Boletín Especial 10

Dos Conversaciones con Ptaah y Una Conversación con Quetzal

Continuamente me preguntan de distintos lugares cómo vemos yo y los Pleyarianos el asunto del presidente norteamericano George Walker Bush. Por eso quisiera presentar para todos los interesados el siguiente extracto de la conversación entre yo y Ptaah que tuvo lugar el 6 de Diciembre de 2003:

Billy: …Hablemos sobre otra cosa: ¿Podrías decirme si conoces la motivación real del presidente norteamericano George W. Bush con respecto a por qué dirige la guerra especialmente en países islámicos? En mi opinión, el tipo cree haber sido llamado por Dios a eliminar el Islam, por lo que dirige una verdadera guerra religiosa contra el Islam que encubre diciendo que él está luchando única y exclusivamente contra el terrorismo.

Ptaah: Bush era un alcohólico y se ha convertido al evangelismo porque cree que dios se le apareció y que, en su nombre, ahora es un ángel de venganza contra los de otras creencias, particularmente con respecto a los creyentes del Islam. Él vive efectivamente en el delirio de la creencia de su secta, y en consecuencia él también tiene la ilusión obsesiva que dios le ha dado un signo y le ha encomendado que debe declarar la guerra contra los creyentes de otras religiones. Su locura en este respecto ha llegado tan lejos que, siendo cautivo de las creencias de su secta, ya no puede diferenciar más entre su imaginación y la realidad, y además alardea, con demente presunción y orgullo, de haber sido encomendado como vengador directamente por su dios. Esto él lo demuestra, tanto con toda su muy estúpida y poco inteligente forma de hablar, como también por sus movimientos y gestos, los cuales demuestran un egocentrismo increíble y una insuperable megalomanía. No obstante, él entiende estupendamente cómo abusar de personas que son fáciles de influenciar y son de escasa inteligencia y sugestionarlos para que se sitúen a su lado, para de esa manera usarlos como instrumentos en sus sangrientas conquistas y campañas de venganza. Lastimosamente, aquellos tontos y débiles mentales no se pueden dar cuenta de su verdadero carácter, y en consecuencia le son obedientes y le lamen la comida de su mano, como perros abatidos.