Boletín Especial 6

Para Billy Eduard Albert Meier

Siendo vecino de los Estados Unidos, he podido seguir el proyecto HAARP durante años. Hubo temperaturas anormales cerca de Alaska y de los territorios del Noroeste. Por un tiempo no hubo problemas, hasta que bajo la administración de Clinton aparecieron gigantescos incendios en grandes partes de los EE.UU. y Clinton pudo observar el desastre desde el aire. Luego hubo un tiempo de calma. Con la administración de Bush fue retomada la obra diabólica, y debe suponerse que muchas catástrofes climáticas corren por cuenta de los norteamericanos. Tengo aquí un libro con el título “Ángela, No Toques esa Haarp” de Jeanne Manning y el Doctor Nick Begich, quienes detalladamente describen toda la empresa.

Nosotros tenemos aquí otro problema más que corre bajo la denominación de “chemtrails”, es decir, aviones norteamericanos que vuelan a gran altura dispersando sobre el paisaje miles de millones de partículas de aluminio, exponiendo así a la población al riesgo de la enfermedad de Alzheimer.

El año pasado, cuando me mudé a mi departamento actual en un edificio para ancianos, tuve que abandonar mi computadora por falta de espacio, pero para la pirámide aún había espacio. Aquí tenemos un programa que se llama “Disclosure”, que describe los horribles crímenes de los norteamericanos en Afganistán.

Debe decirse que desde la guerra de Vietnam, las personas en todas partes del mundo nunca han protestado tanto contra los bélicos como es ahora el caso con Irak – incluso en los Estados Unidos. El primer ministro canadiense está de malas con Bush por no apoyar la guerra en Irak. Por lo tanto, por el momento continuaremos la meditación para la paz. Salome.

H.Granz, Canadá