Boletín Especial 5
El presidente norteamericano George Walter Bush también aparece por ejemplo ante los medios de comunicación con una expresión facial que incita casi a la compasión para anunciar que no existe o jamás ha habido una sola razón o motivo para ataques terroristas contra EEUU, sin tomar en cuenta las acciones de los servicios secretos, las intromisiones en asuntos internos de gobiernos extranjeros o las guerras secretas y los suministros de armas por parte de Estados Unidos. Tal vez el Señor Bush ha olvidado aquel decreto presidencial del año 1976 que prohíbe a representantes del gobierno norteamericano asesinar a mandatarios extranjeros. Sin embargo, lo interesante es el hecho que tal decreto exista y haya sido autorizado.
Hipócritamente, el presidente norteamericano concluye con las palabras God bless America (Que dios bendiga Norteamérica), jura sobre la Biblia y envía a miles de soldados a una guerra demente para que mueran por su Dios, por la tierra madre y el petróleo.
El valor de la democracia y la muy elogiada libertad Made in USA evidentemente no significa precisamente una democracia y una libertad real, ni tampoco la libertad de palabra de las personas de su país. Y principalmente, no significa la libertad de las personas que ejercen la crítica a la guerra, al presidente y también a las injusticias estatales y sociales. Esto es más bien una pseudo libertad norteamericana, que significa deber aceptar la opinión y punto de vista del presidente, o en caso contrario, deber contar con represalias contra la vida o contra las posesiones y pertenencias. Las cantantes del grupo musical estilo Country, las Dixie Chicks y la criticadora de Bush, Natalie Maines recibió esto en carne propia después de expresarse críticamente sobre la guerra en Irak. A pesar de sus disculpas, muchas estaciones de radio en todo EE.UU. rehúsan a tocar su música.
En este ejemplo se demuestra una vez más, clara y nítidamente, la noción real de democracia, del derecho de expresar la libre opinión y la libertad personal en la tierra de ilimitadas posibilidades, los EEUU. Y mientras los periódicos, el 19 de Marzo de 2003, el día previo al inicio de la guerra en Irak con imprenta grande anunciaba: Saddam se Muestra Listo a Pelear, el presidente Bush jugaba con sus dos perros en frente de la Casa Blanca lejos de sus bombas, cañones y misiles destructores e infanticidas.