Sobrepoblación 05

Si las personas que no quieren reconocer la sobrepoblación como la causa de todos los males, no pensaran constantemente de forma pusilánime ni miraran constantemente hacia el pasado - como para pensar que antes, cuando había mucho menos personas, las cosas no eran mejor que ahora - entonces tendrían suficiente energía y capacidad en sus pensamientos como para buscar, encontrar y andar por caminos nuevos. Aquellos humanitaristas equivocados, sabelotodos e imbéciles y todos ellos que se consideran tan grandes y superastutos, no reconocen este simple hecho, muy por lo contrario: se defienden contra toda nueva idea sólo por aferrarse a sus viejos y letales errores. Estas personas, sin embargo, no están conscientes que al negar la verdad no sólo rechazan y alejan toda responsabilidad de sí mismos, sino también la responsabilidad hacia todos y hacia la Tierra, hacia la vida, hacia la naturaleza, y hacia todo lo que de alguna forma depende de ellos.

Nosotros los miembros de la FIGU, que traemos la verdad con palabras duras, acertadas, rústicas y sin decoración, somos como mensajeros en el desierto, mal vistos desde siempre y nunca tomados en serio por la gente. La gente nos trata despectivamente como lo han hecho con todos aquellos que han dado mensajes y advertencias y los que han apelado a la conciencia del hombre con conocimiento y seriedad, para conseguir un despertar. Sin embargo, el hombre de la Tierra nunca oyó, y llegaron el despertar y los gemidos sólo cuando ya era tarde. No obstante, continuamos con nuestros esfuerzos aún cuando nos calumnian como fascistas de ideas de extrema derecha porque conocemos nuestra responsabilidad y nuestro deber hacia toda vida y la Tierra. Nuestras ideas se basan en un entendimiento creacional-natural que se puede verificar y reconstruir por toda persona que reúna el tiempo, la paciencia y el deseo honesto de aprender para adquirir por sí misma los conocimientos necesarios mediante la observación, la comparación, la reflexión, el reconocimiento y la experiencia. La habilidad la trae toda persona dentro de sí misma; para esto ciertamente debe liberarse de prejuicios, presunciones, formas de pensar erróneas y tímidas como también de repetir maquinalmente las ideas absurdas y los disparates expresados por supuestos pensadores.