Boletín Especial 11

El símbolo de la paz con la V apuntando hacia abajo trae consigo el significado de la muerte y la existencia de la muerte. Por lo tanto, con el uso actual del llamado símbolo de la muerte, se trata en modo doble de una aplicación falsa y una interpretación falsa de su verdadero significado. Por un lado es un mal uso y un volteo del árbol de la vida; por otro lado se trata de una transformación de los símbolos de la muerte y la existencia de la muerte en la equivocada suposición del valor de la paz. El árbol de la vida volteado no deja que las fuerzas de la vida tengan efecto y hace que éstas fluyen hacia el suelo. De esta manera, el signo de la vida se convierte en destrucción de la vida. Simboliza la destrucción, aniquilación y el deterioro. No hace referencia a la muerte en forma evolutiva, la cual aspira a la vida de la muerte, para así cumplir con una importante fase de la vida humana, sino que en su aplicación falsa, demuestra mucho más una muerte inútil, una destrucción en forma devolutiva. Con esto, señala hacia una absurdidad devolutiva y una finalidad forzada. Por eso, el símbolo de la paz no puede ser usado en ningún modo en conexión con el amor, la paz y la armonía; tiene sangre pegada a sus formas. La sangre de personas como Pedro, quienes tuvieron que soportar de esta forma el asesinato y que fueron despachados al más allá con este modo tan indescriptiblemente inhumano de crucifixión. El poder fluye de ese símbolo en dirección a la Tierra. Éste abandona la vida y por ello, pierde fuerza como una flor que se marchita o como un cuerpo humano que lentamente se deteriora.

Todo esto significa claramente que las personas de hoy en el movimiento de paz se identifican equivocadamente con un supuesto y falso símbolo de la paz y conjuran con ello en realidad la discordia y la muerte, la hostilidad y la falta de amor, así como la guerra, la destrucción, todo lo malo y cada mal imaginable. Y por qué: porque el símbolo de paz que es usado equivocadamente por el ser humano, representa con su forma en realidad justamente lo opuesto a la paz, la armonía y la vida; en efecto, la muerte insensata y la destrucción. Naturalmente también existe desde hace millones de años un símbolo antiquísimo de la paz que igualmente tiene su origen en Nokodemjon. El verdadero y antiguo símbolo de la paz representa, además de un árbol de la vida, también una flor, como sigue:

Hans-Georg Lanzendorfer, Suiza