Lucha Contra la Superpoblación
Primero fue la Revolución Francesa la culpable de la explosión demográfica, como consecuencia de la disparatada idea que había que procrear muchos descendientes para poder oponerse al gobierno en forma poderosa e indicarles sus límites. También se adjuntó a ello la vieja y errónea idea que se deben generar muchos descendientes para que los ancianos, en su longevidad, sean mantenidos por éstos. Por medio de las ayudas para el desarrollo, etc., también se ha llegado desde aquel entonces al aburrimiento de aquellos que se encontraron repentinamente desocupados y desterrados, desalojados y con falta de iniciativa, causando así una procreación explosiva y con ello, una superpoblación rápidamente creciente. Por lo tanto, también la ayuda a los países en vías de desarrollo es culpable de la superpoblación de la Tierra, así como de la destrucción y la amenaza contra toda vida sobre la Tierra y del propio planeta.
Dentro del mismo marco de destrucción del planeta y de toda vida terrestre mediante la crianza de infinidad de descendientes, de lo cual resulta la superpoblación, las religiones principales y las sectas también son culpables, ya que invaden los países del tercer mundo como depredadores degenerados, llevando a cabo sus diabólicas misiones para divulgar la obsesión de sus creencias religiosas y sectarias, con todas sus consecuencias y degeneraciones despiadadas e inhumanas; degeneraciones que consisten en la esclavización, en la mala administración y en la corrupción, así como en la explotación y la influencia negativa de la conciencia, en el robo total de la libertad de conciencia, en el ofuscamiento, en la guerra religiosa y en asesinatos religiosos, así como en el embrutecimiento del ser humano, etc., hechos donde yace la causa fundamental de la estúpida superpoblación - específicamente, con la demencial frase: “creced y multiplicaos”.
La verdad es ésta: la Tierra está tremendamente superpoblada y va en camino hacia su destrucción y hacia la destrucción de toda vida sobre ella como consecuencia de la superpoblación. El ser humano es el único culpable de esta superpoblación, ya que en este sentido no conoce límites, ni tampoco en todas sus otras degeneraciones. El mundo animal, en contraste al humano, actúa instintivamente de forma más sensata y de acuerdo a las leyes naturales, ya que auto-regula instintivamente su población y se adapta a las posibilidades existentes de alimentación y de vida. Si por cualquier circunstancia se establece una superpoblación, entonces se produce una mortandad natural para eliminar a los animales excedentes. El humano, como ser racional, podría tomar ejemplo de ello, pero en su delirio de grandeza no se preocupa en forma alguna de ello. Él se cree la corona de la Creación y se cree estar facultado para poder actuar contra todas las leyes naturales.