Lucha Contra la Superpoblación

Lucha Contra la Superpoblación
(1998)

(Un tema muy extenso del cual nadie se atreve a hablar)
Llamamiento Importante

Estimada lectora, estimado lector:
Le solicitamos y exhortamos para que haga copias de la publicación “Lucha Contra la Superpoblación” tan a menudo como le sea posible y que las distribuya usando adicionalmente su dirección de envío. Si domina perfectamente un idioma extranjero, le solicitamos traducir esta publicación a ese idioma; asimismo desearíamos que nos envíe la traducción y su consentimiento para que podamos usarla en caso necesario.
Es importante que la publicación sea difundida mundialmente, puesto que sólo así se da la posibilidad de hacer conocer realmente el letal problema de la superpoblación y de tomar) medidas intencionales e internacionales en su contra, también contra la tortura y la pena de muerte. (La publicación “Tortura, Pena de Muerte y Superpoblación” puede solicitarse igualmente a la FIGU para su copia, traducción y difusión). Distribuya estas publicaciones de la forma que le sea posible. Envíe estas publicaciones a sus familiares y conocidos, a amigos y amigas, a sus colegas, a compañeros y compañeras, a doctores y científicos, a organizaciones de todo tipo, a iglesias y sectas que predican que el ser humano se debe multiplicar incontroladamente, a todo tipo de organizaciones de protección ambiental, a asociaciones de todo tipo, a organizaciones de desarrollo, organizaciones de paz y demás organizaciones, a curas, sacerdotes y predicadores, a estaciones de radio y televisión, a periódicos, revistas, publicaciones especiales y a la prensa sensacionalista, etc., a autoridades, reporteros, políticos, militares, autoridades legales, escuelas y universidades, a juristas, gobiernos y a cargos de todo tipo, a particulares, a profesores y consejos administrativos, a empresas y consorcios, a Pedro y Pablo, González y Pérez, y a todas las personas que le vengan en mente, ya que el problema de la superpoblación y la destrucción resultante de toda vida sobre la Tierra y del propio planeta concierne a todas las personas, incluso a aquellos en el pueblo solitario más aislado.
Ayude usted en la lucha contra la superpoblación, en la lucha contra la destrucción de toda vida sobre la Tierra, ya que sólo con su ayuda, con la ayuda de cada uno, se puede contener, reducir, y normalizar la imponente y destructora superpoblación, y hacer que el ser humano y todas las otras criaturas sobre la Tierra vuelvan nuevamente a tener una vida que valga la pena y así preservar toda vida y el planeta. Por eso es necesaria su ayuda y la de cada uno. Si las personas individualmente participan en esta operación y se unen, entonces se formará una masa gigantesca y una fuerza que será capaz de atacar y erradicar todo mal. Sin embargo, si cada uno no se esfuerza en afrontar los males, entonces no se logrará nada. Solamente unidos se logra la fuerza y se puede efectuar el cambio y el mejoramiento de un mal, pues cuando cada individuo se atreve y emprende algo y de esa manera encuentra simpatizantes, entonces lentamente pero con certeza se forma un gran número que se vuelve incalculable y es capaz de desplegar su fuerza. Por eso es necesario que cada uno emprenda algo y así encuentre simpatizantes para poder enfrentar con fuerza todos los males. Por ello, preste usted su ayuda, como persona sola, para que con su propia acción de lucha contra la superpoblación se interceda contra la resultante y amenazante destrucción que ya hoy en día en parte se manifiesta, e igualmente nos apoye en todos los aspectos relacionados a esta tarea.
Ayude a detener la destrucción que resulta de la superpoblación, con el lema:
"Salven la Tierra, la vida, las plantas, los humanos y los animales"
como lo hace la FIGU, CH 8495 Schmidrüti/Suiza (la calcomanía correspondiente – en alemán o inglés – puede obtenerse de la FIGU por 1.00 Franco Suizo + franqueo)
Es de la más urgente necesidad si se ha de frenar efectivamente la desencadenada, explosiva y creciente superpoblación y se ha de contener la causa más fundamental de todo mal.
Con su colaboración en la divulgación de los citados graves hechos y realidades de la superpoblación, los cuales exponen la constante y rápida deterioración de la situación, usted actúa directamente en una acción que tiene como meta la supervivencia de la humanidad entera.
Sólo cuando el último habitante subdesarrollado de la mas recóndita aldea de la Tierra sea consciente de lo que la superpoblación significa para él y para el resto de la humanidad, y él actúe voluntariamente de acuerdo a la razón, se podrá considerar nuestra acción como un éxito. Por lo tanto, no se sienta satisfecho con sólo apoyar una vez esta acción, al enviar o repartir unas cuantas copias, sino que colabore continuamente a lo largo de los próximos años y décadas, y exhorte también en este sentido a sus descendientes, que ellos exhorten a su vez a sus descendientes y así sucesivamente.
Nosotros apelamos ante usted, como ser humano, que divulgue esta publicación con todas sus fuerzas y que la haga llegar al prójimo.
¡Piense, cuántos miles de millones de seres humanos necesitan esta información!

Lucha Contra la Superpoblación
(Un tema muy extenso, del cual nadie se atreve a hablar)

El ser humano de la Tierra y su planeta padecen de una gran variedad de males que son única y exclusivamente generados por él mismo; y los males ya existentes seguirán multiplicándose hasta llegar últimamente a un total desbordamiento.
El ser humano de la Tierra vive atormentado por hambrunas, por la escasez de fuentes energéticas, por epidemias, por la contaminación ambiental, las degeneraciones, el terrorismo, las dictaduras, las anarquías, la esclavitud, el aumento desmesurado de desechos, el racismo, la falta de alimentos, la tala de bosques tropicales, el efecto invernadero, la contaminación del agua, el odio a los refugiados, la contaminación radioactiva y química de las aguas, del aire, de las plantas, de alimentos, del hombre y de los animales. Otras clases de males son: la criminalidad, los homicidios, los asesinatos en masa, el alcoholismo, el odio a los extranjeros, la represión, el odio al prójimo, el extremismo, el sectarismo, la drogadicción, la superpoblación, la extinción de animales, la guerra, la violencia, la tortura, la pena de muerte, las crisis económicas, la extinción de plantas, los odios, vicios, envidias, la falta de afecto, la falta de lógica, el falso humanitarismo, la falta de vivienda, la escasez de agua, el congestionamiento de medios de transporte, la destrucción de tierras de cultivo, la falta de trabajo, el colapso de las instituciones de ayuda médica, el colapso de instituciones geriátricas, la exterminación total de la naturaleza, los recolectores de residuos colmados, la falta de espacio para viviendas, etc., etc., que a pesar de infinitos esfuerzos no disminuyen, sino que aumentan en proporción al aumento en la población mundial.
El ser humano de la Tierra busca continuamente aplicar un nuevo mal para combatir un mal anterior, a pesar de que es el camino seguro hacia la destrucción final. Como por ejemplo, cuando una persona contrae una deuda y para saldarla incurre a nuevas deudas, y luego se endeuda más y más para pagar las deudas anteriores, así finalmente las deudas alcanzan tal magnitud que resultan impagables. Y precisamente eso es lo que hacen las personas cuando aplican un nuevo mal para combatir un mal anterior. El humano de la Tierra actúa y piensa muy a menudo de forma totalmente ilógica, y por eso busca, contra todo sentido común, concebir e implantar nuevos males para erradicar un mal anterior. Falta de lógica en todo sentido.
Cuando el ser humano ve reducidas las fuentes energéticas, él simplemente planea y construye nuevas centrales atómicas, plantas térmicas, de combustión de derivados de petróleo o de carbón, o centrales hidroeléctricas de más capacidad, sin importar que justamente a raíz de las centrales atómicas, térmicas o de combustión de derivados de petróleo o carbón, crece desmesuradamente la contaminación ambiental, al mismo tiempo que la radiación nuclear que emiten las centrales atómicas, pone en peligro a toda vida sobre el planeta. Aparte de que en su conclusión, después de 3 a 7 años de construcción, estas nuevas fuentes energéticas ya resultan ser en parte anticuadas y de rendimiento insuficiente como para poder abastecer la nueva demanda energética requerida; efectivamente, durante el período de construcción, el descontrol de la natalidad, o sea la superpoblación, no ha parado, sino que ha seguido creciendo incesantemente aún más. Varios cientos de millones de seres humanos nacen en todo el mundo mientras se realiza la construcción de una central energética - y naturalmente todos estos millones de nuevos seres también necesitan energía. Esto claramente demuestra que el incremento descontrolado de la población mundial implica a su vez un aumento sustancial en la necesidad de energía. De esta manera, la Tierra debe explotarse cada vez más y más rápidamente; deben instalarse y ponerse en funcionamiento más centrales atómicas, como también otras formas de producir energía que contribuyen a que el medio ambiente y toda vida padezca continuamente un peligro y una destrucción mayor. Pero también existen otras fuentes de peligro y de destrucción para el planeta y todo lo viviente, como por ejemplo, el uso indiscriminado de productos químicos, el proyecto HAARP de los Norteamericanos en Alaska, las pruebas atómicas y el uso comercial de explosivos nucleares, cuyo uso genera lagunas, cursos de ríos, y también depósitos subterráneos para los residuos industriales, aguas residuales y desechos atómicos. Asimismo debe mencionarse la tala de regiones tropicales y la quema de bosques para obtener de forma criminal tierras para la construcción, también debe mencionarse aquellos deportes suicidas que utilizan motores de combustión de gas, alcohol, gasolina o diesel, etc.
Es propio del ser humano de la Tierra actuar y pensar equivocadamente en casi todas las cosas debido a su manera de pensar irreflexiva y puramente materialista. Él actúa sin lógica en diversos aspectos, también con relación al problema del hambre en el mundo. Para ello él crea innumerables organizaciones de ayuda para recaudar dinero, alimentos y demás contribuciones para los que sufren hambre y los necesitados. Sin embargo, por un lado, es solamente para enriquecerse con el recaudo del 40% obtenido legalmente que es autorizado para cubrir los gastos financieros, y por otro lado, para seguir fomentando el problema de la superpoblación, activándolo y desbordándolo. Con esta aparente solidaridad humana, aunque en realidad acción destructiva e inhumana, no se logra aliviar el sufrimiento de las personas ni se soluciona el problema del hambre, sino que el sufrimiento y el hambre se fomentan aún inmensamente más. Este amor al prójimo y humanitarismo mal conceptuado y su resultante ayuda mal colocada resulta principalmente de un humanitarismo absolutamente falso que suele surgir a través de doctrinas religiosas, sectas, y demás enseñanzas equívocas que lo que menos demuestran es verdadero amor al prójimo o amor humanitario. Justamente así resultan problemas más grandes y más severos que los que ya existían. Mucha gente presta esta imprudente “ayuda” irresponsablemente y sin consideración hacia las cuestiones de la verdad absoluta, sin verdadera responsabilidad, sin respeto ante la vida, ni ante el cumplimiento de las leyes y mandamientos de la Naturaleza y la Creación, para de esa manera fomentar la desayuda y la destrucción de la vida aún más que nunca. No sólo la mal entendida compasión e influencias sectarias juegan un papel fundamental, sino también el hecho de que muchos necesitan de sus “acciones de caridad” para tranquilizar sus inquietas conciencias por el hecho de que viven en mejores condiciones que los demás. Sin embargo, no se dan cuenta que su bienestar proviene del esfuerzo propio y de la sociedad que conforma un país civilizado - y esto en primer lugar porque no dejan aumentar a su población o bien porque se mantienen en números bajos, o al menos en proporciones más sensatas que aquellos en los llamados países necesitados subdesarrollados, quienes se multiplican irracional e irresponsablemente como conejillos de Indias, para luego pasar hambre y clamar por ayuda porque carecen de una ayuda real en forma de un control de natalidad.
En todas partes donde es posible, los falsos humanitarios donan bienes y dinero para “Pan para Hermanos” y “Hambre en el Mundo”, etc., sin que realmente se preste ayuda, pues precisamente así ellos interfieren en contra de la razón y la naturaleza, la cual finalmente se defiende contra la superpoblación mediante las hambrunas; de esto ellos no tienen ni idea o no lo quieren saber. Así se procrean cientos de millones de hambrientos por medio de una compasión antinatural y por un falso amor al prójimo y como resultado de un falso humanitarismo, a pesar de que esto se podría evitar mediante un control de natalidad voluntario o el decreto de un reglamento coercitivo. Por el exceso de la masa humana se ocasiona forzosamente cada vez más problemas y más necesidades, por eso también se destruirá lentamente la fauna, la flora y la vida planetaria.
Los individuos que se habrán salvado de morir por inanición, volverán de nuevo a sentirse grandes, fuertes y bien alimentados – y ya vuelven, totalmente desinformados, a procrear masivamente nuevos descendientes como consecuencia del escaso control de natalidad, cuyas cifras por año se calculan en muchos millones de nuevos seres (en el año 2006 son ya más de 7,5 mil millones). Esto no tan sólo producirá inmediatamente a su vez más problemas de hambre, falta de fuentes energéticas, de medicamentos, de espacio, problemas económicos, etc., sino que estos descendientes también contribuirán a su vez al problema de la superpoblación de la Tierra: en cuanto alcancen su madurez sexual, ellos a su vez generarán nuevos descendientes incontroladamente - y así nuevamente se procrean nuevos seres aún en mayores cantidades. Cada vez más y más rápidamente y en muy corto tiempo la Tierra se “superpoblará” todavía más. Y si contábamos en el año de 1978 con 4 mil millones de habitantes en la Tierra, entonces ya serán en el año 2006 alrededor de 7,5 mil millones, etc. Debido a este continuo e incesante crecimiento de la superpoblación, todos los demás problemas crecen de manera desmesurada y se hacen más numerosos. Son estos problemas, de los que nadie se salva, los que afectan a la misma vida de los seres humanos, así como también la vida del planeta, su flora y su fauna. Así como las degeneraciones de los seres humanos aumentan continuamente, así se degenerará igualmente en las próximas décadas el propio planeta y la naturaleza. Ya sólo la amenazante destrucción de la capa de ozono causada por el ser humano trae insospechado sufrimiento para toda la Tierra y para toda vida, como también lo está generando la propagación de la inmunodeficiencia. Como consecuencia de guerras y revoluciones, etc., se producirán verdaderos desplazamientos étnicos, cuando la gente necesite huir de sus tierras y buscar asilo por doquier. Esto a su vez conduce al odio contra los extranjeros, contra los refugiados y al racismo, causando graves disturbios y homicidios, etc., provocados por extremistas de todo tipo. La adicción a la droga aumentará y también se elevará el terrorismo internacional. La recesión y la inflación volverán a aparecer y millones de personas quedarán sin trabajo y sin ingresos económicos. La criminalidad y el crimen organizado aumentarán intensamente, matanzas colectivas de individuos estarán a la orden del día, como también las matanzas en masa por individuos en delirios religiosos, sectarios o políticos. El medio ambiente se destruirá cada vez más, y por lo tanto el propio planeta será saqueado y diezmado. Pero por esto el planeta y la naturaleza se vengarán mediante tormentas inusuales y fuertes, huracanes y ciclones, como también mediante gigantescos incendios que consumen bosques, praderas, y demás fuegos de proporciones gigantescas. Enormes estragos climáticos aparecerán como no se han visto desde tiempos remotos en la Tierra. Grandes sequías azotarán a la Tierra y a la humanidad, así como inmensas inundaciones, tormentas de nieve y granizo y mucho más. Los volcanes inactivos desde tiempos inmemoriales entrarán en erupción y cambiarán el clima del mundo negativamente. Los volcanes de reciente actividad también dejarán oír su rugir más a menudo, y los terremotos serán más frecuentes y sacudirán con más fuerza - sin descontar al hombre y su uso irresponsable de bombas atómicas en operaciones comerciales, en pruebas nucleares, y el uso de demás explosivos que conmocionan la corteza terrestre.
Si ya en el año 1978 éramos 4 mil millones de habitantes sobre la Tierra, entonces hoy esta cifra ya sobrepasa ampliamente las posibilidades de lo que la Tierra es capaz de brindar dentro de límites normales y sanos, sin necesidad de que el ser humano manipule e interfiera con la naturaleza, diezmándola, explotándola y devastándola para conseguir un mayor rendimiento de alimentos, y también sin que un sólo habitante tenga que sufrir hambre. La Tierra es realmente un planeta, y además uno maravilloso, que con todo lo que posee y sin ningún problema, es capaz de albergar y alimentar en abundancia a 529 millones de habitantes. El ser humano sin embargo, creó una inmensa superpoblación que lo obligó a producir, mediante la química y la genética, rendimientos sobrenaturales de todas las plantas alimenticias. Pero eso no basta, pues gracias a la creciente superpoblación, también las demás explotaciones de la Tierra, de todo tipo y de toda materia prima, han tenido que intensificarse para cubrir el incesante crecimiento de la necesidad de materiales. Y de que también se expande la destrucción del suelo fértil debido a la locura de la superpoblación y a través de los productos químicos y la expansión de terrenos para viviendas, etc., de ello no habla absolutamente nadie, como tampoco se menciona que muchos alimentos destinados al ser humano están saturados de productos químicos, y que una gran mayoría de estos consisten ya solamente de productos sintéticos.
En cada región de la Tierra originalmente vivía justo la cantidad de gente que dicha región era capaz de alimentar naturalmente. Tanto la química como demás venenos, la creación de nuevas variedades de plantas y la explotación intensiva del suelo, eran todavía completamente desconocidos. Esto cambió súbitamente durante la Edad Media, especialmente a partir de la Revolución Francesa, de donde surgió la disparatada idea que se debía incrementar el número de habitantes para poder rebelarse con más fuerza contra las autoridades y conseguir su destitución. Para ello, el pueblo se instigaba entre sí a la procreación y al aumento de sus descendientes para así volverse fuertes y poderosos. En esto también estuvo involucrado el cristianismo y sus sectas, donde especialmente se destaca el catolicismo, que, poderoso desde siempre, ha pregonado su errónea y demencial doctrina: “creced y multiplicaos”. Un eslogan que todavía hoy en día se predica asiduamente y se difunde por el mundo entero por los truhanes mandatarios católicos y sus esbirros de sotana, causando así que en los países dominados con el fin de asegurarse sus “rebaños” y sus “contribuyentes”, la gente se reproduzca como conejillos de Indias. Naturalmente, esta resultante superpoblación necesita proporcionalmente más alimentos, muchas más fuentes energéticas, más materia prima, y muchas cosas más. Sólo en relación a los alimentos se verá últimamente que los productos vegetales de origen natural tendrán un carácter de rareza por su gran escasez, puesto que la necesidad de alimentos de esta desbordante masa humana sólo podrá ser proveída mediante la manufactura artificial con productos químicos. Esto ya es hoy en día así, en parte, puesto que la demanda de productos alimenticios en las últimas décadas ha aumentado constantemente. Pero no tan sólo el problema de la obtención de alimentos aumentó, sino también el problema de la escasez de fuentes energéticas.
Al ser humano de la Tierra le amenazan una completa contaminación y destrucción mundial, así como también el aniquilamiento de la vida, con innumerables males. Extensas listas podrían confeccionarse, enumerando cómo todo se pone en peligro, se destruye, se extingue y devasta, pero todavía las personas no han tomado conciencia de todo el deterioro provocado en la naturaleza, en el planeta y en todas las formas de vida. Y ahora el ser humano de la Tierra, el planeta y la vida, se encuentran “en las últimas” - todo por culpa de aquellos que son adictos a un equivocado amor al prójimo y a un falso humanitarismo, y actúan y disponen tan criminalmente como los que están ahí sentados en sus altos cargos de poder, en administraciones, en gobiernos e instituciones de beneficencia, quienes realizan conjuntamente todo lo imaginable para terminar con el resto de vidas y el planeta Tierra hasta el definitivo e irrevocable exterminio total. Pero también son culpables todos aquellos que sin responsabilidad y sin iniciativa descargan sobre la espalda del prójimo toda iniciativa de cambio positivo con la excusa primitiva e idiota de: “¿qué puedo hacer yo sólo?”, o también: “si los demás participan, yo también participo”, etc., etc. Pero quien piensa así no es apto ni digno de su vida, como tampoco lo son los que por su equivocado concepto de humanitarismo y erróneo amor al prójimo fomentan el delirante crecimiento de la superpoblación y ayudan hasta lo desmesurado a que crezcan aún peores problemas futuros para los habitantes de la Tierra. Y quien piensa así, o el que tiene la opinión que el mundo en su estado actual está en orden, está deseando que no haya progreso y que el mundo y toda la vida se devaste y se destruya.
Todos los males candentes de la humanidad terrestre deben su inicio y su existencia al hecho de la superpoblación y a su incesante e irresponsable crecimiento. Por lo tanto, este mal sólo puede aniquilarse y erradicarse, arrancándolo y destruyéndolo desde su raíz: el número de habitantes de la Tierra debe reducirse drásticamente. La única base para que humanamente se logre reducir la superpoblación sólo podrá establecerse mediante el control de la natalidad: que sólo esté permitido el matrimonio a partir de cierta edad, y también que sólo esté permitido un número estrictamente establecido de hijos - sin tener contemplaciones a evasivas, a contradicciones, a miedos y comentarios insólitos de mentes enfermas, que por razones militares, religiosas, sociales, egoístas o un equivocado amor humanitario o errado amor al prójimo, afirman que es necesario gestar un gran número de descendientes, y que el control de la natalidad iría en contra de la religión y sería inhumano, etc. Semejantes demencias sólo pueden ser sugeridas por egoístas sin límites, sectarios y otros ineptos para la vida que no tienen ni la más mínima noción de las leyes y los mandamientos naturales o de la verdadera lógica.
Todos los enormes problemas actuales de la humanidad de la Tierra sólo pueden solucionarse aplicando un estricto control de natalidad, destinado a reducir la humanidad a cifras normales, acordes a las posibilidades del planeta. Todas las demás disposiciones para solucionar el problema representan tan sólo lastimosos y miserables intentos inútiles que ni siquiera son comparables a un “grano de arena” en ayuda, al contrario, sólo contribuyen a que sigan aumentando los daños y problemas.
¿Bárbaro o inhumano, o falta de amor al prójimo se denomina esto? muy al contrario, si tú mismo piensas con toda lógica sobre esta realidad (si es que no lo has hecho ya, y has encontrado esta misma verdad), entonces tú también encontrarás la verdad en su forma lógica de acuerdo a lo antes dicho. Sólo los incapaces de razonar con lógica y las personas sujetas a un equivocado amor al prójimo o a un falso amor humanitario reniegan la verdad, pues gracias a las maquinaciones sectarias y las falsas doctrinas, están atados a transitar sendas de servilismo que les roban la forma sana, inteligente, normal y verdadera de razonar, sentir y actuar. Consecuentemente, en lugar de afecto hacia todas las formas de vida, sólo surge lástima, lástima propia, demencia y falta de lógica. Con esta actitud, se destruye todo respeto ante y para la vida real, por lo que el equivocado amor humanitario y el falso amor al prójimo seguirán surgiendo como abscesos purulentos, capaces de propagarse como una epidemia.
Desde siempre la verdad relacionada con esclarecimientos de errores y de culpas resultó ser muy dura, y sólo rara vez la cruda verdad es reconocida por el ser humano sin más queja o protesta. El ser humano de la Tierra continuamente se siente agredido en su persona cuando se le demuestra y se le explica la verdad. Él simplemente se sitúa por encima de todas las cosas por considerarse sin errores y sin culpas, de modo que no tolera la verdad y se rebela contra ella, ya que esa verdad no surge de su propia y a su vez equivocada opinión. Realmente esta forma de actuar y proceder no es más que una pestilente cobardía que provoca un nauseabundo malestar en cada uno que tan sólo sea capaz de razonar medianamente con cordura.
Ya desde antaño la verdad sonaba dura, de modo que el verdadero amor, el amor al prójimo, el amor humanitario, son igualmente duros, porque todos conjuntamente exigen del ser humano un razonar y un proceder lógico. También en relación a la erradicación del grave problema que acosa a los seres humanos, la lógica dicta que única y exclusivamente mediante una reducción a través de drásticos controles de natalidad pueden suprimirse los inmensos males existentes, y dicta que no debería prestarse ayuda inhumana.
Las leyes de la naturaleza también tienen vigencia para los habitantes de la Tierra, como puede reconocer fácilmente cada persona capaz de ver: si hay una región aquí o allá donde una especie animal aumenta repentinamente su población y corre el peligro de que dicha región no pueda nutrir esta acrecentada proliferación, entonces aparecen epidemias que vuelven a eliminar esta superpoblación de animales. También ocurre en estos casos que el exceso de la población simplemente muere de hambre, o al estar debilitado por falta de alimento, es presa fácil de sus enemigos naturales. Así la naturaleza preserva la población natural, causando que cada zona albergue justo la cantidad de fauna que es capaz de alimentar. Sólo el ser humano, siendo capaz de pensar, actúa en contradicción a esta ley natural y la pisotea. Contrariamente a la fauna, él genera descendientes en cantidades desbordantes, y desde hace tiempo las regiones productoras que abastecen alimentos se hallan superpobladas, de modo que el ser humano no puede cultivar suficientemente ni encontrar sustento. Por otro lado, las personas se han aglomerado en manadas de millones en ciudades que alguna vez fueron construidas sobre tierras fértiles, y actualmente obtienen productos alimenticios desde todos los lugares (sin siquiera poner un dedo en el cultivo, el cuidado y la cosecha) donde todavía hay tierras libres para el cultivo de huertas y la agricultura.
El hombre de la Tierra se considera la corona de la Creación, y por ello se toma el insensato derecho de creer, que por su poder de razonamiento, está por encima de todas las cosas y tiene el derecho de superpoblar el planeta y de permitirse ignorar y pisotear todas las leyes y mandamientos de la naturaleza. Con estos delirios de grandeza él ya se ha vuelto tan inhumano, tan carente de amor al prójimo y tan demente, que todo se ha degenerado en una cobardía sin límites. Los pensamientos reales y razonables, así como el verdadero amor, el amor al prójimo, la preocupación humanitaria y el afán por la verdad se hallan completamente embotados, de modo que él ya no alcanza a distinguir por ejemplo, que la superpoblación es la culpable de los inmensos problemas que afectan a los habitantes de la Tierra y que sólo podría eliminarse reduciéndola, mediante un estricto control de natalidad. Pero en lugar de reconocer esta verdad, se crean y se apoyan de forma criminal organizaciones de beneficencia que prestan ayuda, la cual va contra toda regla natural, y logra causar más daños que beneficios porque ellos no informan ni introducen un control de natalidad, por consiguiente, en el futuro se procrearán miles de millones de descendientes y aumentarán infinitamente todos los graves problemas aún más y más. Los más adinerados apoyan estas manipulaciones con sumas millonarias, pero tan sólo para tranquilizar su mala conciencia que resulta de su equivocado humanitarismo y su equivocado amor al prójimo. Estos contribuyentes engañan cobardemente a sus propias conciencias, ya que son incapaces de reconocer la verdad real y de actuar sólo de acuerdo a ella. Así prestan ayuda en el sitio equivocado y en asuntos erróneos y se hacen culpables de contribuir y de ser responsables directos del desarrollo de las incesantes y crecientes miserias mundiales, de los daños y las numerosas catástrofes y penurias.
Los equivocados y errados colaboradores, los equivocados humanitarios y los responsables creadores de la superpoblación, son culpables además de numerosos otros males, y hasta de enormes actos criminales que ocurren en la Tierra. Esto también incluye la tortura y la pena de muerte, que todavía a nivel mundial se aplican en muchos países, y cuyos partidarios y defensores son a menudo aquellos individuos que representan y justifican las religiones y demás sectarismos, como también las así llamadas “ayudas” contra el hambre. Esto representa una gran paradoja, puesto que por un lado claman por la supervivencia, y por otro lado, destruyen vidas al matar y al torturar a los culpables de delitos, de actos criminales, o de acciones e ideas político-revolucionarias. ¿Cómo se explica esto? Y que debido a la injustificada ayuda, procrean nuevamente cientos de millones de seres, y de ellos a su vez surgirán millones de nuevos delincuentes, criminales peligrosos, drogadictos y extremistas de todo tipo, etc. De esto nadie quiere saber nada.
Gracias a los equivocados colaboradores, las mentes sin lógica, los que desprecian las leyes de la Creación, los errados humanitarios y los generadores de la superpoblación de cualquier otra especie, el suelo está saturado con las semillas de todos los males posibles, de las cuales luego brotan y maduran las destrucciones de diversas denominaciones que sobrecargan a todo el globo terráqueo, aunque el mal fundamental de todos los daños globales y devastaciones se llama superpoblación. De ello también resulta la locura del odio a los extranjeros, el racismo, el odio a los refugiados y el odio al prójimo, asimismo también cada sectarismo de característica religiosa, mundana, esotérica, de ufología, filosófica, de libre culto u otros grupos especiales, sin dejar de lado el sectarismo de las religiones principales. Debido al incesante crecimiento de la población mundial resultan crímenes y guerras, como también vicios y la drogadicción, el consumo indebido de medicamentos, el alcoholismo, el hábito de fumar, de inhalar drogas, el sadismo, el masoquismo y muchos otros males en los que caen las personas y que cada vez son más severos y numerosos. Ésta es una realidad comprobada desde hace tiempo que ya no se puede dejar de lado ni mantener en secreto. Solamente los criminales cultivadores de la superpoblación de todo tipo no quieren ver ni reconocer, ni aceptar esta realidad. Pero ¿por qué es así? ¿Por qué estos criminales cultivadores de la superpoblación no quieren ver, ni escuchar, ni reconocer, ni tomar conciencia, ni aceptar de ninguna manera la verdad y la realidad de los daños globales y las devastaciones? La respuesta a esto no es fácil, puesto que los motivos son distintos para todos, según estén afligidos por el alcoholismo, la drogadicción, el consumo indebido de medicamentos, el hábito de fumar, la inhalación de drogas, el sadismo o el masoquismo, cualquier sectarismo religioso, de libre culto, agrupamientos especiales, filosóficos, esotéricos, parasicólogos, espiritistas o el sectarismo de las religiones principales, o por la guerra, el asesinato, el crimen, así como el odio a los diferentes, por el racismo, por el odio a los refugiados, odio a los extranjeros, odio al prójimo, etc. De modo que es erróneo suponer que para todas las nombradas degeneraciones hubiera un sólo motivo, pues el motivo en realidad se divide en miles, y estos miles de motivos son fundamentales y decisivos tanto para extremistas, como para doctrinas sectarias y para vicios de toda clase, por estas razones son, por ejemplo:

Estas son sólo 106 de varios miles de argumentaciones, motivos, orígenes, puntos de partida y hechos determinantes que llevan a sectarismos y a oscurantismos de todo tipo, así como a la drogadicción, al tabaquismo, al alcoholismo, a la inhalación de substancias alucinógenas, como también a manías de odio contra lo foráneo, al racismo, odio a los extranjeros, odio a los asilados y odio al prójimo, etc. Estos males alcanzan su degeneración a través del Ku-Klux-Klan, el anti-semitismo y el neo-nazismo, etc., de los cuales a su vez resulta una extensa ramificación innumerable de nuevos males y destrucciones que muchas veces terminan en la depauperación completa o en suicidios, así como en el asesinato, la tortura, la pena de muerte (que también es un asesinato), la criminalidad, el asesinato en masa y el genocidio. El futuro demostrará que todos estos y otros males seguirán ascendiendo y degenerándose continuamente, tanto los sectarismos de todo tipo, como también los vicios, como: la drogadicción, la adicción a medicamentos, el alcoholismo, la inhalación de alucinógenos, etc. También la criminalidad en su expresión más severa y el crimen organizado irán en aumento y cobrarán muchas vidas, como lo harán también el odio a los extranjeros, el odio a los semejantes, el odio a los asilados, el racismo y el odio al prójimo. Las torturas tomarán muchas formas, como también la pena de muerte, las violaciones, los asesinatos simples, los asesinatos en masa, los asesinatos por motivos religiosos o sectarios y también el genocidio. También muchos otros males de tipo religioso-sectario, así como de tipo político y de intereses especiales aumentarán en forma horrenda y dominarán al mundo y sembrarán el miedo y el terror en la humanidad. Pero de todo esto únicamente el ser humano de la Tierra tiene la culpa, especialmente aquellos que deben señalarse como cultivadores de la superpoblación - sin importar cómo se hacen culpables de ello. Todos estos culpables son los que amenazan conscientemente la vida en esta Tierra y amenazan con destruirla. A través de estos mismos individuos irresponsables se fomenta conscientemente todo mal destructor de vida sobre la Tierra - mediante una constante producción de nuevos descendientes, y por consiguiente, una creciente superpoblación. Todo ello únicamente porque mucha gente está equivocada y no tiene ningún tipo de responsabilidad, ni para sí mismos, ni para sus propios descendientes, ni para sus prójimos, ni tampoco para el resto de la humanidad. Consecuentemente, no tienen ningún sentido de responsabilidad para el planeta, ni tampoco para la fauna y la flora de este mundo. Y todo ello únicamente porque los irresponsables son autoritarios y megalómanos y se ven a sí mismos como la misma Creación, y creen que su brutalidad corresponde a un pensamiento real y racional, mientras que realmente no son capaces con su fuerza de voluntad ni sus órdenes, de dejar crecer un sólo pelo en su cabeza. Realmente, a este tipo de personas no se les puede caracterizar como razonables, porque si fuera de otro modo, ¿Cómo podrían entonces seguir tolerando todas las acciones de las entidades religiosas y sectarias, y las falsas creencias de todo tipo, así como el delirio del extremismo con todas sus degeneraciones, y hasta llegar a instigar y defender que la vida en la Tierra y el mismo planeta se aniquilen y destruyan? Estos irresponsables, estos errados humanitarios, creyentes de sectas, partidarios de la demencia, causantes de la superpoblación y los desastres, así como destructores de la vida y del planeta, son los que, instigados por el falso humanitarismo de sus creencias sectarias, hacen todo lo posible para que los males de la Tierra aumenten drásticamente y se desborden cada vez más y amenacen y destruyan a toda vida, y así el ser humano de la Tierra se reproduzca aún a mayor velocidad, gravedad y desenfreno, que los conejillos de Indias.
En realidad, la mala administración y la corrupción son culpables también del mal de la superpoblación y de la lenta y cada vez más rápida destrucción de toda vida sobre la Tierra y del mismo planeta, así como también son culpables las organizaciones y los patrocinadores de la ayuda para los países en vías de desarrollo, aunque aquellos responsables no lo quieran admitir. Precisamente por medio de la ayuda para los países en vías de desarrollo que proviene de los países industrializados del así llamado mundo civilizado y de los países más ricos, se han hecho estragos en los países del tercer mundo, desde la tala de regiones tropicales hasta la devastación y desolación total de tierras que eran sumamente fértiles. Allí donde una vez habían bosques tropicales proveedores de oxígeno y reguladores del clima, hoy se encuentran suelos desolados y devastados, corroídos, saqueados y muertos, en los que apenas crece algún pasto, y donde habían florecientes campos y praderas, o donde habían tierras pobres de las que se podían obtener suficientes cosechas para sustentar la vida con diversos cereales y verduras, etc., hoy se encuentran desiertos de salitre, paisajes desolados y muertos, o pantanos infértiles que en muchos casos son criaderos de agentes patógenos letales. Y todo esto por culpa de la ayuda para el desarrollo, ayuda de aquellos que irresponsablemente obtienen horrendos beneficios e inyectan medios financieros inmensos desde los países civilizados y de economías poderosas (y siguen inyectando) en el tercer mundo, para así ejercer o dejar que ejerciten la mala administración y la corrupción, y para construir presas y establecer plantas modelo y de desarrollo según esquemas económicos que causan la deforestación de los trópicos y la destrucción de la Tierra y la vida, lo cual ha evocado y está evocando tremendos cambios climáticos que influencian negativamente a toda la Tierra y a toda vida, causando enormes tormentas, huracanes y tifones, así como inundaciones, derrumbamientos, terremotos, sequías e otras innumerables calamidades. Pero también con relación al propio ser humano, se han provocado diversas catástrofes mediante la ayuda para el desarrollo, por ejemplo, mediante estas ayudas se ha “desarrollado” a los “pobres campesinos” del tercer mundo, de manera que se les ha desplazado de sus tierras, o se les ha impedido que cultiven sus escasas tierras para obtener sus escasas cosechas, de las que bien o mal se habían podido alimentar desde hace siglos. Por el destierro e impedimentos, los trabajadores de la tierra y los campesinos han perdido sus medios de subsistencia, ya sea por excesiva edificación, o por destrucción y devastación de sus escasas, pero algo fértiles tierras. Todo gracias a la “ayuda” para el desarrollo.
La gente que desde siglos y milenios ha cultivado sus escasas y tierras semi-fértiles y que siempre habían tenido algún alimento, no han perdido únicamente sus tierras mediante la mala administración y la corrupción y también por la ayuda a los países en vías de desarrollo, sino también su trabajo, al que estaban acostumbrados y con el que habían vivido en paz durante siglos. Con la pérdida de sus tierras y de su trabajo, también se desvaneció su iniciativa, ya que los programas de “desarrollo” ponen alimentos de todo tipo a disposición gratuita de los expropiados, desterrados y desempleados, de manera que pierden la iniciativa de ser responsables de sí mismos y de poner empeño en sus propios medios de subsistencia. Consecuentemente comenzaron a dormitar y a llevar una vida sosegada, esperando que los “pollos asados” les vuelen hacia la boca en forma de alimentos proveídos por los planes de desarrollo, o que al menos se los traigan de forma gratuita. Y por la falta de la forma tradicional de obtener alimentos, mediante el fuerte trabajo de cultivar sus escasas tierras, la gente ya no sabía cómo comportarse ni qué hacer. En su aburrimiento, la gente se ocupaba entre sí, particularmente en forma sexual, por lo cual los hombres y las mujeres se unieron y comenzaron a procrear descendientes en grandes números. Primero fue la Revolución Francesa la culpable de la explosión demográfica, como consecuencia de la disparatada idea que había que procrear muchos descendientes para poder oponerse al gobierno en forma poderosa e indicarles sus límites. También se adjuntó a ello la vieja y errónea idea que se deben generar muchos descendientes para que los ancianos, en su longevidad, sean mantenidos por éstos. Por medio de las ayudas para el desarrollo, etc., también se ha llegado desde aquel entonces al aburrimiento de aquellos que se encontraron repentinamente desocupados y desterrados, desalojados y con falta de iniciativa, causando así una procreación explosiva y con ello, una superpoblación rápidamente creciente. Por lo tanto, también la ayuda a los países en vías de desarrollo es culpable de la superpoblación de la Tierra, así como de la destrucción y la amenaza contra toda vida sobre la Tierra y del propio planeta.
Dentro del mismo marco de destrucción del planeta y de toda vida terrestre mediante la crianza de infinidad de descendientes, de lo cual resulta la superpoblación, las religiones principales y las sectas también son culpables, ya que invaden los países del tercer mundo como depredadores degenerados, llevando a cabo sus diabólicas misiones para divulgar la obsesión de sus creencias religiosas y sectarias, con todas sus consecuencias y degeneraciones despiadadas e inhumanas; degeneraciones que consisten en la esclavización, en la mala administración y en la corrupción, así como en la explotación y la influencia negativa de la conciencia, en el robo total de la libertad de conciencia, en el ofuscamiento, en la guerra religiosa y en asesinatos religiosos, así como en el embrutecimiento del ser humano, etc., hechos donde yace la causa fundamental de la estúpida superpoblación - específicamente, con la demencial frase: “creced y multiplicaos”.
La verdad es ésta: la Tierra está tremendamente superpoblada y va en camino hacia su destrucción y hacia la destrucción de toda vida sobre ella como consecuencia de la superpoblación. El ser humano es el único culpable de esta superpoblación, ya que en este sentido no conoce límites, ni tampoco en todas sus otras degeneraciones. El mundo animal, en contraste al humano, actúa instintivamente de forma más sensata y de acuerdo a las leyes naturales, ya que auto-regula instintivamente su población y se adapta a las posibilidades existentes de alimentación y de vida. Si por cualquier circunstancia se establece una superpoblación, entonces se produce una mortandad natural para eliminar a los animales excedentes. El humano, como ser racional, podría tomar ejemplo de ello, pero en su delirio de grandeza no se preocupa en forma alguna de ello. Él se cree la corona de la Creación y se cree estar facultado para poder actuar contra todas las leyes naturales. Consecuentemente, continúa creando la superpoblación, logrando como consecuencia que continúen multiplicándose incesantemente y asimismo que aumenten las penurias, los males y la miseria, la criminalidad, las enfermedades, las epidemias y las adicciones, y todos los otros tipos de injusticias y degeneraciones, logrando que ellas continúen fuera de toda medida y en forma incontenible y que últimamente terminen en un flagrante caos y en la destrucción total de todo orden y de toda vida.
Cuanto más se suministren ayudas para el desarrollo, más ayuda alimenticia y demás ayudas, pero sin ninguna reglamentación para la suspensión de los nacimientos - debido a un humanitarismo equivocado y otras penosas extravagancias - entonces más se empeoran las necesidades, los males, la miseria y todas las otras calamidades catastróficas e inmoralidades que arruinan y destruyen la vida y el planeta. Sin una ayuda determinante, realmente humana y adecuada, las naciones y los pueblos subdesarrollados no pueden simplemente convertirse en unos pocos años o en décadas en personas cultas, civilizadas, con economías equilibradas, o en países progresivos, ni pueden los individuos de estas naciones o pueblos sin instrucciones intencionales simplemente “remodelarse” y volverse en personas acomodadas, con economías y con sistemas políticos sanos, como también con sistemas amplios de educación, gozando de un sistema social sano y un buen liderazgo estatal, con buena legislación y directivas para el desarrollo general, ya que todo esto se debe adquirir como resultado de cientos de años.
Naturalmente que es apropiada la ayuda de cualquier forma, pero sólo allí donde sea justificado aportar y ofrecer estas ayudas. Tales ayudas pueden muy bien darse a naciones subdesarrolladas del tercer mundo, etc., pero nunca en la forma como se hace, sin prescripciones en el control de nacimientos, mediante ayudas alimenticias y ayudas económicas para los países subdesarrollados, etc. La ayuda a estos países y estas personas debe estar basada en la enseñanza de trabajos más progresivos, en mejores métodos de trabajo y en un mejor y más rico cultivo de sus tierras sin intervenir destructivamente en el sistema natural. La ayuda también debe incluir una buena educación escolar y general, que resulte en una forma socialmente progresiva de pensar y en una concienciación que cada persona sea responsable de sus propios actos, de sus acciones y de su trabajo, como también de su propia vida. Por lo tanto, la ayuda también debe incluir que se les explique a las personas las consecuencias catastróficas que resultan de la superpoblación. Consecuentemente, la ayuda debe incluir la educación con respecto a las prácticas del imprescindible control de natalidad, la anticoncepción y una rigurosa suspensión de nacimientos.
La ayuda es apropiada en cualquier forma conveniente allí, donde la gente no genera la superpoblación, “apareándose” como “conejillos de Indias”, allí, donde las personas son trabajadoras y no tienen deudas, y no se encuentran en la necesidad por sus propias acciones, y donde también creen por sí mismos una cierta formación y educación, y consecuentemente también piensen y actúen progresiva y responsablemente, lo que causa a su vez que mantengan su descendencia dentro de límites razonables y no tengan ninguna culpa de la creciente superpoblación.
El ser humano de la Tierra puede dejar que las puras leyes y mandamientos de la naturaleza rijan en todas las cosas, especialmente con respecto a la superpoblación, la cual sólo puede reducirse en forma definitiva mediante una suspensión radical y rigurosa de nacimientos en todo el mundo. Sólo de esta forma actuará el ser humano correctamente, y así finalmente, a través de estas medidas, podrá erradicar las miserias, las necesidades y toda clase de males de nuestro bello planeta azul, la Tierra.
La superpoblación también trae consigo problemas étnicos y prácticamente los provoca, causando así la huida de la gente, como también la guerra, los asesinatos y los homicidios. A través del constante crecimiento de la población de la Tierra, la gente se aglomera y vive cada vez más apretada entre sí y el espacio individual de cada persona se hace más pequeño y más escaso. Por lo tanto no se puede evitar que gentes de diferentes naciones, orígenes, religiones, puntos de vista, opiniones, filosofías y formas de pensar, etc., se aglomeren aún más y más y haya conflictos entre ellos, lo cual automática e inevitablemente conduce a la fricción, a distinciones y disputas, lo que a su vez, inevitable y automáticamente resulta en guerras, en asesinatos, en homicidios, como también en la huida de la gente; y sólo la huida de la gente conduce a nuevos problemas, males e inmoralidades a nivel mundial. Los refugiados no simplemente abandonan sus hogares natales en busca de otro hogar en su propia nación, sino que huyen hacia países extranjeros, y a menudo particularmente a países que están en mejor condición económica que sus propios países de origen. Y estos refugiados emigran en realidad a miles, decenas de miles, y aún cientos de miles y millones apresuradamente de sus tierras natales e inundan las naciones extranjeras que están en mejor situación, las cuales sufren entonces una sobrecarga de extranjeros y son víctimas de problemas casi insolubles que cuestan miles de millones en costos a los países que reciben a los refugiados, y hacen que los habitantes de los países “anfitriones” deban ver reducidos sus ingresos, el fruto de sus duras labores, por enormes impuestos.
Los refugiados procedentes de naciones que sufren de problemas étnicos, guerras, asesinatos y homicidios, como también de la persecución de toda clase, etc., llegan más y más a los países de mejores condiciones y se instalan en ellos firmemente - a menudo con mentiras y por medio de actos criminales. Ellos extranjerizan más y más a los países del mundo que están en mejores condiciones, a los cuales, muy a menudo, sólo pueden viajar de forma ilegal. Y el extranjerismo que resulta de todos estos refugiados trae consigo nuevos problemas en la estructura social, económica y política, como también religiosa y étnica. La estructura social comienza a desmoronarse de modo lento pero seguro, el costo de vida y las rentas se alzan más y más, la necesidad de viviendas aumenta más, y los refugiados se mezclan con los habitantes oriundos y extinguen lentamente pero con certeza el linaje propio de la población nativa al crear cónyuges de raza mixta, los cuales a su vez generan descendientes de raza mixta en masas y en cantidades ya irresponsables. Matrimonios de raza mixta que ocurren cuando las personas se conocen a través de visitas a otros países o por deberes de la profesión, etc., es normal y comprensible, y tales matrimonios únicos no perjudican el linaje de la población ni la población en sí. Sin embargo, si se generan en forma masiva matrimonios y descendientes de raza mixta debido a la inundación de refugiados, entonces resulta en poco tiempo una nueva raza de linaje mixto que excluye y erradica a la población original nativa.
Las clases de refugiados que huyen a otros países no presentan una uniformidad, pues vienen de todas las clases sociales; y las razones reales del por qué de los refugiados son a menudo muy diferentes. Estas razones van desde los refugiados económicos y emocionales o sentimentales, los refugiados en busca de drogas, los refugiados que huyen de la persecución religiosa o militar, hasta los refugiados políticos, los refugiados que escapan de sus familias, del trabajo, los refugiados en busca de aventura, etc. Y todos estos refugiados de diferentes clases huyen de sus hogares para refugiarse en mejores países, los que entonces comienzan a sufrir por el extranjerismo, con todos sus males para el país “receptor” y su gente. La mayor parte de todos los refugiados aparecen como asilados, causando millones de costos a los países afectados, y por lo tanto a la población que trabaja y paga impuestos. Esto a su vez, y naturalmente, no es del agrado de varios segmentos de la población nativa, por lo cual se enciende y emerge el odio hacia los asilados, hacia los extranjeros, como también hacia otras razas, y conduce a la escalada fatal, causando daños materiales y evocando desastres inimaginables.
Con los refugiados aparece también un factor adicional que no debe excluirse, y es que generalmente sólo huyen de sus tierras aquellos refugiados que están en mejor condición económica, los que tienen una pequeña fortuna, ya sea una casa o un terreno, del que puedan obtener algo de dinero y así financiar su huida. Y esta clase de refugiados no son del todo modestos, ya que una vez que están en el país “receptor”, muy a menudo exigen sin vergüenza ni timidez: dinero, vivienda, transporte, mantenimiento, ropa y ayuda social de toda clase, etc. Sin embargo, aquellos en los países de donde vienen los refugiados, aquellos que deben huir de sus hogares natales por la seguridad de sus vidas, no pueden, o sólo en muy raros casos, pueden lograr huir, ya que simple y llanamente no tienen los recursos económicos necesarios y por eso son frecuentemente arrestados, torturados y asesinados. Por lo tanto, generalmente sólo se distinguen como refugiados a los que de alguna forma tienen un capital a su disposición. Especialmente ellos, muy a menudo como regla general, sólo huyen a un país de mejor condición económica y social para poder llevar una vida más placentera de lo que les era posible, ya que en su propio país les costaría mucho esfuerzo y dificultad. Ellos se disfrazan como puros refugiados económicos, etc., en los países “acogedores”, con mentiras y fraudes, con aseveraciones falsas y engaños que en estos casos no corresponden a la verdad, como fugitivos de sus propias tierras natales por razones de persecución religiosa, militar o política etc. A menudo también se presentan refugiados que son algo más que simples criminales, sino criminales de alta peligrosidad, y cometen en las naciones que los acogen sus lucrativos y graves crímenes. También más y más a menudo aparecen refugiados que llegan a países “acogedores” para entonces, en forma no oficial, o hasta oficialmente con el permiso de las autoridades, ocuparse en la acumulación de enormes cantidades de dinero para apoyar económicamente las guerras civiles, las revoluciones, los conflictos de sus países de origen, y comprar armas y otros equipos militares.
Sólo muy pocos refugiados realmente pueden considerarse como tales. De todas las decenas de miles de refugiados son en realidad muy pocos los que deben huir de sus tierras natales por la seguridad de sus vidas y tienen el derecho justificable de ser considerados refugiados y pueden ser reconocidos como tales, aún cuando contrariamente, los responsables del problema de los refugiados en países “acogedores” otorgan a miles y decenas de miles de tales supuestos refugiados los derechos de verdaderos refugiados, y el país entero entonces tiene que soportar el costo. Estos responsables no reconocen, o no quieren reconocer, por causa de un humanitarismo equivocado, que esta clase de refugiados son sólo refugiados económicos, etc., que dejan ignominiosamente a su propio país natal en la estacada. Precisamente entonces, cuando la confusión y la miseria afligen a la nación y se depende de la ayuda y de la cooperación de cada ciudadano, justo entonces huyen de sus tierras natales, cuando su ayuda es de más alta necesidad para poder preservar la Tierra, la nación y la vida. Cobardemente huyen de sus propios países en lugar de colaborar y procurar un orden apropiado para que se pueda trabajar y para construir una nación y una tierra que florezca. Sin embargo, a través de la huida cobarde, esto nunca se podrá lograr, ya sea si se habla sólo de una nación “media” normal, o de una nación que está sometida a una infame dictadura o en un caos profundo. Cada nación necesita a sus ciudadanos, ya que sólo a través de ellos, junto a un liderazgo adecuado, se puede trabajar y lograr una vida digna, una vida civilizada y social, con una economía y una política apropiada, como también con un buen estándar de vida. Si los ciudadanos huyen cobardemente de sus propias tierras en lugar de estar en ellas, vivir en ellas, y si fuera necesario, luchar por ellas, entonces el caos, la miseria, la necesidad y todos los males solo pueden aumentar y volverse inevitables.
Naturalmente existen además aquellos refugiados que realmente son víctimas injustas de la persecución religiosa, la agitación política y la guerra, como también de revoluciones. Que a tales personas se les debe ofrecer la asistencia y la protección es indudablemente obvio, sin embargo, sólo y exclusivamente bajo la condición de que regresen a sus tierras de origen y no les esté permitido quedarse en el país que los ha acogido cuando la situación en sus tierras natales se haya normalizado y mejorado nuevamente, de tal forma que puedan regresar sin ningún peligro de muerte, y al mismo tiempo, exista una economía y una forma de vida razonablemente normal.
En su totalidad, los hechos del problema de los refugiados señalan categóricamente que el flujo y la admisión de refugiados debe pararse rigurosamente para no permitir el aumento en el problema del extranjerismo, el problema de los refugiados y los asilados, ni tampoco el problema del odio contra los extranjeros, contra otras razas y contra los asilados; problemas que resultan al fin y al cabo en catástrofes que nunca más podrán dominarse
¿Es brutal e inhumano cuando se cumplen las leyes y mandamientos de la naturaleza? No, brutal e inhumano y falto de amor al prójimo es cuando el ser humano retiene con todos los medios a su disposición la superpoblación y la promueve aún más – para que así, al no realizar ningún control estricto de natalidad por causa de su sectarismo y de su exagerado sentimentalismo estúpido, puedan generarse todavía aún más miles de millones de descendientes. Por esta causa, toda la miseria y todos los problemas serán aún más grandes y difíciles de erradicar, y al fin de cuentas ninguna solución ni ninguna salvación será ya posible.

MEDIDAS REQUERIDAS A NIVEL MUNDIAL
- UNA POSIBILIDAD ENTRE OTRAS -

(No son válidas para pequeñas tribus indígenas que desde tiempos inmemoriales practican sus propias medidas estrictas de control de natalidad)

Edades Mínimas Permitidas para Contraer Matrimonio:

Edades Mínimas Permitidas para la Procreación:

Requisitos para la Procreación:

Número Máximo de Descendientes:

Intervalos de Procreación:

Repetir:
Después: Los requisitos para contraer matrimonio y la procreación quedan vigentes, pero se anula el ciclo de 7 años de suspensión de nacimientos.

Permanece Vigente:

Penalidades para Infractores:

Por favor tenga en cuenta las aclaraciones de las medidas que se encuentran en nuestro folleto No. 3 acerca de la superpoblación.

Brutal e inhumano

¿Qué es más brutal, inhumano y más hostil hacia el prójimo y la vida?:
1) Un mundo superpoblado de gente, en el que reina el hambre, la miseria, la necesidad y la muerte espantosa, en el cual la guerra, el asesinato, el homicidio, la tortura y la pena de muerte, la violación sexual, la criminalidad, el odio, las epidemias y la destrucción, el vicio y la adicción, la hostilidad hacia la vida, el extremismo, la mentira, el fraude y la inmoralidad, etc., son parte de la vida cotidiana, donde anualmente millones de individuos mueren miserablemente bajo horribles dolores, o donde miles mueren miserablemente bajo las manos de torturadores y verdugos, y también de hambre y miseria,
ó
2) Un mundo poblado en proporciones normales, en el cual todos los males, problemas y necesidades son pequeños y normales; en el cual no reine ni el hambre ni la miseria, ni tampoco el miedo a la guerra, y todos los males sean tan reducidos que se dé una posibilidad real de paz en un mundo unido, el cual deje desaparecer el constante miedo al futuro y que haga posible una vida con amor, lógica y razón, etc.

Reflexiona algún día en que mundo te gustaría vivir y piensa si el genuino, real humanitarismo, amor, amor al prójimo y la verdad, no superan al humanitarismo falso, al falso amor al prójimo y a todas las mentiras - y pregúntate a ti mismo también en qué mundo te gustaría que tus hijos y los hijos de tus hijos vivieran.

Billy

Indicación importante:

En nuestro sitio web se puede encontrar más información sobre las medidas necesarias a escala mundial, con declaraciones y opiniones de teólogos, escritores y científicos.

En español:

En alemán, acerca del tema:

* Racismo, guardianes de la Tierra, humanitarismo, igualdad de derechos de la mujer, malos tratos a niños, protección del medio ambiente, paz y libertad - así como muchos otros temas “Superpoblación” nº 6 al 13.