La Misión

  1. ¿Es verdad que el ser humano no vive solamente una vez?
  2. Eso es correcto. El ser humano está sujeto a la ley de la encarnación, y la forma espiritual está sujeta a la ley de la encarnación, es decir, a renacer. Este hecho ocurre también con todas las otras formas de vida que disponen de una conciencia y de un espíritu capaz de evolucionar. Por eso, cuando el ser humano muere, su forma espiritual, abandona el cuerpo físico y se traslada al reino espiritual del más allá, para reposar y aprender allí el tiempo necesario hasta que pueda reencarnar nuevamente en un cuerpo material. El propósito de la reencarnación y de tantas vidas es que el ente espiritual del ser humano, siendo parte de la Creación, pueda evolucionar junto con la conciencia global, hasta el punto de llegar un día a integrarse a la Creación y poderse unificar con ella, evolucionando de esta manera la misma Creación.
    La continua reencarnación sirve tanto para la evolución del espíritu del ser humano, como también para el conjunto global de la conciencia, de la cual se forma la personalidad y la propia conciencia. Y para que el espíritu se desarrolle de manera amplia y elevada en su conocimiento y en su sabiduría y armonía, etc., hasta que alcance la relativa perfección más alta posible, son necesarias muchas vidas, o sea, las reencarnaciones o los renacimientos. De otro modo sería absolutamente imposible que la forma espiritual se desarrollara durante una sola vida hasta el grado de ser relativamente perfecto. Para esto son necesarias incontables vidas y reencarnaciones cuyo número se calcula en millones. Tan sólo para liberarse del cuerpo físico y para poder entrar al mundo puramente espiritual y no corporal, el ser humano necesita entre 60 y 80 mil millones de años, es decir, de seis a siete veces más de lo que afirman los científicos terrestres que es la edad del universo,
    Además, esto debe quedar claro: las opiniones y enseñanzas que afirman y proponen que las personas pueden reencarnar, por ejemplo, en un animal, son absolutamente equívocas y falsas. El ser humano siempre vuelve a renacer como ser humano, ya que eso es lo que requiere el espíritu de la Creación dentro de él, el cual es capaz de evolucionar. Por lo tanto, una persona nunca puede reencarnar como animal o algo así, sino única y exclusivamente como ser humano; es más, como regla, también sólo de acuerdo a su raza – donde naturalmente pueden haber desviaciones que sólo ocurren en casos especiales, pero aclararlos aquí nos llevaría demasiado lejos.
    Del mismo modo, los animales nunca pueden nacer como seres humanos, ya que sus formas de espíritu no están orientadas hacia esta dirección ni han sido predestinadas para evolucionar en el conocimiento y la sabiduría, como es el caso con la forma espiritual o el espíritu de los seres humanos.