Boletín Especial 5
Efectivamente, el Australopiteco no provocaba ninguna guerra, aunque vivía en grupos como el hombre de hoy y luchaba por el dominio de su propio género o de su grupo. Sin embargo, estas luchas tenían una cierta cultura - el Australopiteco poseía ya altos pensamientos y sentimientos instintivos y semi-concientes - que estaba orientada hacia el cuidado de la vida y la integridad corporal. Como resultado, él no mantenía el liderazgo, etc., por medio de luchas que podían herir el cuerpo o incluso matar al oponente, sino que solo realizaban luchas de demostración, regañando con los dientes y con gestos de intimidación.
Hoy en día, el simple ciudadano no tiene la posibilidad de defenderse y hacer valer su opinión lógica contra los poderosos mandatarios y, generalmente, contra el gobierno. Pero esto también ocurre en igual medida contra los terroristas y las religiones, lo cual no da ninguna oportunidad para la opinión del ciudadano en general y especialmente para la verdad. Decir la opinión honesta y la verdad efectiva es visto de mala manera, no importa si se trata de dirigentes criminales, los falibles y grandiosos líderes religiosos, los jefes de sectas, los corruptos controladores de la economía o los falibles militares. Quien como simple ciudadano se atreve a levantar la voz contra los injustos o incluso contra las maquinaciones criminales de estos mencionados o incluso solo a señalar los errores cometidos puede esperar en el peor de los casos atentados de asesinado, como ya me ha ocurrido 20 veces, por el hecho de que me preocupo de diseminar la verdad real en forma franca, firme y libre; lo cual me puede ocurrir nuevamente porque en mis Boletines Especiales tampoco me callo las cosas y no dejo que me enmudezcan. En el mejor de los casos aquellos que dicen la opinión abiertamente y la verdad, pueden ser sometidos a represalias para hacerlos callar, y estas represalias pueden alcanzar desde injurias materiales hasta el terror psíquico y difamaciones sucias. En el caso más suave el simple ciudadano es sencillamente citado ante un juez y será acusado de culpable, aún contra toda la verdad y la justicia de sus aserciones, como ya me ha ocurrido a mí con respecto a un jefe de secta. Y como yo me siento obligado a decir a través de mis palabras la verdad efectiva de los hechos a los que no la saben igualmente también por medio de los Boletines Especiales en consecuencia debo contar con lo uno o lo otro desde distintos lados.