso el ultimo mono de la selva sufriría un ataque de gritos y se volvería loco si tan solo oyera eso.

Billy