Lucha Contra la Superpoblación

Sin embargo, por un lado, es solamente para enriquecerse con el recaudo del 40% obtenido legalmente que es autorizado para cubrir los gastos financieros, y por otro lado, para seguir fomentando el problema de la superpoblación, activándolo y desbordándolo. Con esta aparente solidaridad humana, aunque en realidad acción destructiva e inhumana, no se logra aliviar el sufrimiento de las personas ni se soluciona el problema del hambre, sino que el sufrimiento y el hambre se fomentan aún inmensamente más. Este amor al prójimo y humanitarismo mal conceptuado y su resultante ayuda mal colocada resulta principalmente de un humanitarismo absolutamente falso que suele surgir a través de doctrinas religiosas, sectas, y demás enseñanzas equívocas que lo que menos demuestran es verdadero amor al prójimo o amor humanitario. Justamente así resultan problemas más grandes y más severos que los que ya existían. Mucha gente presta esta imprudente “ayuda” irresponsablemente y sin consideración hacia las cuestiones de la verdad absoluta, sin verdadera responsabilidad, sin respeto ante la vida, ni ante el cumplimiento de las leyes y mandamientos de la Naturaleza y la Creación, para de esa manera fomentar la desayuda y la destrucción de la vida aún más que nunca. No sólo la mal entendida compasión e influencias sectarias juegan un papel fundamental, sino también el hecho de que muchos necesitan de sus “acciones de caridad” para tranquilizar sus inquietas conciencias por el hecho de que viven en mejores condiciones que los demás. Sin embargo, no se dan cuenta que su bienestar proviene del esfuerzo propio y de la sociedad que conforma un país civilizado - y esto en primer lugar porque no dejan aumentar a su población o bien porque se mantienen en números bajos, o al menos en proporciones más sensatas que aquellos en los llamados países necesitados subdesarrollados, quienes se multiplican irracional e irresponsablemente como conejillos de Indias, para luego pasar hambre y clamar por ayuda porque carecen de una ayuda real en forma de un control de natalidad.
En todas partes donde es posible, los falsos humanitarios donan bienes y dinero para “Pan para Hermanos” y “Hambre en el Mundo”, etc., sin que realmente se preste ayuda, pues precisamente así ellos interfieren en contra de la razón y la naturaleza, la cual finalmente se defiende contra la superpoblación mediante las hambrunas; de esto ellos no tienen ni idea o no lo quieren saber. Así se procrean cientos de millones de hambrientos por medio de una compasión antinatural y por un falso amor al prójimo y como resultado de un falso humanitarismo, a pesar de que esto se podría evitar mediante un control de natalidad voluntario o el decreto de un reglamento coercitivo. Por el exceso de la masa humana se ocasiona forzosamente cada vez más problemas y más necesidades, por eso también se destruirá lentamente la fauna, la flora y la vida planetaria.