El universo se originó mediante un big bang, producido por una muy diminuta esfera de energía, del tamaño de una pulga, pero enormemente fuerte y comprimida. Esta energía fue primero de tipo puramente espiritual, creada por sí misma, aunque derivada de una idea-energía de un ur-universo (el prefijo "ur" es una palabra alemana que indica algo muy viejo, original y primordial). Un universo también es llamado Creación o Conciencia Universal, de los cuales hay 1049 (diez a la cuarenta y nueve potencia) distintas Creaciones. La forma más baja de Creación es llamada Creación-Universo; la próxima más alta es la ur-creación o ur-universo, y la próxima más alta es la Creación-Central o Universo-Central, etc. La forma de Creación más alta es la 1049, llamada el Absolutum Absoluto. Esa fue la primera forma de Creación, creada por sí misma de la nada absoluta mediante el big bang primario, de donde evolucionó entonces por 1049 distintas formas principales de universo hasta convertirse en el Absolutum Absoluto, el cual, como forma de Creación más alta, flota en el no-espacio, expandiéndose sin fin y evolucionando aún más, mediante la sabiduría de las creaciones que entran en ella, las que deben progresar por su propio esfuerzo para llegar al Absolutum Absoluto.
Ni una sola forma de Creación es absolutamente perfecta, ni tampoco el Absolutum Absoluto. Todas las formas de Creación pueden, como toda vida en general, alcanzar sólo una perfección relativa en el transcurso de su evolución y en el transcurso de su constante venir y devenir y su constante renacimiento, como es el caso con toda vida.
Nosotros vivimos en un universo de Creaciones, y dentro del mismo, en un universo material, que es la forma de Creación o de universo más baja. Este universo, esta Creación o conciencia universal, o como sea que sea llamada, debe también progresar por su propio esfuerzo. Debe evolucionar para un día unificarse con el Absolutum Absoluto, después de haber superado 1049 transformaciones. Este proceso, desde la perspectiva humana, toma un tiempo inimaginablemente largo, ya que hasta que nuestra Creación, nuestro universo, se transforme en la próxima forma de Creación siguiente más alta, una ur-creación, o ur-universo, toma más de 85 trillones de años (85 con 18 ceros). Una vez que la Conciencia Universal, es decir la Creación, ha alcanzado la condición de ur-universo o ur-creación, entonces crea una "idea" de un nuevo universo simple, es decir, un nuevo universo material como nosotros lo conocemos. La idea consiste de una energía espiritual pura que contiene todo en ella para ser creadora ella misma, por sí sola.
No, en este sentido no hay ningún Dios. La Explosión Original, o el big bang, no se produjo por el poder o la fuerza de un Dios, sino única y solamente por procesos físico-espirituales y físico-materiales y químicos, generados y dirigidos por la joven Conciencia Universal, o sea, la Creación.
El término "Dios" no tiene tampoco absolutamente nada que ver con la creación del mundo o del universo y las estrellas y galaxias, etc. ya que la designación "Dios", que ya ha existido en la vastedad del universo por miles de millones de años, representa nada más que un título para una persona. Este título era originalmente "Ischwisch" (pronunciado "Ishvish"), lo que traducido a nuestros idiomas significa "Dios". Pero el término "Ischwisch", o "Dios", no significa nada más que "Rey de la Sabiduría", un título puramente humano para referirse a personas que eran muy conocedoras y sabias y poseían capacidades enormes en todo aspecto. No obstante, este significado fue torcido y falsificado por la gente de la Tierra, particularmente por las religiones originales y por aquellos que sabían cómo sacarle lucro a la palabra. De esta forma, el término "Dios", como "Rey de la Sabiduría", fue suprimido y fue convertido en un "Dios-creador" quien supuestamente debió haber creado la Tierra, el Sol y el universo, etc. Muchos de estos individuos incluso alegaron que ellos mismos eran dioses creadores, como por ejemplo Jehová y muchos otros, y como consecuencia, fueron venerados e idolatrados por sus creyentes.
La Creación es realmente todo el universo, la Conciencia Universal; la fuerza y la energía más grande que se puede imaginar el ser humano. Y la Creación también es, sin excepción, la totalidad de la energía y de la conciencia de todas las formas de vida que existen. En su forma primaria es la energía espiritual más pura, manifestándose externamente en innumerables y diversas formas de energía, incluso hasta la materia más grosa. Como Creación, esta energía universal de todos los niveles y áreas, incorpora tanto el SER espiritual como también la existencia material.
La Creación, como universo, es la forma de energía más grande y la más alta conciencia activa imaginable que es capaz de evolucionar. Sus leyes y directivas tienen una validez ilimitada a escala universal, en todo nivel de existencia y en todo nivel espiritual - sin falla alguna.
La Creación es la fuerza más poderosa y la energía más poderosa de esta existencia universal-creacional, sin comparación alguna con nada humano. Y sobre todo, no tiene la más infinitésima pizca en común con las maquinaciones humanas de un "Dios creador", el cual, comparado con la Creación y su poder, su saber y su energía, se desaparece completamente en un abismo sin fondo de lo ridículo.
Para los seres humanos y todas las otras formas de vida, la Creación tiene un enorme significado, ya que cada forma de vida trae dentro de sí una minúscula parte de la Creación, que es lo que realmente vivifica la forma de vida. Sin esta minúscula partícula del espíritu de la Creación, ninguna forma de vida podría vivir, pues este espíritu de la Creación es la energía real y fundamental de la vida. Esta energía, a su vez, es dependiente de la energía total de la Creación misma, la cual emite una forma de energía muy fina, la llamada Energía Vital Cósmica, la cual es absorbida por todas las minúsculas partículas del espíritu del la Creación, vivificándolas de esa manera. Por esto, se podría considerar a esta Energía Vital Cósmica, como un "alimento creacional", por así decirlo, que vivifica a todas las partículas del espíritu de la Creación dentro de todas las formas de vida. De este modo, toda forma de vida depende de la Creación, aunque a pesar de esto, ella no da mandato alguno, como por ejemplo, de cómo un ser humano debe formar y desarrollar su vida.
La Creación no da ninguna orden a ninguna forma de vida, de modo que cada una pueda vivir, decidir y desarrollarse según su propio criterio. No obstante, se han dado leyes y directivas, regulaciones, que dicen que una determinada forma de vivir trae como consecuencia un determinado resultado, de acuerdo a la ley de la causalidad, según la cual una causa determinada trae un efecto determinado. Además, está dado por la Creación y por la naturaleza, que toda forma de vida puede vivir como desee, que ella misma decida sobre ello, y que de una forma u otra, se adapte a las leyes y directivas. Así está dado, que de acuerdo a cómo una forma de vida conduce, vive y desarrolla su vida, resulta de ello un efecto muy determinado, lo cual es responsabilidad de la misma forma de vida, especialmente del ser humano, en todo aspecto.
Las leyes y directivas de la Creación/Naturaleza se basan en factores positivos y negativos, y consecuentemente, todo en el universo entero está sujeto a este sistema. Y como la Creación misma, que también puede ser llamada Naturaleza, no da orden alguna de cómo una forma de vida debe vivir, decidir o desarrollarse, entonces la responsabilidad está en las manos de la forma de vida correspondiente, así también con el ser humano. Por lo tanto, cada ser humano mismo decide por sí mismo si quiere seguir las leyes y directivas de la Creación/Naturaleza, de modo que le traigan utilidad y progreso, o si quiere infringirlas y sufrir perjuicios. Esto quiere decir también que la Creación no tiene ninguna responsabilidad por ninguna acción del ser humano, sino que él solo, siempre y continuamente, es el responsable, sin importar lo que él piense, sienta e idee, y sin importar lo que el haga o emprenda.
Una de las leyes más importantes es, por ejemplo, que los errores que un ser humano comete no deben ser condenados, porque sólo cometiendo errores puede evolucionar el ser humano. Esto quiere decir que el ser humano debe cometer errores si él quiere aprender algo. Si él comete un error, entonces tarde o temprano lo reconoce, reflexiona sobre el mismo, y lo remedia.
Una ley, por lo tanto, es una regla establecida e irrevocable que se debe cumplir y seguir si no se desean perjuicios de alguna forma. Una directiva, en cambio, es sólo una recomendación que señala una dirección específica en la que algo debe ser hecho o emprendido, que como resultado, ofrece algo bueno o malo, o positivo o negativo, respectivamente. Algunas directivas creacionales-naturales, por ejemplo, son las siguientes:
"No debes matar en forma degenerada"
"No debes violar el convenio con la Creación"
"No debes robar ni ser expropiador"
"No debes blasfemar la verdad", etc. etc.
El hombre puramente terrestre que fue creado aquí, es un producto de la evolución planetaria de la Tierra. Primero se desarrollaron las formas más primitivas de la flora, líquenes, etc., de los que resultaron sustancias que se transformaron en aminoácidos, los cuales experimentaron nuevas uniones, que a su vez dieron como resultado formas de flora más avanzadas, y así siguieron el curso de la evolución. De esto resultaron finalmente uniones aminoácidas adicionales que crearon formas de vida aún más elevadas, es decir, la fauna, los animales. Estos se desarrollaron continuamente más y más, estando sujetos igualmente al nacer y perecer, como las plantas. Nacían y morían, y de sus restos y sus transformaciones resultaron nuevas variaciones aminoácidas que condujeron finalmente a la forma de vida humanoide, al linaje humano. Pero, éstos no fueron desde el comienzo una raza puramente humana, sino de una forma de la que se podían desarrollar diversos linajes, lo que en efecto ocurrió. El primer tipo de vida humanoide se dividió en diversas clases, de las cuales también se desarrollaron diversas formas de vida humanoide, es decir, géneros propios. El linaje básico fue ante todo humano, pero cambió por medio de la evolución, de tal manera que se manifestaron diferencias fundamentales.
Si la pregunta se refiere al hombre terrestre original y real, entonces la edad del mismo debe darse en más de 4.5 millones de años. - Pero si la pregunta se refiere a aquellos humanos de la tierra que llegaron a este mundo desde las profundidades del universo, entonces su edad oscila entre los 6 y 12 mil millones de años. Estos seres humanos que habitaron la Tierra son aquellos llamados los "viajeros procedentes de las lejanas profundidades del universo", y sus mundos natales se encontraban muy lejos en otras galaxias que ya han perecido y desaparecido ya hace mucho tiempo; idas por el camino de lo temporal. Estos "viajeros procedentes de las lejanas profundidades del universo", que colonizaron la tierra y se mezclaron con los terrestres originales, pr ovinieron, en su mayoría, del linaje de Henok, quien fue el fundador de estos pueblos. Éstos fueron quienes vinieron desde una lejana galaxia a nuestra Vía Láctea y se establecieron en las regiones de la constelación de Sirio, de donde tuvieron que huir después de mucho tiempo de habitar esas regiones, y llegaron como perseguidos en nuestro Sistema Solar, estableciéndose en Marte, Phaeton y la Tierra.
Eso es correcto. El ser humano está sujeto a la ley de la reencarnación, es decir, a renacer. Este hecho ocurre también con todas las otras formas de vida que disponen de una conciencia y de un espíritu capaz de evolucionar. Por eso, cuando el ser humano muere, su ente espiritual abandona el cuerpo físico y se traslada hacia el reino espiritual del más allá, para reposar y aprender allí por el tiempo necesario hasta que pueda reencarnar nuevamente en un cuerpo material.
La continua reencarnación sirve tanto para la evolución del espíritu del ser humano, como también para la conciencia entera, la cual representa la personalidad y la propia conciencia. Y para que el espíritu se desarrolle de manera amplia y elevada en su conocimiento y en su sabiduría y armonía, etc., hasta que alcance la perfección relativa más alta posible, son necesarias muchas vidas, o sea, la reencarnación o el renacimiento. De otro modo, sería absolutamente imposible que el ente espiritual se desarrolle durante una sola vida hasta el grado de ser relativamente perfecto. Para esto son necesarias incontables vidas y reencarnaciones, cuyo número se calcula en millones. Sólo para liberarse del cuerpo físico y para poder entrar al mundo puramente espiritual, el ser humano necesita entre 60 y 80 mil millones de años, es decir, de seis a siete veces más de lo que afirman los científicos terrestres que es la edad del universo.
Y además, esto debe estar claro: las opiniones y enseñanzas que afirman y proponen que el ser humano puede reencarnar como animal, por ejemplo, son absolutamente equívocas y falsas. El ser humano siempre vuelve a renacer como ser humano, ya que eso es lo que requiere el espíritu de la Creación dentro de él, el cual es capaz de evolucionar. Por lo tanto, un ser humano nunca puede reencarnar como animal o algo así, sino única y solamente como ser humano; es más, como regla, también sólo de acuerdo a su raza - donde naturalmente pueden haber desviaciones que sólo ocurren en casos especiales, lo cual sería demasiado explicar aquí.
Del mismo modo, los animales nunca pueden tampoco nacer como seres humanos, ya que sus formas de espíritu no están orientadas hacia esta dirección ni han sido predestinadas para evolucionar en el conocimiento y la sabiduría, como es el caso con el ente espiritual o el espíritu de los seres humanos.
El "karma" también corresponde a una enseñanza errónea, como en el mundo cristiano lo es el término religioso "penitencia". De acuerdo a la enseñanza del karma, el ser humano prácticamente debe cargar los débitos de su vida anterior a su siguiente vida. Si una persona fue buena o mala en su vida anterior, entonces su próxima vida se formará correspondientemente en la próxima reencarnación.
Viéndolo bien, esto quiere decir que el ser humano debe ser gratificado o castigado por sus acciones de la vida anterior. Con otras palabras, el karma significa que el tipo de reencarnación corresponde a las acciones de la vida anterior, de donde resulta el destino presente. Simplemente dicho, el karma significa que el destino actual de un ser humano ha sido predeterminado por sus acciones en su vida anterior.
De acuerdo con la penitencia de la enseñanza cristiana, todo resulta en una gratificación o un castigo después de la muerte, es decir, después del "día del juicio". Simplemente dicho: quien es un buen creyente y sigue sumisamente las reglas y los mandatos de la religión cristiana o de sus sectas, se va al cielo - pero quien se opone, se va al infierno o al purgatorio eterno, así como también a la condenación eterna, sin tener ninguna oportunidad de corregir y de llegar a reconocer sus fallas.
Pero la verdad real se ve diferente de las enseñanzas del karma y de la penitencia y el pecado: El ser humano no tiene ninguna otra posibilidad para evolucionar y adquirir conocimientos y sabiduría, que no sea cometiendo errores. Cometiendo errores, él generalmente sufre perjuicios y, por decirlo así, se castiga a sí mismo de esta manera. Entonces, a raíz de los perjuicios que se dio él mismo, él ya hace penitencia, esforzándose por reparar los errores y los perjuicios, y no cometiendo los mismos errores nuevamente de igual manera. Él recibe una lección de esto y se vuelve un tanto más conocedor. Este es el principio más sencillo de la causa y el efecto. Y precisamente así evoluciona el ser humano, aumentando su conocimiento, su entendimiento y sus capacidades. Y de esa manera, alcanza un nivel de conciencia más alto que se llevará consigo, mediante su conciencia, a la siguiente vida, es decir, a la próxima reencarnación. De esta manera, el ser humano se beneficia de los frutos de su progreso y de su nivel de conciencia de su vida anterior, sin tener que estar atado a alguna carga o algún lastre de la vida anterior. La vida nueva no se basa en la carga o en el lastre de la vida anterior, pues todas estas fueron superadas completamente en la vida anterior, ya sea en lo bueno o en lo malo. Por eso, no sólo sería injusto, sino que también iría contra las leyes de la Creación si las cosas de la vida anterior fueran llevadas a la nueva. Que esto sí podría ser así, como irracionalmente lo enseñan las religiones, es un disparate completo que corresponde a la forma humana de pensar, reflexionar y considerar ilógicamente, ya que el ser humano vive con un afán de venganza que en cada caso requiere castigo y penitencia. En contraste, la Creación no conoce tal comportamiento. Ella no conoce la venganza, el castigo y la penitencia, al contrario del ser humano; por lo tanto, tampoco ha creado ninguna ley correspondiente.
No, eso generalmente no es posible. Sin embargo, cuando se asevera lo contrario y aparecen cosas relacionadas con ello, esto no corresponde a la verdad, sino a un gran engaño o a un autoengaño, o a eventos que corresponden a áreas de los bancos de almacenamiento o simplemente a la charlatanería o superchería. Cuando se trata de aquellos eventos relacionados con los bancos de almacenamiento, es decir, con la llamada Crónica Akasha, entonces ocurre lo siguiente: En la Crónica Akasha, o sea, en los bancos de almacenamiento de información terrestre que se encuentran en el hiperespacio, está almacenado todo lo pensado, dicho, sentido, y demás emociones y reacciones de cada ser humano. Todo esto puede ser recuperado nuevamente cuando se pueden generar frecuencias idénticas a aquellas almacenadas, ya sea con la conciencia, mentalmente, o técnicamente.
Esto quiere decir que de esta manera, se puede retirar de los bancos de almacenamiento información que pertenece tanto a personas vivas, como también a personas fallecidas, siempre y cuando se encuentren sus frecuencias especiales. De esta forma es posible incluso llevar a cabo una cierta comunicación en forma lógica con los impulsos e informaciones almacenadas en la Crónica Akasha. Además, también es posible tal comunicación con formas conjuntas de conciencia que están almacenadas en el más allá, aunque esto debe considerarse como algo absolutamente raro que tampoco tiene nada que ver con hablar con los muertos.
El ente de conciencia, el cual es capaz de reencarnar solo junto al ente espiritual al que está ligado, es capaz de establecer contacto con personas vivas, cuando está en el más allá, bajo ciertas circunstancias, aunque realmente esto es extremadamente raro, y no tiene relación alguna con los que "hablan con los muertos" - los llamados médiums ("espiritistas"/"evocadores"). Las cosas que ocurren con los médiums, quienes alegan poder hablar con los muertos, radican por un lado, en la extracción de información de los bancos de almacenaje de información de la Crónica Akasha. Por otro lado, y esto es lo que ocurre más a menudo, ciertas personas, regularmente llamadas médiums, pueden establecer una conexión y comunicarse con la subconciencia de diversas personas vivas, estando en un estado de trance. Estos entes de subconciencia son partes del subconsciente colectivo de la humanidad terrestre, los cuales pueden dar información sobre el hecho que la vida continúa después de la muerte, ya que ellas mismas, estas formas de subconciencia, disponen muy bien de esta información y conocen la reencarnación, entre otras cosas. De ahí resulta también que estos entes de subconciencia sólo pueden dar información que ellos mismos conocen, lo que a menudo puede ser más de lo que la persona pueda saber durante su estado despierto. Y estos entes de subconciencia, que a menudo están conectados con los bancos de almacenaje, pueden estar bien arraigados en una personalidad y pueden liberar información que sólo está en los bancos de almacenaje y que son un secreto para las personas.
No, de ninguna manera, porque siempre y en todo caso, el ser humano es responsable por todos sus pensamientos, emociones, sentimientos y acciones, etc. Sólo las varias religiones y sectas son las que aseveran que un Dios, o santos y ángeles guardianes o Jesucristo dirigen el destino de las personas, y de esa manera asumen también la responsabilidad de ellos. Esto, en efecto, no corresponde a nada más que a una demencia religiosa-sectaria que es fomentada continuamente por los grandiosos jefes de las religiones y las sectas para poner a la gente bajo su tutela y atarlos a su bando, pudiendo así sacarles provecho financiero y explotarlos totalmente. De hecho, no existe ningún Dios creador, como lo proclaman las religiones y las sectas.
El resultado entonces, es que el hombre mismo, en todo aspecto, es responsable de todo y de cada cosa, y debe cargar esta responsabilidad y también sufrir sus consecuencias él mismo, sin importar lo que piense o lo que haga o cómo proceda. Esto quiere decir también que el ser humano es absolutamente independiente de un alto poder y no está subordinado a ninguna cosa por el estilo, y ningún poder superior puede ejercer una protección, ya sea un guía espiritual, o un Jesucristo, o un Dios, un santo, un ángel de la guarda u otros arquetipos, etc. Todos ellos son solamente artilugios de las religiones y de las sectas, inventadas y fomentadas para distraer a la gente de la verdad real y hacerlos creer que no son independientes, sino dependientes de un poder superior. Y esto ya ocurrió en las épocas más tempranas para poder mantener sumisa a la gente, en la esclavitud, para que no se rebelen y se entreguen a la opresión con una actitud humilde y dócil.
Nuestra enseñanza de la verdad no aspira destruir las religiones y sectas o cualquier creencia en una persona, pues para nosotros vale la regla de ser tolerantes y no misionar. Por nuestra parte, nosotros nunca nos acercamos a los miembros de una religión o secta para convertirlos con nuestras enseñanzas. Nuestro lema es que cada persona debe ser feliz con la creencia o el conocimiento que ella practica. Por lo tanto, si una persona cree en un Dios o en un ángel protector, etc., nosotros no buscamos quitarle esa creencia. Nosotros sólo actuamos cuando las personas vienen y preguntan acerca de nuestra enseñanza y nuestro conocimiento. Únicamente de esa manera ofrecemos información.
A pesar de que no misionamos, es nuestro deber diseminar la verdad sobre las religiones y sectas, lo cual hacemos exclusivamente en nuestros escritos que pueden ser comprados por aquellos interesados. Los interesados nos buscan por su propia voluntad, sin que ellos sean molestados en forma misionera por nosotros, y naturalmente les damos, a sus preguntas, todas los hechos, respuestas y clarificaciones pertinentes que deseen. Estas conducen naturalmente, como dice nuestra enseñanza, a que el hombre nunca debe creer, sino que él debe reconocer y ver la verdad.
A todos los interesados se les debe explicar que la creencia causa la dependencia e incluso la esclavitud, y a menudo lleva al fanatismo, y de esa manera no sólo se limita la libertad del pensamiento, sino que también es impedida y destruida. Si el hombre quiere ser realmente libre, entonces tiene que disponer de su propia libertad de pensamiento, mediante la cual puede decidir sobre todo y cada cosa él mismo, sin tener miedo de que la "espada de Damocles" de un Dios supuestamente amoroso, pero en realidad punitivo y por lo tanto vengativo, esté colgando sobre su cabeza y le pueda caer encima. El ser humano debe ser libre de tal forma que pueda tomar todas sus decisiones y realizar también todas sus acciones en responsabilidad absolutamente propia, sin tener que pedir permiso primero a un Dios, o a un espíritu protector o a Jesucristo, etc., o sin preguntar si algo está bien o mal, porque estos personajes imaginarios supuestamente deben fijar la norma para ello y tienen la responsabilidad de ello.
La verdad es que el hombre mismo, siempre y en todo caso, tiene la responsabilidad por todos sus pensamientos, sentimientos, opiniones, ideas y acciones. De esta forma, él también debe decidir constantemente sobre lo bueno o lo malo, o lo negativo o positivo de algo, y precisamente para esto, él necesita la libertad absoluta del pensamiento y de la decisión, sin que poderes imaginarios le den mandos o puedan interferir de alguna manera con su libertad y sus decisiones. De esto resulta también que el hombre debe conocer la verdad y que el conocimiento es un requerimiento esencial para que él pueda decidir por sí mismo. Sin embargo, es justamente este conocimiento lo que las religiones y las sectas quieren sofocar.
Esto es un disparate completo, pues así como el mundo no se acabó con el juicio penal de un Dios en el año 1000, así tampoco ocurrirá en el año 2000, como tampoco en el año 3000, etc.
Los profetas del fin del mundo ya existían en tiempos antiguos, e igualmente habían temerosos adeptos crédulos de tales charlatanes. Entre éstos se cuenta también la iglesia cristiana, que con su Biblia amenaza con el "día del juicio final", etc., de modo que no es de asombrarse cuando muchas sectas cristianas y sus grandiosos jefes amenazan con un supuesto e inminente fin del mundo. Un tiempo especialmente popular para las profecías del fin del mundo, de algunos chiflados y sus creyentes, son siempre los cambios de siglo y de milenio, cuando el tiempo avanza de un siglo o milenio al siguiente.
Si ocurriera de verdad que la tierra en algún momento dado fuera destruida, tal vez por un meteorito o un cometa gigantesco procedente del espacio, entonces esto no sería ni más ni menos un evento cósmico que no tendría definitivamente nada que ver con la venganza o el juicio penal de un Dios creador, de todos modos imaginario, o de su supuesto hijo Jesucristo.
Nadie está obligado a tomar mis palabras en serio o como ciertas, es decir, creerlas. En principio, ninguna persona debe creer algo o alguna afirmación, etc., ni tampoco todo lo que yo relato y explico. La creencia produce la dependencia y la estupidez, y por eso, el hombre nunca debe creer en cosas. Por lo contrario, el ser humano debe ser siempre crítico y reflexionar muy detalladamente sobre todo, considerar todo exactamente, ir al fondo de las cosas, explorar, y de esta forma encontrar la verdad por sí mismo, dentro de sí mismo, como también fuera de su persona. Pero para esto, se necesita el intelecto, una crítica sana, al igual que la plena libertad de pensamiento, así como también la imparcialidad y una ausencia de prejuicios en forma completamente neutral. Si se dan estas cosas en su totalidad, entonces el hombre es capaz de ir al fondo de todas las cosas y reconocer la verdad efectiva que él encuentra basándose en hechos reales. Reconocer una verdad, explorando los hechos e investigando completamente los hechos y aspectos dados y reales y logrando resultados efectivos, no tiene nada que ver, de ninguna manera, con una suposición basada en creencias. Y esta efectiva realidad es lo que me da la certeza de que la verdad es realmente correcta y que es también la verdad, la cual también puede ser reconocida en la naturaleza y en todas sus leyes y directivas, por todas las personas que observen, contemplen, investiguen y exploren todo con sus sentidos abiertos y su mente abierta.
Por supuesto, hay sabelotodos que por sus principios o su prestigio niegan esta verdad. Estas personas sólo causan lástima, pues viven apartados de la verdad y así, también de la vida real. Otras se oponen a esta verdad por razones religiosas o estrictamente sectarias, aunque esto también lo sabe toda persona razonable, que éstas viven apartadas de la vida real.
Para esto tuve que aprender desde muy temprano en la infancia y siempre seguí aprendiendo. También, incluso antes de que fuera a la escuela, fui instruido por un extraterrestre llamado Sfath, quien me enseñó muchas cosas y hechos, como también las leyes y directivas de la Creación y de la naturaleza. Sfath era un "Ischwisch", es decir, un hombre con el título de "Rey de la Sabiduría", lo que es denominado "Dios" en términos terrestres. Por un lado, él me enseñó normalmente, de persona a persona, y por otro lado, esto también ocurrió mediante aparatos técnicos de hipnotismo, que me transmitieron enormes y variadas cantidades de cosas, datos y otros conocimientos. Así conocí y aprendí muchísimas cosas, lo que sin embargo, pronto llevó a que me volviera solitario y que busque sólo la conversación con adultos, como por ejemplo, con uno de mis profesores y un simpático sacerdote.
Aún antes de que terminara mi escuela, Sfath me llevó en varias ocasiones a las cercanías de Darjeeling, en la India, en las montañas del Himalaya. Ahí vivía un viejo monje budista, quien me instruyó igualmente en muchas cosas, como también lo hicieron otros monjes más tarde en la India, donde viví varias veces. Además, siempre aprendí por iniciativa propia, como también después, cuando vino a la tierra una extraterrestre llamada Asket, desde un universo gemelo llamado el universo DAL.
El sentido de la vida es la evolución, o sea, el desarrollo progresivo y continuo hacia algo más elevado. La razón de la evolución consiste en alcanzar el desarrollo más alto posible, incluyendo el amor, la armonía, la capacidad y el conocimiento y la sabiduría.
Estas personas, como también aquellas personas que no pertenecen a ninguna religión, y no encuentran respuestas satisfactorias con respecto al sentido de la vida, etc., sólo pueden hacer una cosa, que es buscar la verdad dentro de sí mismas y realmente encontrarlas también, para crear así un conocimiento apropiado, orientador y verdadero, en lugar de aceptar creencias en forma de enseñanzas erróneas y perderse en ellas. Por eso el dicho: quien busca, encuentra. Sin embargo, también se debe considerar que sólo encuentran lo correcto y lo bueno aquellos quienes realmente lo buscan y se esfuerzan seriamente por lograrlo, pues la verdad real no es tan fácil de encontrar como lo son todas esas falsedades de las religiones y las sectas, que se ofrecen y se venden como verdades, aunque sin embargo, sólo representan enseñanzas erróneas, que son intencionadas y dirigidas a hacer a las personas dependientes de ellas, para poder ejercer poder sobre el ser humano y también para explotarlo.
Viendo todas las guerras y el sufrimiento en la Tierra, uno que otro se pregunta qué puede hacer concretamente.
El ser humano como individuo puede hacer mucho, y efectivamente, en primer lugar, para sí mismo. En todo caso, cada persona es la más cercana a sí misma, y por eso, en primer lugar debe preocuparse por formarse a sí mismo, por evolucionar y por mantenerse en vida de manera natural. Esto, sin embargo, debe ocurrir de una manera que concuerde con la Creación y la naturaleza, y que por lo tanto, presupone que el individuo siempre y en todo caso, tenga la responsabilidad personal por todos y cada uno de sus pensamientos, sentimientos, ideas, acciones, aspiraciones, etc. Por lo tanto, el individuo debe trabajar consigo mismo para volverse un ser humano verdadero, ya que todo comienza por el individuo, y los individuos componen la humanidad. Si el individuo se vuelve bueno, sensato y responsable, entonces le transmite esto al prójimo, quien tal vez también se esfuerce por volverse mejor, más sensato y más responsable. Y éste, a su vez, lo vuelve a transmitir a su prójimo, y así a otros, etc.
La gran masa humana de la humanidad no puede ser cambiada, y no mejorará la humanidad en masa, sino que es el individuo que hace esto. Y entonces, éste transmite su nueva forma de ser, su saber, su amor, su armonía, su paz y su conciencia de responsabilidad, etc., al mundo, al siguiente individuo y a otros, resultando finalmente algo que es como una bola de nieve que se convierte en avalancha. Por esto, la pregunta no es, si el individuo puede hacer algo o si es impotente, sino que es: ¿por qué el individuo no hace nada? De hecho, está en cada individuo, posibilitar la solución de todos los males y qu e todo pueda ser cambiado para lo mejor. Esta acción, sin embargo, consiste en primer lugar en que el ser humano reflexione acerca de sí mismo y que trabaje consigo mismo para convertirse a sí mismo en un verdadero ser humano, lo cual sólo puede suceder encontrando la verdad. Y una vez que la verdad haya sido encontrada y la persona se haya vuelto un ser humano verdadero, entonces también se puede hacer mucho por fuera de sí mismo, especialmente cuando uno se arma de valor y da la cara por la verdad y una vida mejor y por un mundo mejor, y por mejores ideas y aspiraciones para la humanidad entera. Esto también incluye, por ejemplo, responder por la lucha contra la sobrepoblación, contra la discriminación de la mujer y contra el maltrato de los niños, contra la pena de muerte y la tortura, como también contra la xenofobia y el racismo; esto incluye también la lucha por la protección de los animales, la naturaleza y del medio ambiente y la conservación del planeta Tierra. Y por supuesto, incluye también, y no por último, la ayuda para el prójimo, dondequiera que esta sea posible y apropiada.
De la gran masa de la humanidad no se puede esperar nada, pues esta vive tercamente en su trote indiferente y sólo pensando en sí misma. Por eso, es cuestión de cada individuo cambiar hacia una actitud mejor y volverse accesible para la verdad, para de esta forma, atraer al prójimo y a los demás. Este es el único camino que hay para mejorar la humanidad en su totalidad y para conservar la vida y el mundo.
Muchas gracias por la conversación