Lucha Contra la Superpoblación

Todo ello únicamente porque mucha gente está equivocada y no tiene ningún tipo de responsabilidad, ni para sí mismos, ni para sus propios descendientes, ni para sus prójimos, ni tampoco para el resto de la humanidad. Consecuentemente, no tienen ningún sentido de responsabilidad para el planeta, ni tampoco para la fauna y la flora de este mundo. Y todo ello únicamente porque los irresponsables son autoritarios y megalómanos y se ven a sí mismos como la misma Creación, y creen que su brutalidad corresponde a un pensamiento real y racional, mientras que realmente no son capaces con su fuerza de voluntad ni sus órdenes, de dejar crecer un sólo pelo en su cabeza. Realmente, a este tipo de personas no se les puede caracterizar como razonables, porque si fuera de otro modo, ¿Cómo podrían entonces seguir tolerando todas las acciones de las entidades religiosas y sectarias, y las falsas creencias de todo tipo, así como el delirio del extremismo con todas sus degeneraciones, y hasta llegar a instigar y defender que la vida en la Tierra y el mismo planeta se aniquilen y destruyan? Estos irresponsables, estos errados humanitarios, creyentes de sectas, partidarios de la demencia, causantes de la superpoblación y los desastres, así como destructores de la vida y del planeta, son los que, instigados por el falso humanitarismo de sus creencias sectarias, hacen todo lo posible para que los males de la Tierra aumenten drásticamente y se desborden cada vez más y amenacen y destruyan a toda vida, y así el ser humano de la Tierra se reproduzca aún a mayor velocidad, gravedad y desenfreno, que los conejillos de Indias.
En realidad, la mala administración y la corrupción son culpables también del mal de la superpoblación y de la lenta y cada vez más rápida destrucción de toda vida sobre la Tierra y del mismo planeta, así como también son culpables las organizaciones y los patrocinadores de la ayuda para los países en vías de desarrollo, aunque aquellos responsables no lo quieran admitir. Precisamente por medio de la ayuda para los países en vías de desarrollo que proviene de los países industrializados del así llamado mundo civilizado y de los países más ricos, se han hecho estragos en los países del tercer mundo, desde la tala de regiones tropicales hasta la devastación y desolación total de tierras que eran sumamente fértiles. Allí donde una vez habían bosques tropicales proveedores de oxígeno y reguladores del clima, hoy se encuentran suelos desolados y devastados, corroídos, saqueados y muertos, en los que apenas crece algún pasto, y donde habían florecientes campos y praderas, o donde habían tierras pobres de las que se podían obtener suficientes cosechas para sustentar la vida con diversos cereales y verduras, etc., hoy se encuentran desiertos de salitre, paisajes desolados y muertos, o pantanos infértiles que en muchos casos son criaderos de agentes patógenos letales.