OM

  1. Y entonces cuando viene la pregunta, que quién es el más grande en espíritu, la respuesta será ésta: el más grande en espíritu es aquel que aprende como un niño y no se carga de prejuicios y aquel que en consideración y apreciación objetiva, encuentra el conocimiento y la verdad y el amor y la sabiduría y vive en equilibrio con ellos acatando las leyes y mandamientos de la Creación y su orden basado en el siete.
  2. En verdad os sea dicho: Si vais por caminos falsos desde la antigüedad y si vosotros no cambiáis de rumbo y no os volvéis como los niños, entonces todos vosotros, que sois injustos y negáis la verdad, no seréis grandes en espíritu porque no alcanzáis la cognición, la que os deja reconocer la verdad y la que os deja conducir una vida en justicia y reconocimiento.
  3. Por consiguiente, sed conocedores de que sólo será grande en espíritu aquel que busque e investigue y que acumule cogniciones y que esté sediento por el conocimiento y lo encuentre y lo reconozca como un niño.
  4. Y por consiguiente, el que investigue y busque y encuentre y reconozca como un niño, sólo aquel encuentra la verdadera verdad y vive según ella, de tal manera que él siempre será el más grande para sí mismo.
  5. Pero, para el que no presta atención a esta verdad y se abandona a las enseñanzas erróneas y ni busca, ni investiga, ni encuentra, sería mejor que se le colgara una piedra de molino en el cuello y se le ahogara en el mar, allí donde es más profundo, lo cual quiere decir que es mejor que el malvado e injusto regrese a la masa de sus semejantes cargado con todo su peso y que lleve allí su miserable vida hasta el maligno final, de tal modo que no perjudique o les traiga peligro a los verdaderos buscadores y a los verdaderos justos.
  6. Pues de verdad, está dado que la vida no trae ningún sentido y tampoco cumple ningún sentido, cuando no se busca ni se investiga y no se encuentra la verdad y la meta de la vida, la cual está dada en el reconocimiento y en el cumplimiento del plan de la Creación.

Canon 31

  1. Los seres humanos de la Tierra se han maldecido a sí mismos y se han creado sufrimiento, carga e infamia, culpa y necesidad y miseria, pues han vivido en el asesinato, en la conflagración y en la destrucción, pues a través de su huida de la verdad, de la sabiduría y del amor y del conocimiento, cayeron en el tenebroso precipicio de la perdición.
  2. Desde la antigüedad habéis hecho injusticia en todas las cosas, y esto lo sabéis exactamente; no obstante, por ello fingís falsas plegarias de perdón a vuestro falso dios y a vuestros ídolos y creéis que así seréis perdonados, lo que no obstante, de ningún modo es así, por lo que seguís viviendo en la perdición y en la creencia errónea.
  3. Por lo tanto, salíos de vuestra falsa creencia, de vuestro sectarismo, y de vuestra egoísta forma de pensar, dentro de los cuales estáis prisioneros y dentro de los cuales cada uno es enemigo del otro.
  4. De verdad, vuestro mundo se os ha dado a vosotros, seres humanos de la Tierra, como un lugar de la vida donde tenéis sustento, donde debéis vivir y morir, donde pasáis por la muerte y donde naceréis en una nueva vida; por consiguiente, vivid en justicia y transformaos en la vida de la vida.

(Traducido por Wolfram Heine y Ramón Sambola)