Boletín Especial 2

No obstante, la sensatez no se basa en que Norteamérica, sabrá el diablo cómo, refuerce tremendamente todo su material bélico, mientras que se lo prohíbe a otros estados, y como un poder mundial que lo devora todo, los obliga a la guerra si no se someten a la voluntad norteamericana. Como siempre y repetidas veces se ha comprobado desde que existe ese estado, toda la sabiduría de Norteamérica consiste en destrozarlo todo, bombardear, esclavizar y someter a otros y reforzar su potencial bélico con todos los medios posibles. En ese país, la minoría pacifista no es escuchada. ¿Pero cómo podría ser diferente esto en un país en el cual la injusticia prevalece ante la justicia, en el que reina la pena de muerte y donde muchos inocentes son ejecutados mientras nadie clama por la justicia?

El hecho es que mientras más Norteamérica se inmiscuya en los asuntos de países extranjeros, se instale en éstos y continúe jugando el papel de policía mundial queriendo incorporar al mundo entero y todos los pueblos y mantenerlos bajo su control, tanto más habrá odio y terror así como golpes de venganza y de desquite en contra de Norteamérica y aquellos que los apoyan y los siguen. Sólo cuando Norteamérica se retire del mundo y desaparezca de todos los países en los que se ha instalado en forma militar, política, religiosa y económica, la tranquilidad, la libertad y la paz podrán encontrar un camino hacia la realización. Ella debe renunciar sus obsesiones de poder, igualmente como su locura de jugar el papel de policía mundial. Y Norteamérica debe desarrollarse de tal manera que ningún elemento instigador de guerra sea tolerado en el gobierno ni en el pueblo, como también debe ser el caso en Israel, en Irak y en Palestina. También G. W. Bush, Sharon, Arafat y Saddam Hussain deben ser desplazados de sus posiciones de poder, así como también todos los otros poderosos dirigentes que abusan de su poder y los que son responsables de injusticias, de alta traición, del terror, la pena de muerte, la guerra, de comandos suicidas, de asesinatos políticos, de asesinatos de servicios secretos, de delincuencias, entre otros. Solo una alianza comunitaria de la humanidad con el fin de expulsar de las posiciones de poder a los falibles, los criminales, los irresponsables, los codiciosos del poder, los irresponsables, los agitadores de guerra, cobardes, llenos de odio, los sedientos de venganza y autoritarios poderosos de estado y sus seguidores etc., da la garantía de poder evitar la creciente amenaza de una Tercera Guerra mundial, la cual nos acarrearía muerte, destrucción, miseria y horrores como jamás han aparecido en su temible magnitud desde la existencia de la Tierra y desde la existencia del ser terrestre.