Boletín Especial 13

La desunión y la discordia son forzadas en decisiones sin transparencia; los tratados de paz y los acuerdos de desarme son firmados solo para ser nuevamente rechazados por los sucesores políticos. Los convenios, pactos y acuerdos sirven principalmente para los partidos políticos y son de mucho más provecho para los intereses personales o nacionales. Ellos raramente sustentan un valor real, bueno y evolutivo para la pacificación de nuestro planeta, para el progreso de las personas o el desarrollo de la conciencia y la aspiración por el bienestar de los habitantes de la Tierra.

Se suda construyendo y derrumbando muros y fronteras en un sitio para ser construidos nuevamente en algún otro sitio porque individuos viejos, irracionales, ignorantes y ávidos por la guerra y la venganza así lo quieren; hombres cuya inteligencia y entendimiento no les alcanza como para sentir vergüenza de sus propias mentiras e intrigas. Pero en su caso la edad no tiene nada que ver con la sabiduría, pues la edad no protege de la estupidez, al menos no en nuestro planeta.

Los presuntuosos y tontos políticos envían tanto a hombres y mujeres, como tontos soldados a guerras tontas, sin sentido y condenables, que nunca sirven para la paz y siempre son reprobables. Desde el comienzo de la guerra norteamericana en Irak han muerto 600 soldados norteamericanos y europeos: por la dictadura y la ganancia económica, por la política norteamericana, el petróleo, el menosprecio a la vida humana, por mentiras, intrigas y megalomanía, pero no por la paz. Los responsables de esto anuncian hipócritamente la victoria sobre el terrorismo y la liberación de Irak, pero diariamente detonan y explotan bombas y destrozan a seres humanos, fomentando así la enemistad, el racismo, el odio y el terrorismo. Lo cobardes, creyentes de locuras, maliciosos y fanáticos se vuelven víctimas, y los oprimidos también se vuelven perpetradores, porque la venganza, el desquite, el mal entendido orgullo y el supuesto honor inducen al martirio. Los intereses económicos y la avaricia, las creencias demenciales y el fanatismo culto-religioso, así como los cobardes asesinatos de personas inocentes en nombre de algún dios o profeta pertenecen a la vida diaria de los seres de nuestro planeta. Los cobardes políticos cotorrean sus frases chifladas y los cobardes perpetradores responden con granadas y bombas, destrozando, desgarrando y descuartizando a hombres, mujeres y niños inocentes por un martirio putativo e ideologías falsas.