Profecías y Predicciones

34. Ya desde ahora, y aún más en el tercer milenio, el ser humano sabe en lo profundo de su interior que él no debe dirigirse hacia las religiones y las sectas, sino hacia la verdad efectiva, hacia la verdad creacional, así como hacia las leyes y los mandamientos de la Creación; sin embargo, a pesar de que él oye la voz de la verdad dentro de sí, él no la quiere escuchar porque es atormentado por el miedo a la religión, y no se puede librar de sus creencias religiosas o sectarias porque cree que si lo hiciera, le esperaría un castigo divino.
35. Y cuando el ser humano busque la verdad efectiva entonces se le engañará y desorientará, pues en el tercer milenio, aún más que en el segundo, habrá un incontable número de sectarios que con falsas enseñanzas llevarán a cabo negocios rentables y conseguirán enormes ganancias de esa manera.
36. Tanto las personas simples como ricas verán solamente a su Mammon y sólo aspirarán a la riqueza, al lujo, a la diversión y las vacaciones, mientras que los mandatarios y las autoridades explotarán a los ciudadanos mediante toda clase de nuevos impuestos y gravámenes.
37. El Mammon traerá consigo muchas más flores del mal en el tercer milenio que en el segundo milenio, ya que la inmoralidad y la delincuencia al igual que la criminalidad económica y el fomento de las guerras, etc., no tendrán ya ningún límite cuando se trate de servir al Mammon.
38. Elementos criminales en posiciones de liderazgo financiero se regalarán a sí mismos millones en ganancias y remuneraciones, y realizarán malversaciones y llevarán a la ruina a compañías grandes y antiguas. Así mismo, ciudadanos irán a la quiebra cuando ya no puedan controlar sus finanzas, pues serán alejados del dinero tradicional y se les proveerá de dinero plástico en forma de tarjetas de plástico con las cuales vivirán por encima de las posibilidades de sus ingresos y pagarán todo bajo crédito, generando así deudas terribles; también aparecerán empresas especiales para la administración de las tarjetas plásticas, al mismo tiempo que los bancos promocionarán que sus clientes dependan de las tarjetas de plástico, las cuales se llamarán “tarjetas de crédito”, por lo que se enfocarán en la juventud especialmente, los que entonces acumularán montañas de deudas que los empujarán a la miseria y a apuros.