Boletín Especial 5

Quetzal: Todas tus palabras son correctas. Además queda por decir que George W. Bush construyó la guerra de Irak sobre la evidente evidente para personas sensatas mentira que los Estados Unidos, en su totalidad, están amenazados por Saddam Hussain. Esto se trata de un edificio de mentiras de una extensión tan horrenda como nunca antes se ha manifestado desde que existe la humanidad. A través de este insidioso e infame tejido de mentiras no sólo son engañados la mayoría del pueblo de los Estados Unidos, sino también todos los potentados y partidarios (de Bush) en otros países, quienes se arrastran como criaturas asquerosas alrededor de Bush, llenos de miedo y cobardía tratando de obtener favores que él les concede hasta que ya no los necesite o los declare enemigos o desate una guerra contra de ellos. A través de las mentiras con que se ha edificado el supuesto peligro que proviene de Saddam Hussain, se está justificando y se ha justificado el ataque de guerra estadounidense y británico; una guerra que, como cualquier otra, viola todo derecho internacional y todo sentido moral, así como la dignidad humana y el derecho a la vida de cada ser humano. Ni los Estados Unidos ni Inglaterra, o ningún otro país tiene el derecho ni razones legítimas de expulsar mediante actos de guerra a un dictador u otro tipo de déspota de su posición de poder. Quien sin embargo haga algo así, es sin lugar a dudas un déspota, un dictador o un terrorista que no tiene cabida en el oficio de dirigente de estado. De hecho, nunca jamás la guerra ha sido un medio para resolver problemas políticos o religiosos, ni pleitos, etc. Problemas del tipo mencionado, así como pleitos, sólo pueden superarse a través de la sensatez, la comprensión, la sabiduría y el amor, o incluso en caso que deba aplicarse, una violencia no violenta. Esto significa, por ejemplo, que el pueblo, mediante la fuerza de su unión, destituya a un potentado incapaz, irresponsable, asesino, carente de conciencia y autócrata, mandándolo a un destierro controlado de por vida, donde ya no pueda ejercer ningún tipo de poder.