La Enseñanza del Espíritu

    El propósito de la reencarnación y de tantas vidas es que el ente espiritual del ser humano, el cual es parte de la Creación, pueda evolucionar junto a la conciencia entera, hasta el punto de llegar un día a integrarse a la Creación y poderse unificar con ella, evolucionando la Creación misma de esta manera.

    La continua reencarnación sirve tanto para la evolución del espíritu del ser humano, como también para la conciencia entera, la cual representa la personalidad y la propia conciencia. Y para que el espíritu se desarrolle de manera amplia y elevada en su conocimiento y en su sabiduría y armonía, etc., hasta que alcance la perfección relativa más alta posible, son necesarias muchas vidas, o sea, la reencarnación o el renacimiento. De otro modo, sería absolutamente imposible que el ente espiritual se desarrolle durante una sola vida hasta el grado de ser relativamente perfecto. Para esto son necesarias incontables vidas y reencarnaciones, cuyo número se calcula en millones. Sólo para liberarse del cuerpo físico y para poder entrar al mundo puramente espiritual, el ser humano necesita entre 60 y 80 mil millones de años, es decir, de seis a siete veces más de lo que afirman los científicos terrestres que es la edad del universo.

    Y además, esto debe estar claro: las opiniones y enseñanzas que afirman y proponen que el ser humano puede reencarnar como animal, por ejemplo, son absolutamente equívocas y falsas. El ser humano siempre vuelve a renacer como ser humano, ya que eso es lo que requiere el espíritu de la Creación dentro de él, el cual es capaz de evolucionar. Por lo tanto, un ser humano nunca puede reencarnar como animal o algo así, sino única y solamente como ser humano; es más, como regla, también sólo de acuerdo a su raza - donde naturalmente pueden haber desviaciones que sólo ocurren en casos especiales, lo cual sería demasiado explicar aquí.

    Del mismo modo, los animales nunca pueden tampoco nacer como seres humanos, ya que sus formas de espíritu no están orientadas hacia esta dirección ni han sido predestinadas para evolucionar en el conocimiento y la sabiduría, como es el caso con el ente espiritual o el espíritu de los seres humanos.

  1. Con relación al tema de la reencarnación se conoce también el término karma ¿Qué es el karma?

  2. El "karma" también corresponde a una enseñanza errónea, como en el mundo cristiano lo es el término religioso "penitencia". De acuerdo a la enseñanza del karma, el ser humano prácticamente debe cargar los débitos de su vida anterior a su siguiente vida. Si una persona fue buena o mala en su vida anterior, entonces su próxima vida se formará correspondientemente en la próxima reencarnación.

    Viéndolo bien, esto quiere decir que el ser humano debe ser gratificado o castigado por sus acciones de la vida anterior. Con otras palabras, el karma significa que el tipo de reencarnación corresponde a las acciones de la vida anterior, de donde resulta el destino presente. Simplemente dicho, el karma significa que el destino actual de un ser humano ha sido predeterminado por sus acciones en su vida anterior.

    De acuerdo con la penitencia de la enseñanza cristiana, todo resulta en una gratificación o un castigo después de la muerte, es decir, después del "día del juicio". Simplemente dicho: quien es un buen creyente y sigue sumisamente las reglas y los mandatos de la religión cristiana o de sus sectas, se va al cielo - pero quien se opone, se va al infierno o al purgatorio eterno, así como también a la condenación eterna, sin tener ninguna oportunidad de corregir y de llegar a reconocer sus fallas.

    Pero la verdad real se ve diferente de las enseñanzas del karma y de la penitencia y el pecado: El ser humano no tiene ninguna otra posibilidad para evolucionar y adquirir conocimientos y sabiduría, que no sea cometiendo errores. Cometiendo errores, él generalmente sufre perjuicios y, por decirlo así, se castiga a sí mismo de esta manera. Entonces, a raíz de los perjuicios que se dio él mismo, él ya hace penitencia, esforzándose por reparar los errores y los perjuicios, y no cometiendo los mismos errores nuevamente de igual manera. Él recibe una lección de esto y se vuelve un tanto más conocedor. Este es el principio más sencillo de la causa y el efecto. Y precisamente así evoluciona el ser humano, aumentando su conocimiento, su entendimiento y sus capacidades. Y de esa manera, alcanza un nivel de conciencia más alto que se llevará consigo, mediante su conciencia, a la siguiente vida, es decir, a la próxima reencarnación. De esta manera, el ser humano se beneficia de los frutos de su progreso y de su nivel de conciencia de su vida anterior, sin tener que estar atado a alguna carga o algún lastre de la vida anterior. La vida nueva no se basa en la carga o en el lastre de la vida anterior, pues todas estas fueron superadas completamente en la vida anterior, ya sea en lo bueno o en lo malo. Por eso, no sólo sería injusto, sino que también iría contra las leyes de la Creación si las cosas de la vida anterior fueran llevadas a la nueva. Que esto sí podría ser así, como irracionalmente lo enseñan las religiones, es un disparate completo que corresponde a la forma humana de pensar, reflexionar y considerar ilógicamente, ya que el ser humano vive con un afán de venganza que en cada caso requiere castigo y penitencia. En contraste, la Creación no conoce tal comportamiento. Ella no conoce la venganza, el castigo y la penitencia, al contrario del ser humano; por lo tanto, tampoco ha creado ninguna ley correspondiente.