Sobrepoblación 04

2. Hay una verdad espiritual o verdades espirituales que sin embargo, por la "finura" de la materia del campo espiritual, no se pueden probar con nuestros equipos de análisis de materia. Una verdad espiritual sólo puede ser reconocida por medio de la inteligencia, la razón y la lógica, etc., y por medio de una introspección o una reflexión al interior de uno mismo. Por ejemplo, el conocimiento de que algo yace escondido detrás del mundo material y lo influencia, (¡y así debe ser!) es un conocimiento espiritual. Ganar la verdad significa pensar, probar y comparar, sin pausa y constantemente, significa buscar, cometer errores y aprender de ellos.

3. El conocimiento es el paso previo a la sabiduría. La sabiduría es el resultado del equilibrio maduro de la lógica del conocimiento y su experimentación como certeza absoluta; con otras palabras: yo sé lo que es manejar apenas cuando manejar - si lo he aprendido

(mejor no continuo así, sino nunca concluyo)

Continuando: detrás de toda manifestación material que podemos captar con nuestros sentidos materiales (o que no podemos captar), yace escondido un campo espiritual que provee al universo material entero la fuerza necesaria para la vida y lo vivifica. Este poder espiritual posibilita, por ejemplo, que una semilla germine y crezca como una planta. Además, es así, que innumerables leyes reguladoras actúan a escondidas y cuidan que, por ejemplo, la Tierra no gire en una dirección diferente cada cuantos días, etc. Con la observación neutral de la naturaleza y del universo, uno no puede dejar de reconocer que en el fondo reina un orden maravilloso y que todo esta "engranado" lo uno con lo otro, como un gigantesco reloj, donde cada pieza es parte de una unidad superior. (Y al mismo tiempo se llega a la conclusión de que es imposible que sólo en la Tierra puede existir la vida!) Esta fuerza espiritual, a la que llamamos la Creación - para nosotros los gusanos de la Tierra, un secreto inmensurable - ha creado el Universo de sí misma, es decir, la regulación de leyes que posibilitan y posibilitarán hasta y desde hoy el desarrollo de toda vida. Así se desarrollan, en el curso de millones de millones de años, las galaxias, las estrellas, los planetas, etc., seguidos por la primera vida vegetal primitiva, luego la fauna, y finalmente los seres humanos - todo bien colocado y nada dejado al azar; una sequencia continua de "causa y efecto". Naturalmente, el hombre no apareció repentinamente un día en su forma actual, sino que tuvo un largo desarrollo detrás de sí y un deber muy especial ante sí. Al contrario de las vidas vegetales y animales, la Creación, el espíritu universal, ha puesto en el ser humano una diminuta parte de sí misma, el así llamado espíritu. Esta entidad posibilita que el ser humano aprenda conscientemente, que pueda desarrollar la razón y que se vuelva consciente sobre el sentido de la vida y la clase y naturaleza del mundo, entre otras cosas. Esta entidad espiritual es inmortal, como todo lo espiritual, y su meta es formase continuamente más y más en el cuerpo humano durante el curso de millones de años, guardando en sí misma el conocimiento y la sabiduría, para un día, en un futuro lejano, volver nuevamente a la Creación, para que así ella misma evolucione aún más, pues así como el hombre tiene que aprender continuamente en pequeña escala, igualmente lo hace la Creación, en gran escala - un proceso que nunca parará.