Sobrepoblación 04

Una Palabra Adicional
Acerca de la Sobrepoblación
¿Qué Dicen Otros Sobre el Tema de la Sobrepoblación?

Por Elisabeth Moosbrugger, Alemania

Desde antes de que Billy en 1953 haya emprendido públicamente la lucha contra la sobrepoblación, la cual continúa por medio de la FIGU, ya había personas inteligentes y sabias en este mundo que habían advertido muy urgentemente y claramente sobre este mal, el mayor de todos los tiempos. Citaremos las palabras de tres de todas las personas de pensamiento avanzado, quienes reunieron el valor firme y la fuerza necesaria y no desertaron de expresar la verdad por miedo vacilante o cobardía miserable.

El teólogo inglés, historiador y científico de economía, Thomas Robert Malthus (2-17-1766 hasta 12-23-1834) ya había hecho en el año de 1798 alusión a este futuro problema. Sobre él se puede leer: "mientras atendía una parroquia (él fue un pastor protestante) se ocupaba - durante la época de la creciente miseria de las masas por la incipiente industrialización - con asuntos teóricos acerca de la población, y publicó en 1798 la obra modelo, "Ensayo sobre la Ley de la Población y sus Efectos en el Futuro Progreso de la Sociedad". En su famoso ensayo, él publicó su doctrina, desde entonces conocida bajo su nombre, de que el crecimiento de la población sigue una ley geométrica, y por otro lado, el crecimiento de las fuentes de alimentación sigue una ley aritmética; que bajo estas circunstancias las condiciones de vida de los pobres se vuelven más y más desesperantes; que de continuar así, los medios para la vida finalmente no alcanzarán más, a no ser que la hambruna o las guerras disminuyan la población de la Tierra; que habría que aconsejar contra los matrimonios imprudentes y de edad muy joven, y que las personas deben dedicarse al control propio de su multiplicación."

El escritor inglés, Aldous Leonhard Huxley (7-26-1894 hasta 11-22-1963) advirtió acerca de la creencia ciega en el progreso ya desde la primera mitad del siglo 20. A él le inquietaba profundamente el excesivo crecimiento de la población de nuestro planeta. En el año 1954 hizo el siguiente manifiesto: "Si no se resuelve, este problema hará que todos nuestros demás problemas no tengan solución".

Él también reconoció que el mayor peligro para la libertad del hombre está en la reducción de nuestro espacio de vida causada por el número excesivo de todos nosotros. "Cuando el creciente número de seres humanos en el futuro se peleen por los cada vez más y más escasos tesoros de la naturaleza, entonces retoñará la semilla de la dictadura. Los dictadores aparecerán como salvadores cuando se clame más y más fuertemente por una solución urgente y también por un "hombre fuerte". Una humanidad en penurias es una presa fácil para líderes despiadados y violentos".

El tercero al que desearía citar es el profesor de astrofísica Heinz Haber (5-15-1913 hasta 2-13-1990). En el año 1973, él escribió en su libro "¿Muere el Planeta Azul?" los párrafos abajo citados. Él, sagazmente, hasta calculó el número de la población según lo que en la Tierra toleran la naturaleza y las condiciones naturales dadas, lo cual prueba que no solo Billy y la "Freie Interessengemeinschaft" hablan de alrededor de 500 millones de seres humanos. Uno puede leer como sigue: "de hecho es así, que los problemas más urgentes del futuro de la humanidad giran alrededor de la sobrepoblación de nuestro planeta como un centro gravitacional. ...

Con la caída del equilibrio de su propia población, ahora el hombre amenaza también con deribar el equilibrio de todo el planeta. Sólo esfuerzos mayores e inmediatos nos pueden ayudar, pues estamos sentados sobre una bomba de tiempo humana que irresistiblemente avanza hacia una pronta explosión. ...

El problema que hoy, a finales del segundo milenio de nuestro cómputo del tiempo nos salta a la cara, es con mucho la mayor crisis que la humanidad ha tenido que experimentar desde sus orígenes. Todos los otros eventos históricos, comparados con este problema, se desvanecen en insignificancia histórica. El número de la población de la humanidad de la Tierra ha salido fuera del marco equilibrado de la naturaleza. Y esto - como lo hemos aclarado anteriormente - significa una catástrofe en el sentido auténtico de la palabra.

... ¿Cuántas personas debe haber realmente sobre la Tierra? Este número depende del tamaño de nuestro planeta, de la energía solar que continuamente cae sobre el mismo, y la capacidad de nuestras plantas de utilizar biológicamente esta energía solar. ...

Un simple cálculo demuestra entonces que el límite de tolerancia natural de nuestro planeta azul para seres humanos es aproximadamente de 500 millones de personas. ...

Ahora vemos que sólo hemos podido exceder nuestro límite naturalmente reconocido de 500 millones porque hemos tomado energía adicional. Un porcentaje predominante de esa energía lo hemos extraído mediante la combustión y uso de combustibles fósiles: el carbón, el petróleo y el gas natural. ...

El fastidioso problema de la contaminación ambiental suele ser atribuído a los excesos de nuestra moderna sociedad industrial y a la avaricia del sistema capitalista. Si esa aserción se examina más cuidadosamente, se ve que es completamente falsa. Al fin de cuentas, todos estos problemas tienen su origen en la presión causada por el continuo crecimiento de la población, lo cual es obvio tanto en los países occidentales como en los países socialistas y en las naciones del tercer mundo. ...

Hoy en día, que todos saben que ya hay demasiados miembros en la tripulación de nuestra nave espacial, la Tierra, debemos aprender a ver a nuestras antiguas formas de pensar y a las heredadas tradiciones sobre la multiplicación humana con ojos completamente nuevos. ...

En las décadas hasta mediados de este siglo, a la mayoría de nosotros se nos ha escapado con qué velocidad comenzó a levantarse la ola de la población de la Tierra, de modo que - precisamente como una gran ola en el Pacífico - algo muy decisivo debe pasar pronto. ...

Ya previamente hemos señalado que en el problema cada vez más y más urgente del superdesarrollo de hoy, es muy difícil diferenciar entre la causa y el efecto. Esta también es la razón de por qué sólo difícilmente se aísla el elemento culpable de los diversos males de nuestro planeta azul. Adicionalmente, todavía se presentan dos elementos psicológicos más que dificultan mucho el estudio de nuestro problema. Las condiciones que lentamente se empeoran más y mas, no se registran muy bien en la conciencia, pues día a día crecen muy desapercibidamente. Así nos acostumbramos a la pestilencia que crece día tras día en nuestras grandes ciudades y al creciente y fastidioso ruido. ...

Parece que la humanidad todavía carece completamente del reconocimiento de que el crecimiento de la población, a pesar de mayores esfuerzos, debe llevar cada vez más y más hacia el empobrecimiento progresivo.

Hace pocos años atrás, una serie de destacados científicos de la ecología y de la alimentación había hecho la sugerencia que en la India no se debe ayudar más en las hambrunas de ese tipo. Eso suena tan brutal e increíblemente inhumano que uno no puede evitar sino enfurecerse ante esas aserciones. Aunque en realidad, esos expertos han hecho sus sugerencias con el espíritu del amor cristiano al prójimo si uno cuenta el número de personas cuyos sufrimientos han sido aliviados. Si se ayuda a los Hindúes en hambruna, entonces se da a la población de ese subcontinente la posibilidad de sobrevivir y de continuar con su incremento promedio de alrededor de un millón de personas por mes.

Debemos contener nuestra desenfrenada fertilidad. Debemos paralizar nuestra multiplicación destructiva e incluso debemos disminuir decisivamente en nuestro número. ...

Si procuramos un control de natalidad a nivel mundial, entonces tenemos que tratar con enormes obstáculos; obstáculos formados por nuestra biología, nuestra sicología y nuestras tradiciones profundamente arraigadas. Muchas personas pensativas que se han dedicado a este problema están muy pesimistas. No parece del todo - así dicen ellos - que se puedan tumbar estas enormes barreras en los próximos 20 ó 30 años. E incluso este tiempo parece muy largo. Esta es la razón de por qué parece inevitable una población de ocho, diez o tal vez hasta doce mil millones de personas durante la primera década del próximo milenio. Los pesimistas entre nosotros tienen todos los argumentos fuertes en su favor. ...

La esperanza de nuestros optimistas se basa en que nosotros, como humanidad, entendamos las razones de nuestro dilema. Por eso es importante que cada uno comprenda la interdependencia de las leyes naturales en la que nosotros y nuestro planeta estamos firmemente integrados. Sólo entonces podemos actuar de forma razonable. ...

Está comprobado que con nuestras acciones ya cargamos con una responsabilidad considerable del destino de nuestra especie también hasta en el próximo milenio.

Una Palabra Adicional Acerca de la Sobrepoblación

Por Barbara Harnisch, Suiza

La sobrepoblación no es un tema que concierne sólo a los países del tercer mundo y a los gobiernos, sino también al mundo occidental, a los así llamados países ricos y también a todo individuo. Realmente ya no se puede entender por qué el hombre de la Tierra no quiere comprender que todos los problemas y males de este mundo resultan únicamente del hecho de que simplemente hay demasiadas personas. Nos pisamos los unos a los otros, nos ponemos los nervios de punta uno al otro, y nos convertimos lenta pero inevitablemente en seres adaptados y reducidos a una función. Así nos olvidamos más y más de cómo ser seres humanos reales. Con nosotros en el mundo occidental tal vez los efectos de la sobrepoblación todavía no son tan drásticos como para los que sufren de hambre en el tercer mundo, pero también aquí se están presentando las primeras catástrofes que trae consigo la inundación por la masa humana. El número de desempleados se eleva rápidamente, y también forzosamente el número de criminales, pues como dice el dicho - el que no tiene, toma. Y que esto lleva a horribles masacres humanas y a guerras espantosas, lo prueba el desfile diario de terribles noticieros.

Especialmente con nosotros en Suiza, un diminuto país que desaparece por su pequeñez ante toda la Tierra, nos imaginamos que estamos seguros y protegidos porque todo está en tan buen orden y el gobierno tiene todo bajo control. Ciertamente no quiero criticar la forma de gobierno de Suiza, porque sin duda es un país con el mejor cumplimiento de leyes, pues si fuera de otra forma, no nos iría tan bien. Pero justo por esto mismo nos mantenemos demasiado despreocupados ante los problemas en nuestro contorno, como que si la sobrepoblación, con todos sus males y su destrucción del planeta, fuera a parar ante las fronteras del país.

Primero el uno o el otro, lenta pero seguramente, siente en su propio cuerpo que con nosotros esto tampoco puede continuar así para siempre. Muchos ya no tienen trabajo o ganan muy poco como para poder alimentar, mantener y sostenerse a sí mismos y a sus familias. Pero el individuo todavía no se siente afectado, puesto que mientras sólo sea el vecino, nos dan igual los males del planeta.

Es inconcebible que el planeta azul, una vez tan maravilloso, sea casi completamente destruido por seres vivientes que fueron designados, como criaturas más desarrolladas, hacia un desarrollo aún más alto. Así como antes la naturaleza significó para el hombre el recreo en todo aspecto, así debe ahora protegerse contra ella, a sí mismo y sobre todo a la nueva generación que viene. Especies enteras de flora y fauna ya no existen más; la luz del sol, luz que debía mantener la vida, se ha vuelto un rayo nefasto, ya que el hombre ha destruido la capa de protección de ozono que envuelve el planeta. Las aguas están tan contaminadas que el bañarse en ellas es una prueba de valentía, pues muchos salen con diversas toxinas del supuesto baño refrescante. Las catástrofes de origen natural, como las erupciones de los volcanes, terremotos, inundaciones, sequías, etc. hacen el resto. La lista de los peligros que la vida, por su propia culpa trae consigo, es interminable. Nuestro tiempo sobre la Tierra no se puede describir más como vida, sino meramente una lucha por sobrevivir, si se considera todos los peligros y riesgos. ¿Y por qué? porque el hombre, con su insensatez, se multiplica como conejillo de Indias; porque él, de esa manera, toma más materia prima de lo que la Tierra le puede dar; porque él, por su gran número, produce más desecho de lo que la Tierra puede procesar, y porque él, por sus investigaciones progresivas, produce tal cantidad de venenos, que la Tierra, sobrecargada por los mismos, apenas puede respirar.

La Tierra "tose" y "escupe", ella es saqueada y torturada y amenaza con sofocarse, pero aún así, año tras año, trae sus espléndidos colores a flor y le da al hombre, con sus ultimas fuerzas, lo que todavía le queda a la naturaleza enferma.

Sin embargo, se sabe generalmente que los seres vivos enfermos suelen retoñar una vez más un poco antes de morir y parecen mejorar. ¿No produce fruta un árbol enfermo porque siente que muere, y no suele ocurrir que una persona que por meses ha estado en cama, pronto antes de su muerte repentinamente se levanta y hasta por poco tiempo puede caminar? También nuestro planeta es un ser vivo que respira y pulsa, pero el hombre lo ha descuartizado con su sobrepoblación desmedida, él ha destruido todo; él ha envenenado, incendiado y torturado su propio hogar. ¿Y qué pasará entonces, si la naturaleza colapsa repentinamente porque el interior del planeta ha sido vaciado, porque es aplastado por el peso de la gigantesca masa humana, porque la foresta y las aguas están arruinadas y muertas y el aire está envenenado? Esto sucederá con seguridad, ya que no podemos parar el saqueo excesivo de la Tierra si la población de la Tierra continua creciendo en alrededor de 300.000 personas cada día. Por lo tanto debemos de considerar el colapso del ecosistema, y de hecho no en un par de años, sino ya, hoy día, porque no tenemos ninguna oportunidad más de cambiar y de retroceder, ni podemos tampoco simplemente empacar nuestras cosas y viajar a algún otro sitio donde estemos mejor.

La esfera terrestre flota en el espacio infinito, y si ella exhala su vida porque el hombre la mata, entonces el hombre también debe perecer con ella. Nada más atestiguará entonces que una vez existió un maravilloso planeta azul con vida humana. Su luz simplemente se extinguirá y la humanidad será borrada de un golpe. Este hecho parece ser olvidado fácilmente por los habitantes de este planeta. El ser humano cree que en algún momento ocurrirá un milagro, que de algún sitio vendrá una solución. Pero ningún milagro ocurrirá, por lo contrario, la siniestra profecía del final del mundo se acercará si no nos levantamos todos unidos para cambiar inmediatamente la situación. Para un cambio positivo sólo hay una solución: ¡la humanidad debe reducirse!

Nosotros no podemos ni debemos ser indiferentes a lo terrible que acontece al otro lado del mundo porque esto afecta inmediatamente a toda persona. Todos vivimos y existimos sobre el mismo suelo, y todos dependemos del mismo.

¿Pero qué es lo que hace al ser humano tan ciego, sordo, mudo e indiferente? Los anuncios diarios de catástrofes no lo conmueven; o bien se conmociona por poco tiempo, pero eso le pasa rápidamente. Él aguanta calmadamente los terribles noticieros y no se da cuenta de cómo él se degenera cada vez más y más en simplemente una figura titulada: "humano".

Claus Jacobi dijo en su libro titulado "Nos Quedan 100 Años": "Así como ocurrió la explosión demográfica, así ocurrió la contaminación del planeta - por encima del límite de percepción óptica del hombre. Vino lentamente, cada día un pequeñito, inmensurable e imperceptible poquito más."

Con certeza él está correcto en esto, puesto que si la destrucción del planeta causada por la sobrepoblación hubiera ocurrido de golpe, entonces el hombre seguramente hubiera actuado, él se hubiera defendido, porque cada uno lo hubiera sentido en su propio cuerpo. Pero gracias al lento y luego más y más rápido crecimiento de la humanidad, el individuo no conoce otra cosa que las restricciones y ya no se da más cuenta de ellas.

No obstante, ya no más es excusable cuando la persona se queda inmóvil y se resigna simplemente. No es ningún argumento decir: "¿qué puedo hacer yo sólo contra el gobierno y contra el público?", ya que el individuo mismo constituye el público. Cada persona por sí sola puede hacer algo, así sea sólo informar a otros sobre el origen de todos los males.

Nosotros tenemos la elección. O firmamos ya nuestra propia sentencia de muerte y con ello la de la humanidad entera, o introducimos medidas inmediatas y radicales, que contengan efectivamente el crecimiento constante de la populación humana. Para eso sólo hay un camino: debemos parar esta multiplicación parecida a la de los conejillos de India. Debemos evitar que se procreen más vidas, pues una vez que estén en el mundo, toda forma de vida tiene el derecho de cumplir su plazo de vida completamente hasta su fin natural. Por lo tanto, no se pueden tomar medidas apenas cuando el individuo ya esté aquí, sino que se deben aplicar de tal manera que no se pueda engendrar nuevos seres humanos por un período de siete años, según un sistema predeterminado.

Sin embargo, este es en realidad uno de los puntos más débiles, ya que el ser humano prefiere producir hijos en serie, y sólo después, desesperadamente, trata de controlar todos los problemas actuales de falta de alimentación, contaminación ambiental, falta de espacio, falta de trabajo, etc. Él prefiere hacer eso antes que reflexionar sensatamente y ver que con cada individuo adicional en el mundo, las miserias y los problemas se multiplican y se vuelven insolubles. Sólo un egoísmo sin límite puede llevar a una familia por el mal camino de tener muchos hijos, pues nadie querrá sostener que hoy en día se puede dar a varios hijos lo que legalmente les corresponde conforme a las leyes creadas. Así por ejemplo, un niño tiene el derecho a un sano desarrollo síquico y corporal. La realidad, sin embargo, ridiculiza en forma humillante estas intenciones tan honorables, ya que sobre la Tierra ya no hay ningún sitio más donde la naturaleza todavía no esté sufriendo. Para que ella se pueda recuperar, necesita tiempo y espacio, y esto sólo se puede realizar si la humanidad reduce sus números a niveles acordes a la naturaleza, a lo que el planeta es capaz de soportar. Cada jardinero sensato planta en un terreno sólo el número de plantas que se puede desarrollar saludablemente en dicho terreno. Si las plantas estuvieran demasiado cerca una a la otra, entonces se atrofiarían y nada de esto serviría. Así precisamente también ocurre con el hombre. Él sólo puede ser un ser humano real cuando posee los requerimientos necesarios para la vida. Esto a su vez, es posible sólo cuando en la Tierra habiten tantas personas como ella es capaz de sostener.

Se les debe dejar a las autoridades que introduzcan leyes estrictas para la realización de la suspensión de nacimientos por 7 años y su control correspondiente hasta que la población mundial se haya reducido a 529 millones. Quien clama ahora que cada familia tiene el derecho propio de decidir, considere lo siguiente: a través de la suspensión de nacimientos no se prohíbe concebir hijos de por vida, sino sólo por siete años respectivamente. Una mujer es capaz de tener niños por alrededor de 20 años, así que siempre podrá tener niños. La suspensión de nacimientos no es ninguna renunciación o pérdida, al contrario, es una ganancia en todo respecto, ya que en 7 años una persona puede trabajar mucho en sí mismo, puede alcanzar cierta madurez y evolucionar junto a su cónyuge, lo que a su vez es un bien para el hijo. Además - y esto es lo más importante - el niño puede nacer en un mundo que se está curando, en el que los seres humanos nuevamente podrán ser seres humanos y todas las otras cosas buenas.

El Aborto

Edith Beldi, Suiza

Cuántas personas hubieran sido ayudadas si hubieran tenido la valentía y la determinación de luchar contra todas las estúpidas y equivocadas ideas dogmáticas-morales, y hubieran interrumpido el embarazo, o sea realizado un aborto.

En este sentido quiero ser muy clara acerca del aborto. Hay muchas situaciones en las que simplemente hay sólo una solución, es decir, el aborto.

La violación sexual es la primera que me viene a la mente. ¿Quién puede aguantar tal cosa? y ¿quién quisiera un hijo de tal unión? Tal vez la mujer esté hasta casada: ¿qué haría el marido con tal hijo?. A un niño que es producto de la violación sexual le iría muy mal en este mundo. Sólo la pregunta de quién es su padre trae consigo muchos problemas. Además todavía se presenta un eventual perjuicio síquico para un niño de tal procreación. Se puede leer lo importante que es el estado síquico de ambos cónyuges durante la concepción, desde la página 13 del Libro de Nombres (publicado por la editorial Wassermannzeit, de la FIGU).

Sería muy injusto hacerle eso a un niño, por lo tanto viene la consideración del aborto. Aquí no puedo entender más la estúpida, primitiva e inhumana actitud de ciertas sectas y religiones, y particularmente del papa, con respecto al rechazo del aborto, ni tampoco puedo encontrarle ningún sentido. Para la mujer, esto es una inhumana e infame humillación a más no poder (¿no se demanda y se espera eso de la mujer religiosa?). Mentes megalómanas demandan, menospreciando la mente y el honor de la mujer violada, que ella, con amor, cargue y dé a luz al fruto de la violación, y que lo quiera como a sus otros hijos, los concebidos con amor y honor. ¿Puede alguna vez la mujer violada olvidar lo que se le hizo? Yo pienso que no. Ella seguramente puede olvidar el dolor físico, pero jamás el síquico ni tampoco el recuerdo.

Como segunda razón quisiera citar la juventud. Una mujer joven queda embarazada; su enamorado y ella misma están en una situación que les exige demasiado ya que se han conocido sólo por cuatro meses. Ambos son de carácter sensato y ven la solución sólo en el aborto, lo cual se tiene que aceptar, ya que después de cuatro meses todavía no hay ninguna garantía de que los dos se comprometan a vivir juntos. También, en cuatro meses no se puede establecer ninguna definición, lo cual sería muy importante para el bebé que está en el vientre. Primeramente se deben crear condiciones óptimas antes de realizar una concepción. Este conocimiento se ha ido al olvido, aunque es de gran importancia para el ser humano. Esto probablemente está anclado en el lema que sacó la iglesia: "fructificad y multiplicaos".

Como tercera razón quisiera referirme a la enfermedad. Gracias al conocimiento científico y técnico, hoy en día es posible determinar, en el vientre mismo, si el nuevo infante es mongólico o tiene otras enfermedades. Qué ventaja. Si se determina una enfermedad severa para el futuro ser, entonces se puede realizar un aborto, lo que en tales casos sólo es una ventaja para el ser humano. Cada ser humano tiene el derecho a un cuerpo y una mente sana y a llevar una vida libre de sufrimientos y a poder progresar en su evolución.

Como sabemos gracias a diversos escritos de Billy, el mongolismo destruye la conciencia material, más no el espíritu, como es asumido falsamente. Por lo tanto, no llega ningún impulso evolutivo importante a la conciencia del espíritu, por lo cual esta persona se estanca por todo el tiempo de su vida. El espíritu de tal cuerpo enfermo ha desperdiciado entonces fácilmente de 30 a 70 años. Entonces aquí también el aborto sería la única solución.

Y a las mujeres que por razones de salud no pueden dar a luz, pero quedan embarazadas a pesar de esto y de las que el 90 % moriría si daran a luz - ¿se debe prohibir el aborto?

Todavía hay miles de razones para el aborto, pero las aquí mencionadas me parecen las más importantes.

El aborto no representa absolutamente ningún asesinato. En ciertos casos es hasta una defensa propia absoluta. Quien conoce el sexto mandamiento del Decálogo (disponible de la F.I.G.U, editorial Wassermannzeit), puede leer en el mismo: "No debes matar por razones degeneradas". La lógica y el razonamiento, por lo tanto, siempre son decisivos.

Yo he conocido varios casos de mujeres que han tenido un aborto. Psíquicamente no les ha ido muy bien en el comienzo, pero la razón siempre triunfó, y todas están contentas de haber tomado esa decisión. Todos deben tener presente que es una intervención dolorosa. Las mujeres que por razones lógicas deciden abortar, son mil veces más responsables que aquellas que dejan que todo les pase, esto debe ser obvio. Pero no, a las personas responsables todavía les echan la bronca aquellos que no quieren tener absolutamente ninguna responsabilidad. Esta es la recompensa del mundo.

Todas aquellas mujeres que por razones necesarias lógicas abortan o han abortado tienen mi reconocimiento y mi entendimiento.

Naturalmente, una mujer no puede simplemente entregarse sexualmente al hombre sin pensarlo, o simplemente hacer el amor sin anticonceptivos y pensar que luego ella simplemente podrá abortar. Eso ya sería un homicidio.

Si planto 10 plantitas de lechuga y sólo puedo comer una y luego arranco y me deshago del resto, entonces esto sería una degeneración. También el aborto, en esta forma, es una degeneración que incluso se asemeja al asesinato. (la lechuga también es una forma de vida a la que se debe veneración y respeto como a todos los animales y seres humanos.)

Especialmente en nuestro medio hay para todos suficientes anticonceptivos que las mujeres pueden usar para protegerse. Ya desde tiempos antiguos las mujeres se cuidaban de los embarazos indeseados. En cada país se produjeron ideas y medios propios en este respecto. Por ejemplo en Japón, las mujeres ingerían miel con abejas muertas. En Africa del Norte, tomaban agua con la que se habían lavado cadáveres, o tomaban la espuma de la boca de los camellos. El Talmud babilónico menciona: "una mujer puede beber una copa de jugo de raíces para volverse infértil", etc.

En el pasado, la humanidad estaba más consciente con respecto a los descendientes indeseados. En el imperio romano, por ejemplo, la mayoría de la mujeres tenían un solo hijo, el así llamado hijo deseado. Este concepto ha desaparecido desde el tiempo de la cristianización y la expansión del catolicismo, puesto que repentinamente se estableció la tendencia de procrear hijos como conejos; sólo para por un lado, obtener aún más partidarios católicos, y por otro lado, para tener más combatientes contra las odiadas autoridades, especialmente durante y desde la Revolución Francesa. Estas ideas debieron haber venido de gente con ideas realmente muy miopes y de origen muy egoísta.

Las mujeres que conocían la herboristería también conocían ciertas hierbas que podían interrumpir el embarazo. Aquellas mujeres conocedoras, generalmente parteras o comadronas, fueron acosadas por la iglesia como brujas y fueron quemadas; especialmente aquellas mujeres que eran parteras y herboristas que hubieran podido prevenir una sobrepoblación.

La iglesia, como también la revolución francesa, son los causantes reales de la sobrepoblación. La iglesia quería elevarse a ser poder mundial y guiar la guerra de revolución contra las autoridades. Ellos necesitaban creyentes y soldados para por un lado, hacer fuerte a la iglesia, y por otro lado, derrocar a las autoridades.

Entonces continuamente se concibieron y nacieron nuevos descendientes. Así la iglesia no perdió el poder, y el lema "fructificad y multiplicaos" continuó siendo predicado y asumido inconsideradamente por la gente. Por aquel tiempo se descubrió América, y Africa fue ya ligeramente poblada por europeos de raza blanca, mientras que los habitantes de otro color fueron vistos como muy primitivos y fueron marginados. Los conquistadores blancos no preguntaban a nadie cuando descubrían y anexaban una isla o continente. Toda Tierra pertenecía automáticamente al respectivo país natal del descubridor. Como en el continente europeo ya no había más espacio y ya reinaba una cierta sobrepoblación, los conquistadores se movieron hacia los mayores continentes: hacia América, donde los blancos convirtieron a los indios de piel roja; hacia Africa, donde los blancos esclavizaron a los negros; hacia Asia, donde los blancos se asentaron como los señores de la colonia. La vida normal, en harmonía con la naturaleza, fue simplemente destruida por los inmigrantes religiosos, y las razas de otros colores fueron vistas como criaturas inferiores y tratadas de acuerdo a esa forma de pensar. Sus costumbres y hábitos fueron destruidos rápidamente, y un asesinato más o uno menos, les daba lo mismo a los blancos.

Hoy en día, como la sobrepoblación es tan grande y todo se vuelve tan estrecho, adónde pueden ir los conquistadores, ya no hay más continentes que capturar.

¿No tendría sentido aprender siquiera una vez de la historia y no cometer más los mismos errores!? Que pudiéramos ir hacia el tiempo en el que sólo hubiera el "hijo deseado" sería una bella y buena perspectiva para el futuro, y de hecho no sólo para nosotros de raza blanca, sino para los de piel roja, negra, y amarilla, etc. ¿No es más aconsejable interrumpir un embarazo, en lugar de ver a miles y a millones en la miseria? ¿No es tiempo que prestemos ayuda para el desarrollo real, es decir, la ayuda propia? Ya es hora de componer lo que nosotros, los de raza blanca, hemos destruido con nuestra megalomanía. Aquí pienso especialmente en el continente Africano. La gente allí muere de hambre, mientras que el gran jefe de la iglesia católica va de visita y prohíbe que las mujeres tomen la píldora o realicen abortos. Él predica irresponsablemente el antiguo lema: "fructificad y multiplicaos". ¿Qué clase de persona es esa? A tal individuo se le debería prohibir hablar y se debería sacarlo de su puesto. Esto correspondería a un acto puro de defensa propia. Con todas estas acciones criminales, en dónde se encuentra el muy glorificado humanitarismo del que estos irresponsables pretenden tener tanto?.
Como sabemos gracias a la historia, de la sobrepoblación resultan consecuencias devastadoras, y para que no continúen ya es hora de permitir oficialmente el aborto en todo el mundo, en forma lógica y con buena justificación.

Ayuda para Morir, la Interrupción del Embarazo, etc. - y la Verdad

Christian Frehner, Suiza

(Una carta abierta a un pedagogo)

Estimado Señor G.

Le agradezco su carta con fecha 7 de Octubre, en la cual usted me pide que le dé mi opinión sobre el diagnóstico prenatal, la interrupción del embarazo y sobre Peter Singer. Lo hago con gusto, aunque me es difícil decidir por dónde debo comenzar mi explicación. Es decir, no puedo ni quiero explicar en forma aislada los temas antedichos porque es importante para mi que usted u otros lectores u oyentes puedan ver, que con mi postura y actitud no se trata simplemente de unas ideas chifladas, sino que estas están arraigadas en una "visión del mundo" basada en lo que es y no en lo que debe de ser. (Suena un poco arrogante, ¿verdad?). Como mi conocimiento que logré sobre lo dicho, se ha formado durante varios años, mediante la lectura, conversando, y oyendo y pensando (por lo tanto, no todo es "ocurrencia" mía), mi explicación debería ser realmente larga. Para esto, sin embargo, no tengo tiempo sino hasta después, por eso mis explicaciones en esta carta omiten mucho que fuera necesario para el entendimiento completo de mi explicación. Es entonces inevitable la palabra "etc." como también comentarios en paréntesis que ocurrirán frecuentemente en esta carta. Los explosivos temas de la interrupción del embarazo y el diagnostico prenatal, entre otros, no pueden ser considerados simplemente por sí sólos, sino que están incondicionalmente arraigados en el contexto de la vida entera; ellos deben ser vistos como parte de un conjunto entero.

Antes de comenzar, debería hacer dos o tres comentarios importantes acerca del tema "la verdad":

1. Que la verdad en sí existe y que la verdad, sin embargo, también es relativa (de acuerdo a la conciencia de la persona, ésta reconoce una cierta gran parte de una misma verdad). Esto es, a pesar de otras opiniones de muchas personas, un hecho, y por lo tanto una verdad. Lastimosamente, el concepto "verdad" es malempleado frecuentemente, precipitadamente y sin pensar, y muchísimas veces cuando se trata del aspecto religioso; así por ejemplo, se habla de "la verdad de la creencia", lo cual es la paradoja más grande. Es una aserción contraria a sí misma. (Al contrario del conocimiento, la creencia se trata de algo que no tendrá prueba nunca; y al contrario de la suposición, en la que el hombre está consciente de que lo supuesto también puede ser falso, la creencia considera como verdad algo que no es verdad, sino sólo una ilusión, alucinación o algún disparatate. La creencia significa también que uno ha renunciado a considerar ciertos aspectos y a esforzarse por lograr más conocimientos, como por ejemplo con el concepto de Dios. Figurativamente se dice entonces que la creencia es como una "prisión autoelegida".) Por otro lado, se afirma que hay muchas verdades y que realmente todas las religiones son reales (como las diferentes caras de una misma moneda) - que realmente algo como la verdad no hay. Este punto de vista es obviamente falso, ya que hay una verdad en muchas cosas, o también, mucho es verdad. El problema es, y una lástima, que muy a menudo esta verdad no es reconocida. Así por ejemplo, una verdad o una aserción cierta es que nuestro planeta tiene una forma esférica (o casi así, a no ser por el allanamiento polar), y que el planeta no es plano (como algunos, obviamente incurables creyentes [¿en Inglaterra?], todavía lo creen). - Otra verdad es que nuestro universo puede haberse originado sólo de una manera, no de varias, y ciertamente, de esto hace un tiempo muy definido. Aún cuando en ese tema predominan afirmaciones muy diversas, es así, que o una afirmación es correcta y todas las demás son falsas, o todas son falsas si la "versión" correcta todavía no ha sido descubierta. Aún cuando millones de personas afirman o creen algo, eso no significa que necesariamente sea cierto lo afirmado. ¡También millones pueden estar equivocados! La firme convicción (creencia) de muchos, que el padre de cristo Jesús, quien de acuerdo a la biblia se ha permitido toda clase de errores y faltas (dicho en forma moderada), fue realmente capaz de crear el universo, con todo su majestuoso orden y su grandioso conjunto de leyes, esto o es cierto, o no es cierto.

2. Hay una verdad espiritual o verdades espirituales que sin embargo, por la "finura" de la materia del campo espiritual, no se pueden probar con nuestros equipos de análisis de materia. Una verdad espiritual sólo puede ser reconocida por medio de la inteligencia, la razón y la lógica, etc., y por medio de una introspección o una reflexión al interior de uno mismo. Por ejemplo, el conocimiento de que algo yace escondido detrás del mundo material y lo influencia, (¡y así debe ser!) es un conocimiento espiritual. Ganar la verdad significa pensar, probar y comparar, sin pausa y constantemente, significa buscar, cometer errores y aprender de ellos.

3. El conocimiento es el paso previo a la sabiduría. La sabiduría es el resultado del equilibrio maduro de la lógica del conocimiento y su experimentación como certeza absoluta; con otras palabras: yo sé lo que es manejar apenas cuando manejar - si lo he aprendido

(mejor no continuo así, sino nunca concluyo)

Continuando: detrás de toda manifestación material que podemos captar con nuestros sentidos materiales (o que no podemos captar), yace escondido un campo espiritual que provee al universo material entero la fuerza necesaria para la vida y lo vivifica. Este poder espiritual posibilita, por ejemplo, que una semilla germine y crezca como una planta. Además, es así, que innumerables leyes reguladoras actúan a escondidas y cuidan que, por ejemplo, la Tierra no gire en una dirección diferente cada cuantos días, etc. Con la observación neutral de la naturaleza y del universo, uno no puede dejar de reconocer que en el fondo reina un orden maravilloso y que todo esta "engranado" lo uno con lo otro, como un gigantesco reloj, donde cada pieza es parte de una unidad superior. (Y al mismo tiempo se llega a la conclusión de que es imposible que sólo en la Tierra puede existir la vida!) Esta fuerza espiritual, a la que llamamos la Creación - para nosotros los gusanos de la Tierra, un secreto inmensurable - ha creado el Universo de sí misma, es decir, la regulación de leyes que posibilitan y posibilitarán hasta y desde hoy el desarrollo de toda vida. Así se desarrollan, en el curso de millones de millones de años, las galaxias, las estrellas, los planetas, etc., seguidos por la primera vida vegetal primitiva, luego la fauna, y finalmente los seres humanos - todo bien colocado y nada dejado al azar; una sequencia continua de "causa y efecto". Naturalmente, el hombre no apareció repentinamente un día en su forma actual, sino que tuvo un largo desarrollo detrás de sí y un deber muy especial ante sí. Al contrario de las vidas vegetales y animales, la Creación, el espíritu universal, ha puesto en el ser humano una diminuta parte de sí misma, el así llamado espíritu. Esta entidad posibilita que el ser humano aprenda conscientemente, que pueda desarrollar la razón y que se vuelva consciente sobre el sentido de la vida y la clase y naturaleza del mundo, entre otras cosas. Esta entidad espiritual es inmortal, como todo lo espiritual, y su meta es formase continuamente más y más en el cuerpo humano durante el curso de millones de años, guardando en sí misma el conocimiento y la sabiduría, para un día, en un futuro lejano, volver nuevamente a la Creación, para que así ella misma evolucione aún más, pues así como el hombre tiene que aprender continuamente en pequeña escala, igualmente lo hace la Creación, en gran escala - un proceso que nunca parará.

Y lo que es muy importante: la Creación no "interfiere" ni "se mete" con nada: tampoco castiga ni premia a nadie. No, ella se mantiene absolutamente neutral y simplemente ha puesto en vigor leyes y mandamientos cuyo acatamiento es reconociblemente correcto para personas inteligentes, como ocurre también con todas las otras forma de vida pero en forma instintiva e impulsiva; y dependiendo de cómo el hombre observa o no estas leyes y mandamientos que son una especie de "barrera de contención", de acuerdo a esto, él forma su vida. Esto significa también que cada persona es responsable de sus pensamientos y sus acciones. Además, estas leyes y mandamientos creacionales son reconocibles en la naturaleza y en el cosmos.

Y ahora llegamos finalmente al tema principal:

Un mandamiento creacional dice que cada forma de vida tiene un derecho innato a un cuerpo, a una psique y a una conciencia íntegra (el espíritu, o el ente espiritual, como fragmento del campo puramente espiritual de la Creación, no puede lesionarse ni enfermarse, sino que máximo puede estancarse durante un número de vidas). Por lo tanto no hay ninguna orden o directiva o alguna compulsión que venga de la Creación, que un individuo deba venir al mundo enfermo o lisiado, ya sea por venganza por acciones pasadas (a causa de mal "karma", etc.), o por cualquier otra cosa. No, cada ser humano (y cada ser vivo) debe tener un comienzo justo en su vida, con una oportunidad intacta de una vida buena y próspera. Al contrario del mundo animal imperturbado, donde las criaturas deformes, etc. o son matadas o dejadas a su suerte, etc. para proteger la especie (además, por lo menos hace poco, también en las sociedades y civilizaciones humanas para prevenir una sobrepoblación), con el hombre "civilizado" de hoy es así, que por un lado él obliga las vidas consagradas naturalmente a la muerte a sobrevivir, y por otro lado, él perjudica a vidas por nacer (y nacidas también, obviamente) con su forma de pensar y vivir equivocada y con toda la contaminación ambiental, etc., entre otros. Con su ignorancia y locura, y con un craso egoísmo, el hombre condena a tales recién nacidos perjudicados a un estado vegetativo o al menos a una vida en tutela y a la dependencia de otros de por vida. En lugar de dejarse llevar por la responsabilidad real y la simpatía verdadera - lo que significa ahorrar tal vida a un ser humano y así garantizarle un nuevo comienzo en otro cuerpo ileso - el minusválido es forzado a una vida estancada espiritualmente, o sea, una vida inútil y sin sentido. Yo sé que muchas personas dicen que la enfermedad es necesaria y que los minusválidos son importantes para que uno no se vuelva muy demasiado arrogante, o para poder experimentar la compasión y la simpatía. (Pero para enfermarse o para accidentarse - o para enfermarse uno mismo - para eso el hombre tiene realmente amplias oportunidades en toda su vida! ¡y hace gran uso de ello, verdad?!). Qué enorme insolencia y presunción son tales pensamientos. ¿Quién de aquellos que "sueltan" esos disparates quisiera nacer él mismo siendo víctima del mongolismo, de la hemofília, de la paralización cerebral, o de la encefalía? Yo pienso que ninguna persona normal desearía esto para sí misma, ni siquiera un masoquista.

Y precisamente este punto es el que no veo aparecer en discusiones con padres o con personal de cuidado, etc. Sólo se habla de cuánto se puede aprender de las personas minusválidas, o sea, sólo se piensa en uno mismo. Yo conozco a muchos de tales "minusválidos mentales" (he estado viviendo con tales personas por 10 años bajo un mismo techo!), y no conozco a ninguno que diga ¡me gusta estar incapacitado! Y cuando una persona minusválida que "solamente" tiene una deficiencia física dice que él prefiere ser minusválido a no serlo, o sea que a él o a ella, por ejemplo, le gusta sufrir de osteoperosis, entonces no les creo a tales personas.

Otra ley de la Creación dice que no se debe matar a ninguna persona después de su nacimiento, excepto en casos de defensa propia. Por lo tanto, toda acción de matar a un ser humano, una persona, es un asesinato puro, sea por medio de la pena de muerte, por razones de guerra, por atropellamiento en estado de ebriedad, por envenenamiento, por medio de la eutanasia/muerte asistida, etc. - ¡y también el suicidio! Por consiguiente es así, que todos y cada prójimo minusválido que vive hoy en la Tierra tiene el derecho de seguir vivo. Ninguna persona tiene el derecho de reprochar a estas personas el que estén con vida. Es una "condenable" estupidez y un signo de extrema pobreza de conciencia cuando alguien le reprocha a un minusválido el estar con vida, o que hubiera sido mejor haberlo matado al nacer, etc. Yo me divierto con "mis vecinos", especialmente con los simpáticos mongoloides (¿quién no?!), y he aprendido mucho de ellos. Ocasionalmente me he enojado, pero más he pasado buenos ratos con ellos. Sin embargo, no quisiera cambiar con ellos bajo ninguna circunstancia. No obstante, ellos ya están aquí y es el deber de la sociedad cuidar de ellos, ofrecerles una existencia digna y humana, y dejarlos ir cuando les ha llegado la hora.

Sólo la defensa propia, como se mencionó anteriormente, puede ser una razón válida para que una persona mate a otra, y sólo cuando todas las demás posibilidades han sido agotadas. (Además esta defensa propia no es válida sólo entre dos personas, sino también entre poblaciones enteras, como por ejemplo, frente a la Alemania Nazi con el holocausto o el régimen de un Saddam Hussein, etc.) El acto de matar a un recién nacido o a un adulto fatalmente enfermo, por muy extremadamente lisiado o frustrado que esté de la vida, no es, a pesar de todo, ningún caso de defensa propia. (En la discusión y pregunta, de que si el dejar morir a niño minusválido o el acto de matarlo sean lo mismo desde el punto de vista moral, ya que no hay ninguna diferencia plausible, es la falta de la situación de defensa propia, la que prohíbe que el ser humano mate a un recién nacido o a una persona moribunda.) Ninguna persona puede tomar el papel de juez y mandar matar a una persona o matarla ella misma, excepto en el mencionado caso de la defensa propia.

Lo que sin embargo está permitido, y lo que de hecho es el deber de toda persona, es garantizar que la naturaleza siga su curso allí donde una ayuda (o más precisamente dicho, una desayuda) únicamente extiende el sufrimiento y el dolor, o donde al recién nacido, ya desde el comienzo, no le puede esperar ninguna vida sana (sana en sentido amplio). En tales "casos" se abandonan todas las medidas que extienden la vida.

Como fue mencionado, el cuerpo humano es vivificado por una parte de la Creación que es capaz de evolucionar, es decir, capaz de desarrollarse y de aprender, desarrollándose más y más, vida tras vida, lentamente pero con certeza, y tomando más conocimiento (sólo el conocimiento y la sabiduría lógica) hasta aquel punto en un futuro lejano, cuando el cuerpo material ya no es necesario, y el proceso de aprendizaje sigue, pero sólo en el campo espiritual. (El ente espiritual está unido al planeta donde la persona murió. El así llamado "más allá" es un campo que con relación al tiempo y el espacio corresponde a nuestra realidad, pero simplemente es de una dimensión más fina. En el más allá, el ente espiritual evalúa las experiencias de la vida recién pasada, para al concluir este proceso, volver a nacer. La nueva persona comienza entonces su vida exactamente en el mismo nivel de conocimiento en el que murió la ultima vez.)

¿Cuándo entra el ente espiritual al cuerpo humano? Esto ocurre aproximadamente 21 días después de la fertilización, cuando comienza a crearse la médula cerebral del embrión. Desde ese momento comienza a trabajar la conciencia del embrión y se puede decir entonces que es un ser humano. Por lo tanto se reconoce el objetivo: si es que en los 21 días se comprueba un daño en el ser que se está desarrollando puramente por impulsos naturales, entonces se puede y se debe extirpar la creciente semilla e interrumpir el embarazo. Sin embargo, la ciencia de hoy en la Tierra aún no está tan avanzada que existan pruebas para embarazos de esa edad (se debería poner absolutamente más énfasis en esto). Por eso, el marco de tiempo durante el cual se puede o está permitido realizar un aborto debe ser extendido temporalmente hasta más tarde en el embarazo. Para el reconocimiento de tales daños, lógicamente se debe dar bienvenida al diagnóstico prenatal, y paralelamente, la realización y la promoción de la investigación genética. Cuando digo que se debe promover la investigación genética, se entiende obviamente sólo para el bien del ser humano y todas las formas de vida. La clonación genética de seres humanos ciertamente no cae en esta categoría.

¿Cuáles son las razones justificadas para el aborto?

- En primer lugar, todos los daños corporales, así como del cerebro, la falta de extremidades, daños de los cromosomas (Trisomia):

- La violación sexual también.

- Incapacidad de los padres o de la madre de poder criar al niño (por ser menores de edad, por adicción a drogas u otros productos, deficiencia mental, entre otros),

- Una peligro y un perjuicio para la salud de la madre (incluyendo físico y social) a causa del embarazo;

- Una enfermedad infecciosa de la madre (o del padre durante la concepción),

- Criminalidad de los padres,

- Enfermedades hereditarias, entre otros.

No se debe, sin embargo, permitir el aborto cuando los padres en lugar de una niña quieren un niño (o viceversa), u otras razones puramente egoístas; como por ejemplo, cuando los cónyuges que realmente son capaces de criar niños interrumpen un embarazo porque tienen planeado tomar unas vacaciones, o por haber olvidado tomar la píldora, o por falta de cuidado en el uso de los medios anticonceptivos, etc. En tales casos el aborto es un asesinato. Lo mismo es el caso a partir de aquel punto, donde la ciencia ha desarrollado métodos que pueden determinar perjuicios en el embrión dentro de los primeros 21 días después de la concepción. (Obviamente, también es permitido realizar un aborto después de los 21 días si se comprueba u ocurre un daño después de ese período.)

Aquí tal vez se deba responder a la pregunta: ¿qué se hace con el feto cuando aún vive después de ser abortado? Puesto que no se lo puede dejar abandonado, como se hacía en tiempos pasados (romanos y griegos) en un bosque (o selva), entonces se le debe dejar morir sólo (o también en presencia de otra persona), en un cuarto separado, sin tratamiento, o sea, sin darle agua ni alimento; esto por un lado, con la dolorosa conciencia de que este ser humano debe "irse" nuevamente, pero con la seguridad, de que con certeza absoluta "aparecerá" nuevamente en algún sitio sobre la Tierra, pero entonces equipado con una "herramienta" (un cuerpo) sana.

Naturalmente, también sería muy importante que el hombre de la Tierra se libere de su arrogancia, y que finalmente se bajara de lo alto de su caballo y practicara la autodisciplina, lo que en otras palabras significa que él tenga su capacidad de reproducción bajo riendas y conciba descendientes realmente sólo cuando las circunstancias y las condiciones de vida sean apropiadas. La protección contra el embarazo es el método sensato, no el aborto. No se deben concebir más vidas humanas que ya de antemano son condenadas a la incapacidad, a vegetar y a morirse de hambre si uno afirma ser un ser humano real y verdadero y no simplemente una criatura que se aparea como conejo.

Tarde o temprano, toda persona que es realmente sensata y que por lo tanto piensa humanamente se dará cuenta de que el "aborto" de fetos y de embriones atrofiados yace en el verdadero y profundo interés en la misma "vida por nacer" afectada, y que sólo tal acción significa una compasión real.

Por lo tanto, está claro entonces que no puedo estar de acuerdo con Peter Singer y Helga Kuhse, cuando ellos, en su libro "Muss dieses Kind am Leben bleiben?" ("¿Debe Seguir con Vida este Niño?"), defienden la eutanasia activa. Admito que es un escrito muy interesante. Uno es forzado (si uno se lo permite) a reflexionar acerca de diversos aspectos de la ética, y recibe nuevos impulsos para la reflexión. Sin embargo, lo que se debe reprochar en ambos, o lo que hace que sus argumentos de prueba se tropiezen, es la separación entre el entendimiento ético y la realidad. En otras palabras, la teoría completa flota en un espacio sin aire, porque todo está basado en un entendimiento puramente materialísta de la realidad y excluye totalmente al campo espiritual (si bien porque el mismo no es reconocido y comprobado científicamente). La lógica aparente resulta ser entonces una lógica pretendida, como por ejemplo también, y esto es una lástima, es el caso con el cristianismo, el cual construye su doctrina entera en un libro que, si bien contiene verdades, las tiene, pero sólo en dosis pequeñas. Pero esto es otro capítulo.

Bien, ahora es tiempo de concluir. Espero que no lo haya aburrido mucho.

Con respecto a su referencia acerca del uso de mis líneas: debo rechazar citas o reimpresiones parciales de esta carta en uno de sus libros, especialmente si mi nombre debe aparecer, esto por un lado, porque pueden surgir malentendidos (a pesar de todos los esfuerzos, es una lástima que soy/sería malentendido por muchas personas!), y por otro lado, porque pienso que esta carta realmente es tan corta que deja abiertas muchas cosas importantes.

Quedo a su disposición para responderle cualquier pregunta.
Le deseo entonces un buen otoño.

Muy Atentamente,

Christian Frehner