Profecías y Predicciones

130. Tal como en el presente, también sucederá en el tercer milenio - y ciertamente en mucha mayor medida - que los niños ya no disfrutarán de ninguna verdadera educación y sus conciencias no se formarán dentro del marco de la evolución, puesto que sus padres ya no les enseñarán la verdad, de tal modo que serán cada vez más y más ignorantes respecto a la verdad y a la enseñanza de la vida y ellos – así como sus padres – se volverán desesperanzados, ignorantes y rebeldes y sólo se entregarán a las diversiones.
131. En el tercer milenio el ser humano también se volverá más agresivo y se creerá ser el más alto poder, y en consecuencia golpeará en cualquier momento donde sea y como sea por motivos de odio, de furia, de codicia y celos; y él será fuerte con sus malos pensamientos y sus malos sentimientos y en sus acciones degeneradas, ya que el poder logrado lo hará impredecible, y aullando de alegría y cegado de rabia destruirá muchas cosas que han sido alcanzadas y construidas laboriosamente.
132. Bien dentro del tercer milenio el ser humano se volverá apocado y permanecerá empequeñecido en cuanto al desarrollo de su conocimiento y de su sabiduría y el amor, y será conducido por el poder y por querer dominar al prójimo, mientras que su cabeza estará repleta de conocimientos innecesarios y de falsas enseñanzas religiosas, sectarias, filosóficas, militares, belicosas y sedientas de sangre, de venganza y de desquite.
133. Tal como ha sido siempre, también en el tercer milenio el ser humano de la Tierra, por mucho tiempo no sabrá por qué él vive y muere, qué significa la muerte y qué significa la reencarnación y el nacimiento, pues tal como siempre se agitará inútilmente y buscará en vano la verdad de la Creación y sus leyes y mandamientos, puesto que tal como en la antigüedad, él es adicto a las religiones y a las sectas que lo hacen llorar como niño pequeño.
134. En el tercer milenio - tal como desde la antigüedad - los creyentes de las distintas religiones y sectas se pelearán, pues cada creyente querrá que su Dios sea el único correcto, no importa si se llame Shiva, Dios o Alá, de modo que muchos lugares de la Tierra se convertirán en campos de batalla cuando los cristianos, islamistas y judíos, etc., luchen entre sí, tal como en tiempos antiguos y también como sucede ahora, pues todos maldecirán a los otros creyentes como ateos y todos querrán defender y propagar la pureza de su fe hasta la muerte, aún cuando se les opongan grandes fuerzas que duden de la rectitud de su forma de actuar.