Lucha Contra la Superpoblación

Grandes sequías azotarán a la Tierra y a la humanidad, así como inmensas inundaciones, tormentas de nieve y granizo y mucho más. Los volcanes inactivos desde tiempos inmemoriales entrarán en erupción y cambiarán el clima del mundo negativamente. Los volcanes de reciente actividad también dejarán oír su rugir más a menudo, y los terremotos serán más frecuentes y sacudirán con más fuerza - sin descontar al hombre y su uso irresponsable de bombas atómicas en operaciones comerciales, en pruebas nucleares, y el uso de demás explosivos que conmocionan la corteza terrestre.
Si ya en el año 1978 éramos 4 mil millones de habitantes sobre la Tierra, entonces hoy esta cifra ya sobrepasa ampliamente las posibilidades de lo que la Tierra es capaz de brindar dentro de límites normales y sanos, sin necesidad de que el ser humano manipule e interfiera con la naturaleza, diezmándola, explotándola y devastándola para conseguir un mayor rendimiento de alimentos, y también sin que un sólo habitante tenga que sufrir hambre. La Tierra es realmente un planeta, y además uno maravilloso, que con todo lo que posee y sin ningún problema, es capaz de albergar y alimentar en abundancia a 529 millones de habitantes. El ser humano sin embargo, creó una inmensa superpoblación que lo obligó a producir, mediante la química y la genética, rendimientos sobrenaturales de todas las plantas alimenticias. Pero eso no basta, pues gracias a la creciente superpoblación, también las demás explotaciones de la Tierra, de todo tipo y de toda materia prima, han tenido que intensificarse para cubrir el incesante crecimiento de la necesidad de materiales. Y de que también se expande la destrucción del suelo fértil debido a la locura de la superpoblación y a través de los productos químicos y la expansión de terrenos para viviendas, etc., de ello no habla absolutamente nadie, como tampoco se menciona que muchos alimentos destinados al ser humano están saturados de productos químicos, y que una gran mayoría de estos consisten ya solamente de productos sintéticos.
En cada región de la Tierra originalmente vivía justo la cantidad de gente que dicha región era capaz de alimentar naturalmente. Tanto la química como demás venenos, la creación de nuevas variedades de plantas y la explotación intensiva del suelo, eran todavía completamente desconocidos. Esto cambió súbitamente durante la Edad Media, especialmente a partir de la Revolución Francesa, de donde surgió la disparatada idea que se debía incrementar el número de habitantes para poder rebelarse con más fuerza contra las autoridades y conseguir su destitución. Para ello, el pueblo se instigaba entre sí a la procreación y al aumento de sus descendientes para así volverse fuertes y poderosos. En esto también estuvo involucrado el cristianismo y sus sectas, donde especialmente se destaca el catolicismo, que, poderoso desde siempre, ha pregonado su errónea y demencial doctrina: “creced y multiplicaos”.