Boletín Especial 13

Y no importa si se trata de provocar criminalmente una guerra, o de conseguir irresponsablemente la unión a la UE, o de poner leyes y ordenanzas absurdas, o citar a los tribunales a personas que son responsables y castigarlos injustamente cuando éstos dan a conocer la verdad, o de crear deudas de tal modo que los estados se colmen y se ahoguen en ellas. Además, los que contraen estas deudas estatales son altos funcionarios elegidos por el pueblo, y son intocables, porque poseen la inmunidad política, y por consiguiente no pueden ser obligados a rendir cuentas. En cambio, si hacen lo mismo los simples ciudadanos, quienes ganan duramente sus ingresos sin poder acumular horrendos sueldos estratosféricos pagados con los impuestos del estado, entonces se les llama a dar cuentas de sus medios, y posiblemente incluso son puestos bajo custodia o hasta privados de sus derechos civiles. Y así como traman los que producen las deudas estatales, así lo hacen igualmente los gerentes y directores de muchas empresas y corporaciones, y no sólo cobran sus salarios, sino también millonarias sumas en pagos de compensaciones aún cuando han producido la caída y la ruina completa de las firmas o las corporaciones. Pero así como los que producen las deudas de los gobiernos, así lo hacen ellos, hombres y mujeres que se escurren por los huecos de las leyes, muriéndose de risa por la estupidez y torpeza de todos aquellos que les facilitan sus bienes económicos que desde luego también pierden. Los falibles pueden llevarse sus millones mal versados, bañarse en ellos y disfrutarlos y alegrarse de que no deben devolver lo robado y de que no se les llama a rendir cuentas ni se les castiga por sus artimañas con los negocios o por los millones robados, entre otras cosas.

Hoy ya casi no queda ningún estado en el mundo que no tenga deudas infinitas. Los Estados Unidos y también Alemania tienen billones en deudas. En el caso de otros países esto asciende a cientos de millones, entre ellos también Suiza. Mientras esto ocurre se habla a cada instante de medidas para el ahorro, pero en realidad se contraen cada vez más y más deudas, y a los ciudadanos se les roba cada vez más y más impuestos de su bolsillo. El Banco Nacional de Suiza tiene ciertamente muchas reservas excedentes en oro, es decir, un dinero para emergencias que podría mantener a Suiza a flote en tiempos de crisis.