PAZ/PEACE, Muerte y Destrucción

(La psique es lo que llegó a ser llamado «alma», por religiones, sectas, filosofías y demás ideologías.) Este nuevo conjunto, vivificado por la forma espiritual energética, se distingue totalmente de la personalidad no repetible de la vida anterior, con lo que tampoco existe ninguna reminiscencia de la vida anterior, ni ninguna carga traída de la vida anterior (karma, pecado original, etc.), contrario a las afirmaciones erróneas de algunas religiones.
Entonces, al producirse una nueva encarnación de la forma espiritual en una nueva vida, nunca puede haber, en la vida nueva, ningún supuesto castigo por alguna falta cometida en la vida anterior. Así, una nueva vida es un paso más en la larga cadena de vidas sucesivas, cada una siendo un escalón de aprendizaje en el proceso de avanzar hacia la meta evolutiva, la integración a la Creación, con la cual finalmente se unifica la forma espiritual del ser humano.

Sabiendo esto el ser humano, ya cambia la formar de pensar, de sentir y de actuar respecto a la muerte. Se abre una nueva perspectiva, enormemente más amplia y menos sofocante que las visiones de la muerte ofrecidas por las religiones, sectas, ideologías y filosofías.

En cada una de las vidas puede producirse un progreso, o sea evolución, e igualmente puede producirse una devolución, o sea, marcha retrógrada, evolución negativa, si se cometen errores graves que no van conformes a las leyes/los principios y las recomendaciones/pautas de la Creación-naturaleza y de la vida. Cada error cometido es, al ser reconocido como tal, un paso más en el aprendizaje y en el proceso de la formación de la conciencia.
El ciclo completo de cambios consecutivos entre la estancia en la vida material – encarnación de la forma espiritual en un cuerpo físico – y la estancia en el más allá no material (= Todesleben / Todesexistenz = vida en la muerte/existencia en la muerte), es decir, el tiempo de estar en la vida material más el tiempo de estancia en el más allá, sumadas todas las vidas en este ciclo, dura en promedio 50 millones de años, en constante evolución de la forma espiritual del ser humano.
Después de transcurrir este ciclo, la forma espiritual del ser humano continúa su evolución ingresando a un nivel semi-espiritual, donde gradualmente desvanece lo físico, el cuerpo, y donde el ser humano, ahora en un nivel semi-espiritual, permanece otros 56 millones de años, en promedio.
Concluida esta etapa, la forma espiritual del ser humano, continuando su camino evolutivo, ingresa al primero de 7 niveles puramente espirituales, llamado Reingeist-Ebene Arahat Athersata (= nivel puramente espiritual de nombre Arahat Athersata; sanscrito = el precioso que contempla el tiempo), hasta finalmente alcanzar el séptimo, o sea, el más elevado nivel puramente espiritual, llamado Petale (= Flor de la Creación). Después de pasar por este nivel, la forma espiritual humana se unifica con la Creación misma.