Boletín Especial 5
Además de miles de víctimas desconocidas, el degenerado dictador iraquí Saddam Hussain dejó ejecutar muy personalmente a sus propios yernos. Como líder de los comandos de ejecución actuaba su propio primo, Ali Hassan al-Majid. Supuestamente, ambos yernos debían haber traicionado el secreto sobre el programa de armas biológicas. Inescrupulosamente y con certeza absoluta, Saddam Hussain nunca se debió haber formulado una pregunta muy humana: ¿Cómo les digo a mis niños, a mis nietos?. Qué deberá pasar por la cabeza de los inocentes niños cuando su madre les tenga que explicar un día: ¡Tu abuelo tubo que dejar asesinar a tu padre!. El abuelo tiene que ofrecer a sus nietos sabios consejos y sabidurías de la vida, no asesinar a sus padres. ¡Un padre tiene que proteger y enseñar a sus hijos, no asesinar! ¡desafortunados niños de padres estúpidos!
Desafortunadamente viven en nuestro planeta innumerables niños dignos de lástima que sufren violaciones y abusos por parte de sus deslumbrados y crecidos padres y madres para que sean niños soldados, que sean ciegamente sumisos , fanáticos, que sigan falsas ideologías y que sean bombas humanas. El respeto a la vida desaparece y el derecho a una niñez sin malestares es pisado y destinado a la porquería. Los niños son manipulados por los ineptos mayores, engañados, estafados y criados entre el odio y el asesinato en lugar del respeto y la consideración. Ellos son exhibidos en los medios de comunicación con sus inocencias robadas y con sus puños cerrados y pesadas armas en brazo para el dudoso honor de sus orgullosos padres. Y esta es una de las peores e indescriptibles tragedias humanas de nuestro planeta.
Desde hace miles de años nuestra historia terrestre ha sido y está estampada de tiranos y violentos poderosos. Muy raramente aparecen presidentes y dirigentes en el escenario mundial que sean realmente sabios y conocedores, llenos de responsabilidad, honestos y allegados al pueblo. Los supuestos héroes del pasado terrestre son y fueron definidos, casi sin excepción, por sus famosos actos asesinos en los campos de batalla de la corrupción. Cada niño conoce también hoy tales famosos nombres. Aún hoy ellos conocen en las clases de muchas escuelas a los dudosos héroes nacionales, sus sangrientos mandatos y sus masacres como ejemplares de honor y patria.