Sobrepoblación 05

La gente ya desde tiempos muy primitivos se ensangrentaban y se partía la cabeza, pero de una forma que no tenía nada que ver con la contaminación del agua, del medio ambiente, con la extinción de las especies, etc., como es el caso hoy en día. Ellos iban con catapultas, arcos y flechas, cuchillos, carros de combate, lanzas, etc. o sólo con los puños - y las guerras de cada año en todo el mundo todavía se las podía contar con unos cuantos dedos. Cuando la población mundial alcanzó el límite natural del planeta - 529 millones - entonces ya no alcanzaron unos cuantos dedos para contar las guerras anuales, urdidas y peleadas por el ser humano. Y cuando comenzó la edad moderna y la era del desarrollo técnico, químico, atómico y electrónico, etc., ya no eran suficientes los dedos ni siquiera de ambas manos para contar las guerras y los otros conflictos armados que asolaban y que aún están asolando la Tierra. Pero por qué?: realmente sólo porque el número de la población terrestre aumenta incesantemente más y más y ya sobrepasó la barrera de los mil millones, y en 1994 el número ya subió a los 6 mil millones de seres humanos. El espacio de vida de cada ser humano se vuelve más y más escaso, y en muchos sitios ya se pisan los unos a los otros por falta de espacio. Las diferencias de opiniones entre el número de gente, que llega a ser excesivo cada vez más y más, aumentan más y más, como también todos los excesos de miseria, penurias y males de toda clase; y todo de acuerdo al acierto: mientras hayan más seres humanos, habrán más penurias, males, degeneraciones y problemas sin solución. Y a pesar de todo esto, los imbéciles equivocados, los humanitaristas equivocados y aquel sabelotodo, el que le resta la importancia a los hechos, el loco destructor de la humanidad, el partidario de la sobrepoblación, el encaprichado anti-condón, el que hace case omiso de la verdad, el déspota de la creencia y cohibido hipócrita sexual, el Papa, todavía no comprenden. Muy por lo contrario, estos locos e imbéciles todavía se defienden vehementemente contra la verdad de los hechos indisputables. En su idiotismo y falso humanitarismo y en su avaricia por el dinero, entre otras cosas, encuentran a las duras y honestas palabras de la verdad como impropias, obscenas, malas e indecentes, seguramente porque su cerebro degenerado ya no sirve más que para las palabras y el lenguaje falsificador y eufemístico, y ellos embellecen de manera cegadora tanto todos los males y todas las penurias, toda la destrucción y toda la miseria - y si es posible todavía le proveen de una auroela religioso-sectaria pestilente - que la verdad es suprimida con todo el poder malvado. Estos idiotas irresponsables no quieren admitir la verdad bajo ninguna circunstancia, y esto a pesar de que el mundo ya arde por todos lados y que va por el mejor camino a la destrucción completa, incluyendo la humanidad misma, la cual con su imparable y creciente sobrepoblación le pone la corona a la demencia, ya que todos los males existentes y letales de toda clase que hacen estragos hoy en día, están demostrablemente basados en ello.