Boletín Especial 5

Ahora se harán demostraciones a favor de la paz, por cientos de miles de personas, en contra de la guerra en Irak, como se ha hecho costumbre en la Tierra en el último siglo. Demostraciones hechas por gente que claman por la paz y denuncian la guerra. Esto está bien y es correcto, aunque estas demostraciones por la paz son también inútiles empeños pasivos, pues los criminales y belicistas responsables de la guerra que están en los gobiernos, con su autocracia y su presunción de ser como dioses, no les importa nada; muy por lo contrario, se ríen maliciosamente jactándose de los esfuerzos de los que quieren la paz y se sienten más bien impulsados a entregarse a sus acciones asesinas y criminales.
Las demostraciones de paz serían en realidad efectivas si toda la humanidad o al menos su mayoría estuviera unida y envíen al diablo a los falibles dirigentes estatales que traen la guerra, la muerte, la destrucción, así como la miseria y la necesidad a la humanidad. A toda la humanidad terrestre le está señalado solo ese camino. Los poderosos falibles, como los dirigentes y sus partidarios, así como los jueces, religiosos y militares quienes sobrepasan la autoridad que ha sido predeterminada y ofrecida por el pueblo y en forma autoritaria deciden sobre la vida y la muerte, deben ser reemplazados por el pueblo y exiliados de por vida a lugares, y con requerimientos, donde nunca más podrán ejercer ningún poder sobre el pueblo.
Y acerca de los símbolos de la paz de los activistas por la paz; ellos utilizan los siguientes símbolos que supuestamente representan la paz:

Este símbolo es antiguo y representa un árbol cuya corona está enraizada en la tierra, es decir, en lo puramente material, que no desarrolla ningún poder de conciencia, sino sólo los instintos, lo cual representa exactamente lo contrario de lo que debería, es decir, la guerra, pues este símbolo representa un antiguo símbolo tradicional de guerra. Cuando usan y agitan este símbolo en las demostraciones por la paz, entonces están clamando por la guerra y no por la paz, lo cual naturalmente, en forma inconsciente necesariamente trae sus efectos y más bien incita a la amenazante guerra, pues el símbolo transmite la discordia, el sometimiento, el odio, la hostilidad, el desacuerdo y el desequilibrio.